Trinidad Ladrón de Guevara

Fue la más importante actriz del siglo XIX en el Río de la Plata, una verdadera precursora en la lucha por el posicionamiento de la mujer, tanto en lo personal como en lo profesional.

Su presencia marcó una huella indeleble en una sociedad que surgida de la colonia y de los avatares de las guerras de independencia, avanzaba hacia una ideología republicana.

Pretendemos aquí construir una cronología dinamizada, dar un marco de referencias con documentos de época poco conocidos y aportar una serie de datos recientes, que puedan colaborar en la tarea de dimensionar esta figura borroneada por los prejuicios de una época y el desamparo al que la ha empujado la historia oficial.

Nos interesa ofrecer la alternativa de múltiples miradas, para poder así orientar un posicionamiento contemporáneo que intente ubicar a este personaje en su propio tiempo, mostrar los claroscuros de su entorno, y lograr así descubrir uno o varios sentidos que nos aproximen a esta singular mujer.

Nos proponemos ahondar en tiempos difíciles y fundacionales de nuestra identidad colectiva.

De mirarnos en ese espejo y de reencontrarnos en esos ecos.

Trinidad Ladrón de Guevara por Ariel Mastandrea

Mujer ovacionada en las candilejas de teatros remotos.
Amante apasionada de muchos hombres célebres.
Madre soltera de siete hijos de padres distintos o alternados.
Referente colectivo del arte y el escándalo.

Fotografía tomada en1868 de uno de los medallones pintados al óleo del telón de proscenio del teatro Cervantes de Buenos Aires. En estos medallones hoy desaparecidos, estaban representadas todas las luminarias teatrales del siglo XIX. Colección Museo Histórico del Teatro Cervantes.

El nacimiento y el entorno

Trinidad Guevara nació en la Villa de Santo Domingo de Soriano – Departamento de Soriano – el 10 de mayo de 1798, en la llamada “Casa de los Marfetán”, una de las más antiguas construcciones privadas del Uruguay.

Se trata de un casco de estancia que sirvió durante todo el siglo XVIII y parte del XIX como posta de paso a las carretas y diligencias de la época. En tanto que se desarrollaban allí tareas agropecuarias, funcionó alternativamente como pulpería, depósito de municiones en tiempos de guerra, y como sala de operaciones y de parto para los lugareños en tiempos de paz. La Casa de los Marfetán fue el punto de encuentro entre varias encrucijadas del camino.

“Era el lugar del canto popular, de la guitarreada y el mate, de ollas humeantes para mucha gente y de barriletes y pandorgas en la primavera ventosa. Un caserón con salas de recibo, dormitorios innumerables seguidos en largo corredor, patios, aljibes con parrales, depósitos y sótanos con calabozos. ” –según palabras de la entrevista a Julio Marfetán, descendiente directo de esta antigua familia.

Fue su padre don Joaquín Ladrón de Guevara y Vasconcellos, natural de la villa de Toro, de heroica tradición histórica en Castilla la Vieja y vinculados con la Casa del Duque de Bretaña, como nos informa el genealogista Ricardo Goldaracena. “Ladrón” es una deformación de “larrón” que significa “hombre grande”.

Este castellano viajero, desclasado y aventurero estuvo vinculado como actor y traspunte desde el comienzo a la fundación de Casa de Comedias, uno de los primeros teatros del Río de la Plata .

Su madre fue doña Dominga de Cuevas Bazán, era descendiente de mestizos paraguayos que fueron anotados como “indios forasteros” en el Censo de Santo Domingo de Soriano en 1778.

Infancia y adolescencia

Dibujo de Alphonse D´Hastrel. 1808. El puerto de Montevideo.
Colección Archivo Nacional de la Imagen. SODRE.

La familia Guevara decide trasladarse a la ciudad de Montevideo aproximadamente hacia 1806, lo sabemos porque sus últimos dos hijos fueron bautizados en la Catedral a partir de esa fecha, Juan Francisco (1806) y Gervasia Feliciana (1807). Es de subrayar que aparece como madrina de ceremonia del primero, la célebre actriz de Casa de Comedias, Petronila Serrano, lo que demuestra la vinculación de sus padres con el ambiente teatral de la época.
Eran malos tiempos para una mudanza.

A tres cuartos de siglo de su fundación , la planta urbana de Montevideo se mantenía dentro de sus estrechos límites originarios, en tanto que su población había aumentado considerablemente llegando a unos 15.000 habitantes; 10.000 correspondían al “casco de la ciudad” y 5.000 a sus arrabales, ejido y propios. La mitad o más de la planta urbana no estaba edificada ; la mayoría de sus casas seguía siendo de paredes de piedra o ladrillo y techo de teja . Sólo unas 300 lo eran de azotea , de uno o dos pisos. En las afueras , arremolinándose entre baldíos , pozos y charcos había unas 600 casas de ladrillo o de barro, con techo de paja.

J. Parish Robertson , insertada en sus “Letters on Paraguay” nos ha dejado esta emocionada visión de la ciudad en la época de las invasiones inglesas.

Verano de 1807. Calor tórrido:

“Montevideo es plaza fuerte y regularmente fortificada. En el puerto se veían botes atareados yendo de un barco a otro; se veían bergantines de guerra navegando cerca de las murallas y bombardeando la ciudadela; los cañones eran dirigidos con certera puntería a la parte de las fortificación elegida para abrir la brecha; y el mortero descargaba en parábola mortífera sus bombas destructoras.”(…)

“Desembarcamos aquel día para encontrar que nuestras tropas estaban en completa posesión de la plaza. ¡Qué espectáculo de desolación y miseria se presentaba a cada paso ante nuestros ojos! La carnicería había sido terrible, en proporción al valor desplegado por los españoles y al valiente e irresistible empuje con que las masas fueron dominadas y los cañones silenciados por el inglés.”(…)

“La mortandad era terrible y sin interrupción. Montones de heridos, muertos y moribundos se veían por doquier, y a cada paso encontrábamos literas llevando pacientes a los distintos hospitales e iglesias”(…)

“Un mero campo de batalla no puede contener la mitad de los horrores de una ciudad tomada por asalto. En este caso el dormitorio conyugal y el círculo de familia están igualmente expuestos a la violencia” (…)

“No había más higiene pública en la ciudad que la producida por los aguaceros que , a intervalos , sacaban de las calles los montones de basura . Alrededor de las sobras de carroña, legumbres y frutas podridas, que en grandes masas se acumulaban allí , las ratas absolutamente pululaban en legiones. Si intentaba pasar cerca de esos bandidos formidables o interrumpir sus comidas u orgías, hacían rechinar sus dientes como lobos nocturnos.”

El asalto y toma de la plaza por los ingleses en 1807 y la revolución oriental de 1811, que impuso por dos veces consecutivas un riguroso sito a la ciudad, redujeron notablemente el impulso poblacional fuera de muros; el mismo se reiniciaría luego del cese del dominio español en 1814.
Durante todo este período, Montevideo fue una ciudad hostigada, pobre y hacinada.

Sin embargo, en medio de tanta calamidad había un teatro, un espacio de relacionamiento social donde se iba gestando una nueva cultura.

Dibujo de Alphonse D´Hastrel. 1808. Las azoteas de Montevideo con el fondo de la Iglesia Matriz.
Colección Archivo Nacional de la Imagen. SODRE. 

La Casa de Comedias

Casa de Comedias hacia 1845.
Reconstrucción de Menck
Colección Museos Municipales de Montevideo.

Estaba situada en pleno centro urbano de la ciudad, hoy Calle 1º de Mayo, cerca del Palacio Taranco. Isidoro de María en sus crónicas de “Montevideo Antiguo. Tradiciones y recuerdos”, nos traza un boceto del edificio:

“El frente miraba al este, con dos puertas anchas y bajas para la entrada principal, y sobre ellas tres ventanas con unos barrotes , que hacían de balconcitos para las cazueleras . A la izquierda, otra puerta independiente que conducía a la escalera de entrada a la cazuela. Entre ellas la ventana de la boletería . Interiormente tenía dos órdenes de palcos con sus corredores y la cazuela.

Los palcos bajos en número de seis por lado, sólo llegaban a la mitad de la sala, para dar más extensión a la platea. El proscenio proporcional al local, con tres salidas. Una al norte por la pieza destinada a guardarropía y camarines, otra al oeste en un extremo, en la pieza que servía de depósito , y otra la puertecilla que daba al corredor de los palcos bajos . Además , para facilitar la salida de la concurrencia había una puerta de zaguán al norte , no muy higiénica que digamos , que servía para cierto uso de los hombres. A la derecha del proscenio , en el 2º orden de palcos , se hallaba el destinado al Gobierno , con su cortinaje de damasco , y a la izquierda el del Juez de Fiestas .(…)

“Las lunetas duritas y corridas, no pasaban de la mitad de la sala, quedando el resto de ésta libre para los espectadores de pie , que no podían gastar dos realitos en asiento. El pavimento de ladrillo. Techo de tejuela en forma de rancho, con vigas en el centro, sirviendo como de caballete.”

La Casa de Comedias de Montevideo, así como La Ranchería y posteriormente el Coliseo de Buenos Aires, fueron el lugar de las primeras exploraciones del hecho escénico en el Río de la Plata.

En esos espacios de la sociabilidad y el entretenimiento, se representaron con aprobación popular las primeras comedias, se hizo su lugar el sainete criollo, se introdujo la loa escénica y las tonadillas españolas, se mezclaron las mojigangas con los títeres y la magia, los malabarismos con las manifestaciones de fuerza y -alternativamente- todos aquellos géneros relacionados de una u otra forma con el circo.

En 1815 , Trinidad Guevara ya está vinculada a la Casa de Comedias como actriz secundaria , posee una buena voz y figura , canta y baila junto al joven actor Juan Casacuberta. Su ductilidad la hace apta para interpretar cualquier tipo de rol de dama joven, tanto en drama como en la comedia y el sainete.
El público aplaude y se le augura un prometedor futuro en el teatro.

Don Manuel Oribe

De pronto surge la notoriedad.
Con diecisiete años, Trinidad, la hija del “2º apunte y archivero Joaquín Guevara” atrae la atención de todo Montevideo .Se comenta su relación amorosa con el Capitán de Cuerpo de Artillería, don Manuel Oribe, de veintitrés años, hombre galante que usa frondoso bigote a la turca al que la joven gusta peinar con sus dedos en público.
Resulta claro que la actividad de Trinidad Guevara como mujer independiente es mirada con desconcierto y recelo por parte de la sociedad. Por otra parte los sueldos del teatro son bajos y dado que la situación del país es caótica, los estrenos no abundan.
Para colmo, la actriz abandona la modesta casa paterna y decide irse a vivir sola a una mansión: “…con muchas ventanas , muchos cuartos y ni un solo mueble , ni estufa, ni cortina, ni nada de nada ”-según relata Salvador García – en la bahía de Montevideo.
Era una casa que había pertenecido a un español “emigrado”, un tal Vicente Cal, que luego de la independencia fue confiscada y entregada por el Cabildo a beneficio de orientales.
Fue una posesión privilegiada que sirvió de marco a su romance con Oribe, pero atrajo envidias y un pleito.

Retrato del primer amante de Trinidad Guevara:
el Brigadier General Don Manuel Oribe.
Colección Museo Rivera. Montevideo.
  

Existe un folio de varios legajos por desalojo del año 1815. Se trata de una querella elevada al Cabildo por Salvador García, quien por medio de tres instancias ante la “Comición de Propiedades Extrañas” intenta quedarse con la casa, aduciendo en beneficio propio, calidades morales y buena civilidad.

Lo interesante de la serie de estos documentos es el tono, la vehemencia y el menosprecio del litigante ante la figura de la joven actriz, a quien él descalifica con los epítetos de “Farsanta”, “Cómica”, “Primera Dama del farsante teatro”y “Comedianta”, entre otros.

Es seguramente el primero de una serie de acosos que tendrá que soportar y no el último de una serie de pleitos que tendrá que perder.

He aquí el folio 3º ante el Cabildo:

“Haviendo yo echo presente a V.E por Tres distintas ocasiones guardando de unas a otras prolongados intervalos de tiempo , la urgente necesidad en que me hallo de pasar a vivir a la Caza que corre hoy por cuenta del Estado y se halla ocupándola la farsanta Trinidad ; por otras tantas fue resuelto que la Comición de propiedades extrañas hiciese intimar a aquellas su ebaque ; más sin embargo de tan repetidas ordenes e intimaciones yo me hallo aun sin haber logrado el fruto de mi solicitud en que por las razones aducidas en mi oficio del 14 del corriente se interesa también el mejor desempeño de las funciones de mi Empleo , que deben ceder en beneficio del Estado mismo.

Avista de una morosidad tan notable, y entre las perplejidades de cual sea su causa , me resuelvo a creer que la enunciada cómica , acaso habrá llegado , con error grueso ,a persuadirse que los fueros de Primera dama del farsante teatro le autorizan para dejar ilusorias las justas determinaciones del Gobierno sobrado atrevimiento e insolente audacia , digna a la verdad de rigoroso castigo. La Comición de vienes extraños ha llenado por tres veces las ordenes del Superior Magistrado haciendo intimar a la comediante el desalojo de la caza, y esta no le executa, no obedece, ni respecta la alta investidura de tan Recto Tribunal. ¿Qué resta Señor Exmo. Sino hacerle conocer con la aplicación del correspondiente castigo su desmedido e impávido atrevimiento?
Yo espero pues que la última resolución de V.E. se extienda a mandar hacer el lanzamiento de la caza sin perdida de momentos ni la menor consideración , respecto a que así lo exige la obstinada resistencia de la mencionada Cómica que toca ya en remarcable menosprecio mío.
Dios guarde a V.E. M- Montevideo, Agosto 24 de 1815. Exmo. Señor. Salvador García.”

El Cabildo remite como respuesta dos encendidos legajos para ejecutar el desalojo de la adolescente.

Copiamos el último aquí por considerarlo una pieza inefable del discurso conservador en tiempos de Otorgués:

“Una de las bases sobre el que todo Gobierno culto e ilustrado fixa la estabilidad su progreso esplendor y estabilidad es el orden que debe mantenerse como el más sagrado deber de sus deberes , en la preferencia y distinción de todos aquellos virtuosos miembros que componen el estado , cuerpo político de su dependencia de cuyo exacto y escrupuloso cumplimiento como nos lo acreditan las historias más felices han sucedido los más felices resultados, debiendo a su influxo los grandes emprendimientos toda su grandeza y opulencia.

A esta preciosa máxima que ha adoptado este Gobierno desde los momentos de su ingreso en el , ha debido el acceso que ha prestado a la solicitud del Ciudadano notoriamente de esta clase Salvador García (Comandante del Resguardo) referente a que se le auxiliase con una de las casas pertenecientes al Estado , exponiendo a su logro que esta convenía fuese inmediata al Muelle con el objeto de llenar mejor las funciones de su encargo y de consultar la mejora de su subsistencia en razón de estar a medio sueldo .

Persuadido este Gobierno de la naturaleza de esta solicitud de el bien particular de su objeto y de la conveniencia en los fines de su mejor servicio, providenció en orden verbal a esa Comision con reiteración para que hiziese desalojar a la farsanta Trinidad la Casa del Estado que habita respecto a ser la mas oportuna para vivirla . V.S. en efecto , persuadido como miembros honorables de este mismo Govierno y animados de su mismo impulso cumplieron su orden con repetición pero esta Farsanta con escándalo remarcable , y con la misma ha burlado sus ordenes, según en 3ª reclamaciones expone el virtuosos Garcia y siendo este procedimiento en notorio agravio y vexamen de la representación de V:S: y depresivo de la alta fe de este Gobierno no prevengo a V:S: que inmediatamente proceda a hazer su desalojo persuadido de que su zelo por el mejor servicio no dara lugar a que este Gobierno no tome por si mismo la realización del indicado desalojo.

Dios Guarde a V:S: Sala Capitular y de Gobierno de Montevideo , 29 de agosto de 1815 a los señores de la Comision de Propiedades extrañas.”.

Trinidad Guevara pierde el pleito y debe abandonar su hogar. Se le da una indemnización de cuarenta pesos. Han sido hallados tres documentos que permiten el seguimiento en los meses posteriores, lo que nos da la idea de que hubo dificultades para cobrarlo y que Trinidad, porfiadamente, entabló diferentes demandas para lograrlo.

Casa de Comedias, que estaba bajo la administración del Cabildo, cierra sus puertas y se procede al remate público. Se transformará en El Coliseo, el que igualmente permanecerá cerrado por falta de recursos bajo gerencia particular.

Las sillas de la Trinidad

La Lic. Eneida Sansone descubrió – según creemos- una de las piezas claves en la reconstrucción de la vida y personalidad de Trinidad Guevara en estos primeros tiempos de juventud. Consiste en un legajo-adjunto del Inventario del Coliseo luego de la liquidación de Casa de Comedias. El tema es la apropiación por haberes de deuda.

Son apenas unas breves líneas reveladoras y transparentes.
En el folio 122 encontramos:

“Montevideo, Noviembre13 de 1816
Ración o imbentario de los enseres y utiles que hallan a cargo José Corral, según consta en folios 122, solo falta las seis sillas inglesas por aberlas tomado la Trinidad por cuenta de su haver atrasado que le adeuda la Casa del Coliseo en tiempo que ha Estado por cuenta del Excelentísimo Cabildo y la docena del país por haverse mutilado.
Firma y rúbrica : Estrada”.

Aclaración pertinente:

“La Trinidad”-obsérvese el tono de familiaridad- ha tomado entonces “seis sillas” por concepto de deuda de jornales atrasados.
Pero no se trata de sillas comunes. Las sillas “a la inglesa” eran pesadas estructuras de madera tallada tipo trono. Estaban rellenas con crin de caballo o lana, forradas en terciopelo o damasco y tachonadas en bronce con apliques diversos.

A estas “sillas”se las consideraba un lujo y formaban parte de la decoración de los grandes salones. En el teatro se las utilizaba en lugar de destaque y eran usadas por gobernadores o cabildantes en época de estrenos o eventos nacionales.

Fotografía de Silla a «La inglesa» restaurada.
Mobiliario usado en los salones patricios y en las representaciones de Casa de Comedias. Circa 1800.
Colección del Museo Romántico de Montevideo.

En un inventario resulta curioso – y también irónico -la mención de que falten además las sillas correspondientes a “la docena del país por haverse mutilado”.

Es un inventario adjunto más bien de lo que está ausente, no de lo que existe y puede ser evaluado. El responsable anota unas ausencias que seguramente están registradas en otro documento, se salva de responsabilidades e intenta dar explicaciones.
¿Candidez o astucia? ¿Solidaridad y ocultamiento en el teatro? ¿No es acaso una ambigua declaración que desvía y al mismo tiempo protege a la actriz de posibles futuros problemas?
Podemos no ponernos de acuerdo en estas hipótesis, pero lo cierto es que en materia de inventarios, ayer y hoy, faltan una docena y media de sillas, ya sean éstas “del País” o “Inglesas”.

Sin duda, la manipulación de estos muebles generó inconvenientes .

¿Se trató de una mudanza a plena luz del día? De acuerdo a las ordenanzas de la época debería haber sido así y dada la ubicación del Coliseo- pleno centro urbano de la ciudad – no podía pasar desapercibida y generaría comentarios.

Subrayamos que Trinidad Guevara estaba embarazada de 6 meses a los 18 años y ha sido desalojada de su hogar en un pleito público deshonroso. No estaba casada y no tenía trabajo y muy pronto abandonaría el país junto con su amante. Por otro lado necesitaba urgentemente dinero, cosa que le sería difícil conseguir, ya que además era “cómica”, “farsanta con escándalo remarcable que ha burlado las ordenes de la ley” y “merece el menosprecio público”.

Según creemos se trata del más antiguo documento americano donde aparece la mujer reivindicando sus derechos civiles. Estamos hablando del más clásico de los derechos laborales, el de cobrar por el trabajo que se nos adeuda. Trinidad Guevara lo hace más allá de las posibles discrepancias en tribunales. No necesitará de intermediarios, excusas o dilaciones, lo ejecutará “In Res Manu”.

Sin duda, el símbolo de las reivindicaciones de las feministas orientales – y no sólo orientales – debería ser una silla.

La soltera Trinidad

El 21 de febrero de 1816, fruto de los amores con Oribe, Trinidad Guevara da a luz una niña, según lo consigna una partida asentada en uno de los libros de la Iglesia Matriz descubierta por Silva Valdés.
Su nombre: Carolina Martina .
En esa anotación, la niña aparece como “hija legítima” dato inexacto, ya que no había vínculo matrimonial entre los padres que aparecen como “naturales de esta ciudad”, otro dato inexacto.

Fue padrino de la ceremonia: Gabriel Antonio Pereira, futuro presidente de la República, lo que da un contexto singular al acontecimiento y nos habla de la proximidad con vínculos de la intelectualidad política que ya tenía la pareja.
Una madre soltera avanzando por el atrio de la Catedral para bautizar a su hijo y rodeada de un grupo de hombres y mujeres de cultura era algo insólito para la época.

El exilio

El 20 de enero de 1817 se produce la entrada a Montevideo de las tropas portuguesas al mando de Lecor. Bajo palio desfilan y pasan por el portón de San Pedro recibiendo las llaves de la ciudad de manos de los cabildantes.

Un observador norteamericano, E.M. Brackenridge, quien viajó en 1817 a Montevideo en la fragata “Congress” nos relata cómo lo vio en ese entonces:

“Por todas partes se presentaban trazos de la rapidísima decadencia de esta ciudad últimamente populosa y floreciente. Las casas, en su mayor parte desmoronándose o desocupadas, callejas enteras deshabitadas , excepto los cuarteles . En las calles más frecuentadas eran pocos los que se veían que no fueran soldados, o acaso una mujer vestida de negro , escabulléndose hacia alguna capilla para rezar el rosario . Parecía que allí se hacían pocos o ningún negocio en ninguna parte, ni aún en las pulperías o tiendas. La ciudad realmente parecía que hubiere recibido la visita de una plaga.”(…)

“La ocupación de esta ciudad por el general Lecor, con la división principal de cinco mil hombres, que desde entonces ha sido reforzada , puede considerarse como el golpe final. En ocho años la población se ha reducido por lo menos en dos tercios , muchos de los principales habitantes se han ido , la propiedad- hasta un monto inmenso- en los encantadores suburbios que contenían mayor población que la ciudad , ha sido destruida , y el valor del remanente , reducido a una simple bagatela. En realidad no hay más que una guarnición con algunos pocos habitantes hambrientos que son vejados y hostilizados por los militares . Me han dicho que no obstante esta miseria , hay aquí un teatro , y que las tardes se pasan en bailes y danzas , quizás por falta de otras preocupaciones ; actos exteriores que no siempre son indicios de corazón”

El 7 de octubre de 1817, Trinidad Guevara y Manuel Oribe se embarcan en la nave “Astrea” rumbo a Buenos aires , según consta en la partida respectiva ( Registro de Pasajeros de Aduanas del Archivo Nacional de Montevideo) La niña quedó al cuidado de sus abuelos maternos.
El romance aparentemente quedó trunco al poco tiempo.
Trinidad Guevara a los 19 años permanecerá sola en esa ciudad tratando de instalarse en el teatro; Oribe retornará a la Banda Oriental donde concretará su primer sitio a la ciudad de Montevideo y colaborará en el fin de la dominación luso-brasileña.

La ciudad de Buenos Aires alrededor de 1820

 Un visitante inglés –Mister Jones -que la visita en viaje de negocios por esa época nos relata sus impresiones recogidas por Beaumont:

 “ Al amanecer sólo pueden advertirse en las calles algunas ratas en busca de comida, porque los nativos no son muy madrugadores. Un poco más tarde, las calles comienzan a poblarse de vendedores ambulantes. Las primeras en aparecer son las carretas de los pescadores que regresan de la playa cargadas de pescado fresco que llevan al mercado. Luego aparecen los aguateros.
¡No me van a creer lo que digo!, pero en Buenos Aires el agua se vende,y bien cara por cierto, porque el agua de los pozos es salobre y no se puede consumir. Los que pueden disponer de algún dinero, realizan en sus patios profundas excavaciones para construir los aljibes, donde por medio de cañerías colectan el agua de lluvia. Pero los más pobres se ven obligados a comprársela a los aguateros. A pesar que cargan las cisternas en las orillas del río, el agua no es cristalina y necesita estar en reposo por veinticuatro horas para poder ser bebida. Para purificar más rápido el agua yo ponía un pedazo de carbón en las tinajas.

Era increíble, los vendedores continuaban desfilando por las calles montados en sus caballos ofreciendo sus productos, frutas, panes, aves. Los lecheros, generalmente niños o jóvenes hijos de los chacareros de los alrededores traían colgando a cada lado del animal, tarros cargados de leche. También recorrían las calles los trabajadores que se dirigían a sus talleres y las lavanderas negras o mulatas que iban hacia la playa llevando la ropa, el jabón y la tabla para refregar en enormes fuentones sobre sus cabezas y en una de sus manos la pava para calentar el agua para el mate, porque tanto ellas como los otros trabajadores del país, nada hacen sin sorber su bebida favorita.
El mercado, ubicado en la Recoleta, sorprende a cualquier extranjero.
Ocupa un espacio cuadrangular con pequeños locales alineados uno al lado del otro, en donde se establecían los vendedores de frutas, carnes y verduras. Allí, se podía encontrar pescado de buena calidad y a bajos precios, legumbres, batatas, calabazas, perdices y todo tipo de frutas, melones, duraznos, uvas, higos. La carne vacuna era traída desde los mataderos, que se encuentran en las cercanías de la ciudad, diariamente por los carniceros para ser vendida en trozos. Aunque la producción local no podía competir con los productos europeos, porque la gente de Buenos Aires compraba casi todo a Inglaterra, algunas manufacturas tuvieron cierto desarrollo, como la fabricación de fideos, carrozas, peines, baúles, colchones y catres, de velas, de jabón. También se habían desarrollado los saladeros, pero requieren la inversión de grandes capitales, los extranjeros se han dedicado a esta actividad tan ventajosa y mantienen un vivo comercio con Brasil, Cuba y las islas de Cabo Verde donde sirven de alimento para los esclavos.
Por las calles, también se confundían en el aire distintos idiomas, son los apurados hombres de negocio, de todas las nacionalidades a los que los lugareños llamaban “gringos” o “carcamanes”.
Pasado el mediodía, al dar el reloj las dos, se retiraban los vendedores y carreteros, cerraban todos los negocios. Las calles quedaban desiertas, todos volvían a sus casas… era la hora de la siesta. Por la tarde, los negocios, comercios y toda la actividad se desarrollaba desde las cinco hasta el atardecer. A medida que se iban encendiendo los faroles, las señoras comenzaban a salir de sus casas para recorrer las tiendas.
Abuelas, hijas, nietas, tías, iban todas acompañadas de sus criadas. Entraban en una tienda, hacían desplegar, telas, peinetas, abanicos y luego se retiraban sin haber comprado nada para repetir la operación en otra tienda.
Continuaban su paseo, se detenían a conversar con otras familias y muchas veces, se dirigían a pequeñas tertulias de animada conversación, donde eran cortejadas por muchos galanes.
A veces, alguna señora se sentaba frente al piano para ejecutar alguna pieza y cantar. También a veces, se bailaban minuetos y contradanzas españolas. Alrededor de las diez de la noche regresaban a sus casas y las calles volvían a estar quietas y solitarias. A esa hora, los caballeros continuaban en los cafés, donde se reunían para jugar a las cartas o al billar. Apostaban enormes sumas de dinero y permanecían allí durante muchas horas .Lo que contribuye a la falta –muy lamentable- de hábitos hogareños entre la población masculina.”

 El mismo viajero nos habla de lo que ve en el teatro (Coliseo Provisional) de una manera no muy entusiasta por cierto:

 “Los entretenimientos y diversiones en Buenos Aires son muy escasos. El teatro suele ser la principal diversión tanto para nativos como para extranjeros. Está situado en un punto céntrico, a tres cuadras de la plaza. Es un edificio sencillo y su interior es naturalmente muy distinto al de los teatros londinenses, porque tiene aspecto muy humilde y sucio. […] El decorado y los trajes son bastante malos […] El teatro es uno de los lugares donde se podía disfrutar viendo los hermosos ojos negros de las porteñas bajo las mantillas que cubrían la cabeza y parte de su rostro. Hacían hablar a sus abanicos a través de movimientos hechiceros, logrando acercar o distanciar a los galanes.”

En este teatro“humilde”y “sucio” con el decorado y los trajes “bastante malos”fue donde se mezclaron los sainetes nacionales con las tragedias francesas mal traducidas; los actos de magia y los minués con el informe de una ciudad sitiada ; los entremeses circunstanciales con tonadillas cantadas y títeres con coros de óperas improvisadas.

De aquí, surge de pronto la proclama del nuevo ideario republicano y democrático.

Grabado alemán de la ciudad de Buenos Aires. Circa 1820. Editado en secuencias seriadas por Shutter & Lermann.
Colección Carlos Artagaveytia. Montevideo. 

La Trinidad en el teatro de Buenos Aires

Trinidad Guevara en muy poco tiempo es reconocida en la escena bonaerense. Ella va a formar parte de una generación que junto a artistas como el director , actor y autor teatral , Ambrosio Morante y el más famoso actor del siglo XIX , Juan Casacuberta , intentarán crear un nuevo tipo de teatro con una identidad y una filosofía nacional .

Un importante memorialista argentino , José A. Wilde , en su obra : “El teatro en la época de Rosas” , describe a Trinidad Guevara en el papel de “Dido” en 1820 , obra de Juan Cruz Varela:

“…..se trata de una mujer interesante, sin ser decididamente bella; de muy esbelta figura , finos modales y dulcísimo voz; pisa con gallardía las tablas y tiene lo que se llama posesión del teatro ; había llegado a ser , y con razón , la favorita del público”(…) “Sobre la primera actriz criolla aparecida en los escenarios porteños se formó en torno a su personalidad un marco legendario que toca los límites de lo inverosímil . Tenía noción cabal de las sutilezas propias de la paradoja del comediante , poseía la medida del oficio , señalando una avanzada renovación frente a la vieja escuela española”.

Basado en las referencias del conde de Schac , el hitoriador Mariano H. Castagnino , nos traza una semblanza:

“Trinidad es una avanzada , frente a estas expresiones tardías del viejo teatro dramático español , en el cual se habían formado todos los cómicos de entonces . Su naturalidad sentó cátedra.”

En la “Historia del Teatro Argentino” de Mariano G.Bosch se llega a conclusiones aún más entusiastas :

“Tenía el más espléndido metal de voz que podía poseer criatura humana, que asombró a su época .
El público la adoraba como los negros adoran a la luna.”

El nuevo espacio de lo teatral y el surgimiento de un nuevo ideario

Podemos reconstruir el contexto en el que se hacía teatro en el Río de la Plata en este período.

Tanto en Montevideo como en la ciudad de Buenos Aires, existen muchos documentos que nos remiten a la creación de las primeras cooperativas y también de los primeros intentos por construir figuras de agremiación y de defensa de los intereses relacionados con las Artes del Espectáculo latinoamericano.
Estos materiales nos hablan de una clara articulación del movimiento, de una cierta perspectiva ideológica y de las fuerzas y contradicciones que se desarrollaron alrededor del hecho escénico.

Las preguntas de: ¿qué hacer en el teatro?, ¿cómo lograr sobrevivir sin un presupuesto fijo?, ¿qué teatralidad? , ¿qué naturalidad?, ¿ una realidad?, ¿cuál realidad?, ¿qué repertorio? ya están en la discusiones de esta época .

En medio de un clima efervescente se copian, deforman y compran textos, comienza una actividad de creación nacional, se improvisa y se desespera por no encontrar los medios expresivos y financieros que logren puestas de mayor jerarquía estética.

Lo de siempre.

Pero hay que considerar que el teatro fue un lugar de gran convocatoria pública durante todo el siglo XIX, espacio de pertinencia desde donde se estaba construyendo una nueva identidad, un nuevo relacionamiento social que desembocará en una nueva sensibilidad más allá de los centros de poder de la Iglesia y el Estado.

Moral, moralina y sus distintas estrategias

El teatro es un lugar donde se manejan grandes tensiones.
El uso de la máscara exige una personalidad capaz de soportar altos conflictos.
Para poder sobrevivir en este ambiente se hace imprescindible poseer voluntad, carácter y un cierto empecinamiento.

Alrededor de 1820 Trinidad Guevara parece llevarse muy mal con otra actriz, la señorita Ujier -o Ugier- , el público lo sabe, se conmueve con el escándalo y toma colocación poco a poco en una problemática nueva.
Veamos la mirada en contraste que nos da Arturo Capdevila en “La Trinidad Guevara y su tiempo”de estos dos personajes:

“La señora Ujier era en todo y por todo una persona muy moral . Pero muy moral . Lo que se dice muy moral. La señora Guevara, en cambio, no cultivaba el género ….”
“La señora Ujier amaba y frecuentaba las iglesias. De ida o de vuelta cumplía devociones en la Merced, que le quedaba al frente. La señora Guevara acaso de tarde en tarde, bien que lo pudiera ejemplarizar a la otra con su fervor. La señora Ujier vivía un destino teatral oscuro y pobre, y no era menos mortecino el brillo de su vivir cotidiano. La señora Guevara, entretanto , era la heroína de los grandes papeles , y en la vida real discurría aureolada de un halo de poesía y romántico amor.”

El propio Juan Cruz Varela, uno de los dramaturgos más conocidos de la época, escribía con relación del estreno del “Aristodemo” de Cabrera Nevares estos motivos sensuales sobre Trinidad Guevara que se volvieron célebres a nivel de corrillo popular:

“Miel , ardor y muerte
Tu labio derrama ,
Quien te oye y no te ama
Corazón no ha….”

La actriz causa sensación al entrar en escena montada a caballo en una pieza de “moros y cristianos” y en “Pablo y Virginia” lleva ajustados pantalones de seda amarillos al interpretar el papel masculino.
Se trata de verdaderas audacias escénicas para aquellos tiempos. Pero no es sólo eso.

El personaje que nos interesa avanza esquivo en primer plano mostrando un detalle singular .

La Trinidad gusta de llevar al cuello en sus presentaciones un medallón con el retrato de su amante de turno. El retrato que conservamos de juventud de ella lo lleva y sabemos que era moda de su tiempo:

“Las damas se arreglaban con esmero en tanto sus ropas y el cuidado de su aseo. Las mantillas cubrían parte de la cabeza y hasta sus ojos. Que hasta había algunas que solo miraban por uno. Para realzar el cuello y en confianza, se usaba aderezo de cinta con medallón de imagen, de marido o pretendiente. Si estaba vivo significaba que estaba pronto el pájaro, en mujeres solteras no se usaba jamás retratos de difuntos “- según dice Margarita S. de Artagaveytia en sus recuerdos.

Se trataba de una pintura hecha a mano sobre porcelana o cartón y cubierta con portal de vidrio; una miniatura oval heredera de las tradiciones hispano-flamencas que tuvieron amplia acogida dentro de las clases altas durante la colonia y la independencia americana. Usarlos con un retrato de hombre, significaba publicitarlos y al mismo tiempo – por un sistema de acuerdos sociales – reconocerlos en relación con su portadora.

Don Manuel Gallardo

Al retrato de Manuel Oribe le sigue otro Manuel – que parece también “tener pronto el pájaro”-: Don Manuel Bonifacio Gallardo y Planchón, personaje vinculado a los círculos de Rivadavia, abogado, dueño de un periódico y futuro constitucionalista de la República Argentina.

Fotografía realizada a fines del siglo XIX de retrato sobre porcelana pintada instalada en medallón. Don Manuel Gallardo y Planchón.
Colección Archivo General de la Nación. Buenos Aires. 

Wilde y Bosch nos informan sobre el primer acto de esta comedia real de enredos:

“Trinidad entró al teatro a fines del año 16, muy joven aún pero muy estudiosa e inteligente: haciendo papeles de criada se reveló. Un año después los protectores del teatro la tomaban bajo su amparo, dándole ocasión de progresar en un arte para el que la naturaleza tan bien la había dotado. Trabajó ya con éxito en los años 19 y 20 llegando a hacerse la favorita del público. Es un hecho que anduvo enredada en una intriga de amores con uno de los hombres más conocidos de la época , el cual sostenía furiosas discusiones en los diarios con cuanto se permitían hablar de ella. El clérigo Castañeda por más apasionado que fuera en propaganda estaba en lo cierto al asegurar que usaba el medallón colgado al cuello con el retrato de aquél , pero el público quería tanto a la artista que la reclamaba a pesar de todo.”

El 26 de mayo de 1821 el Argos publica una extensa nota titulada “Coliseo” donde critica la representación de una obra y en uno de sus párrafos dice que :
“En el papel de princesa se descubrió una señora que solía antes ocupar un palco y en otro palco de abajo se advirtió a la Trinidad que antes desempeñaba ese papel”, y aconseja a ambas trocar los roles.

Wilde y Bosch subrayan sobre el asunto:
“Era tan grande el cariño por ella que cuando fue reemplazada por la Ujier hostilizaron a ésta de tal modo con risas y siseos insolentes que hubo de retirarse del teatro. Cierta noche que se daban Los hijos de Edipo y que la Guevara presenciaba la representación desde un palco , las manifestaciones llegaron al colmo ; el público en masa , en cualquier pasaje en que había sobresalido , clavaba en ella los ojos , no tanto para leer sus impresiones o cerciorarse si aprobaba o desaprobaba la interpretación que la otra artista daba a dicho pasaje, sino para significarle con ese ademán que estaban todos de acuerdo en que no aceptaban aquella interpretación y sólo la suya era la de su gusto”

El incidente a nivel teatral concluyó con el retiro de la Ujier, su definitivo alejamiento de las tablas y la Trinidad retornó a su papel de princesa.
Pero el asunto no estaba terminado, era el fin del primer acto.

La Asamblea de las 500 y el “Inquisidor”

En el segundo acto aparecen en acción un grupo amenazante de damas argentinas, católicas y fanáticas que publican libelos injuriosos de amplia tirada y están lideradas por un clérigo con fama de inquisidor: Fray Francisco de Paula y Castañeda .
Esto dice la leyenda.
En realidad se trató de un simple monje franciscano de la observancia que se dedicó con saña a perseguir a todo aquel que no comulgara con los estatutos fundamentalistas de la iglesia católica.
Era un cura de armas a tomar, disfrazaba sus escritos con supuestos envíos de lectores y amenazaba con diatribas.
El nombre del periódico es por demás claro en sus pretensiones y en sus desvaríos: “El Despertador Teofilantrópico Místicopolítico”.
Sin embargo era muy leído.
El 20 de junio de 1821 la Secretaría de la Sala de las 500 “envía” una carta al periódico y éste publica lo siguiente:

“No ha sido no , Sr. Misticopolítico , la poca aptitud de la Ugier para cómica , quien promovió la montonera que se ventila . El grande partido , que en calidad de mujer tiene la Sra. Trinidad Guevara entre los sectarios del materialismo , ha sido quien la ha elevado por segunda vez a las tablas con depresión del decoro debido a la Sra. Ugier , para perpetuar desde allí la ilusión de los encantos mujeriles con que esta fantasmagórica deslumbra y aturde a sus devotos sensuales.”(…)

“Todas las naciones , aún las más civilizadas han tenido mujeres prostituídas, y sabemos que este infame comercio en algunas de ellas llegó a elevarse hasta hacer un precepto de religión . Las sacerdotisas de Venus ofrecían diariamente a esta diosa un sacrificio análogo a su culto , La sagrada Biblia nos enseña que los judíos tenían sus meretrices ; y la historia de los romanos nos pone por delante los lupanares , o casas donde se extinguía la sed rabiosa de la sensualidad : Mas si registramos los códigos de estas mismas naciones , encontraremos que no se miraba con indiferencia la liviandad mujeril cuando ella se atrevía a perturbar la paz de las familias o a manchar en un momento de flaqueza el santuario del tálamo nupcial”(…)

“Nosotras leemos en efecto que los romanos , los griegos , y aún las naciones más salvajes arrojaban de su sociedad a las mujeres que intentaban llevar por los lugares públicos al vicio en manera de triunfo ; o que se esforzaban a excitar con sus adornos femeniles deseos que no tenían , placeres en los que su embrutecimiento no obtenía la menor parte .La Trinidad Guevara es una mujer , que por su criminal conducta en esta materia ha excitado contra sí el odio de todas las matronas , la execración de todos su semejantes . Su impavidez la arroja hasta presentarse en las tablas con el retrato al cuello de uno de sus aturdidos amasios (sic.), que desatendiendo los sagrados deberes de su legítima esposa , y familia , vive con esta cómica de una manera harto humillante”(…)

“Ojalá , Sr. Teofilantrópico , los desórdenes de la cómica Trinidad Guevara no se hubieran hecho tan trascendentales , y perjudiciales a muchas de las familias que componen este noble vecindario . Pero nosotras sabemos que existen no pocas casas llorando unas el extravío de sus hijos; otras las ruinas de sus caudales ; otras ocupadas continuamente en la extinción de la pestilencia y mortífera lue (sic) venérea que les ha introducido para azibarar sus más inocentes y apetecidos favores.”(…)

Retrato caricaturesco con forma de medallón de Fray Francisco de Paula y Castañeda aparecido en un periódico de época.
Registro que forma parte de la Colección herederos de Teodoro Klein. Buenos Aires. 

“Contra esta Ana Bolena montevideana desea la honorable asamblea de las quinientas, que usted ejercite los rasgos misticopolíticos de su pluma, para que esta amable sociedad se vea libre de una cloaca de vicios e inmundicias. Nosotras tenemos un derecho para exigirlo de V. y V. lo tiene para reclamarlo del gobierno, cuya primera obligación es la conservación de este pueblo . Salus populi suprema est”.

El golpe ha sido feroz. En un principio hubo estupor público en Buenos Aires, luego la acción se da con otro decorado : Trinidad Guevara se retira de la escena como protesta y el gobernador Martín Rodríguez – meses después y por otros motivos – destierra al “sacerdote periodista” a la frontera .
El público reclama insistentemente la aparición de la actriz y atiende los resultados.

Silencio hábilmente auscultado entre bambalinas.
Finalmente se da a publicidad en hoja suelta y firmado el siguiente texto que nos ha llegado mutilado:

“Exposición de este Coliseo de doña Trinidad Guevara a consecuencia del libelo infamatorio publicado en el nº 60 del Teofilantrópico:

Público respetable : La agresión tuvo por causa el propósito de defender el decoro de la Sra Ugier (….)
y un periodista sacerdote ha venido a ser el sacrificador , Así se me ha calumniado en un papel que bien podría servir de tumba a la libertad de imprenta en el país más fanático de ella . Según el autor yo pertenezco a las furias , no a las mujeres .
Pero ¿ he dicho cosa alguna contra esa señora Ugier?

¿He obrado yo contra ella o ha sido el mismo público? Y aunque fuere justo vengarse de mi ¿sería preciso que un periodista sacerdote fuera el sacrificador y la gran Buenos Aires el templo donde yo fuera sacrificada?”(….)

“Enemigos tan miserables , cobardes y viles cuanto son de enmascarados , yo espero en vano que se quiten la máscara , o al menos muestren las armas con que hieren . Lo sé muy bien , pero yo debo esperar por satisfacer al menos a un público que me ha distinguido tanto en mi profesión y a quien se asegura que tanto he ofendido con mi conducta. Espero pues hasta un término regular. Pasado este , yo me veo precisada a regresar al lugar pobre donde nací; y cuando no lleve allí la satisfacción de haberme vindicado de calumnias tan atroces como yo quisiera , llevaré sí la de que su misma deformidad las hace inverificables en cualquier mujer; que ellas han sido levantadas por una negra venganza ante un pueblo ilustrado ; y que por los conocimientos de mi persona y por su penetración reputará como una mujer no criminal sino infeliz a Trinidad L. de Guevara”.

La línea final que llega hasta nosotros es sencillamente la voz de una mujer profundamente conmovida.

Se trata del único documento que conocemos en donde aparece la firma completa del personaje con la “L” paterna de Ladrón que le da pertinencia histórica.

Inmediatamente después de este suceso la carrera de Trinidad Guevara se eleva hasta alcanzar su cenit, trabaja incansablemente, viaja en giras, participa de la creación de diferentes cooperativas teatrales y es reconocida como la principal actriz de su tiempo en el Río de la Plata .

Su repertorio

Conocemos parcialmente los títulos de las obras que logró llevar a escena. La actividad que desarrolló nos habla de un constante cambio de estéticas y de escuelas teatrales; constituye un verdadero paradigma en tiempos del fin del neoclásico y comienzos del romanticismo.
Entre las obra en las que actuó mencionamos:

“Otelo” y “Hamlet” de Shakespeare ; “Orestes” y “Roma libre o el Bruto”de Alfieri; “La mujer curiosa” de Goldoni; “La escuela de las mujeres” y “El tartufo” de Moliére ; “Dido abandonada” de Pietro Metastasio; “El Cid” de Corneille; “Hernani”, “María Tudor” y “Margarita de Borgoña” de Víctor Hugo ; “Los exteriores engañosos “ de Boussy; “Las novicias del claustro” de La Harpe; “El amor y la intriga “ de Schiller ; “Carlos y Eduardo” de A. Duval; “Misantropía y Arrepentimiento” de Kotzebue ; “Orestes” de Quintana; “Guatimoc” de Fernández de Madrid ; “Aristodemo” de Cabrera Nevares; “El Siripo, cacique de los Timbúes en el Paraná ”de Lavarden; “Isabel, reina de Inglaterra”, “Pablo y Virginia”,“Dido ” y “Argia” de Juan Cruz Varela.

El intento de suicidio de la Trinidad

Pasan cinco años.
Estamos en 1826.
La actriz se ha vuelto célebre; tiene ya tres hijos: Carolina (1816) fruto de sus amores con Oribe, vive en Montevideo; Caupolicán (1819) y Domitila (1824) son el resultado de su unión con Gallardo y a pesar de que no se han casado, los niños aparecen con el nombre de su padre.

La situación del teatro es inestable, lo mismo que en la política, ya que inmediatamente después de la guerra de independencia, aparecen los primeros enfrentamientos entre dos idearios que ya se perfilaban como irreconciliables: los federales y los unitarios.

Un empresario teatral asoma la cabeza, se trata de Don José Olaguer y Feliú, un patricio rico, guerrero de la independencia, miembro de de la Sociedad del Buen Gusto de Teatro, que además es muy apuesto y con ideas novedosas. A partir de él se descubrirá que el teatro puede ser también un buen negocio y se instalan los melodramas en la escena bonaerense. No estamos aquí solamente hablando en términos de géneros dramáticos ni de ficción, pues al segundo medallón de Gallardo al cuello, le sucedió en 1826 el de este señor que provocó otro escándalo:

“Por haber regalado a la comediante un relicario perteneciente a su madre, el famoso “Relicario de la Reina” lucido sin empacho en las tablas” – según frase de Celia de Diego.

En este contexto de pasiones románticas explosivas surge un documento:

“Asiento policial.
Ante el comisario Juan Bautista Perichón.
Trinidad Guevara expresa que tomó por equivocación, en lugar de un calmante para sus frecuentes dolores de cabeza, cierta dosis de arsénico (menos de una cucharadita de café)
Sin duda habría perecido sin auxilio alguno a no haber oído sus gritos la familia que acudió al momento con algunos amigos a favorecerla. El arsénico se lo dio su compadre el doctor Díaz Velez, para matar las ratas que se habían apoderado de su casa.
Buenos Aires julio 13 de 1826.”
Archivo .Gral . de la N.A.

Aclaración pertinente:

Hasta el día de hoy, la Iglesia está indisolublemente ligada al Estado en la República Argentina.
Durante todo el siglo XIX la figura del suicidio fue considerada como delito grave; el suicida era “castigado” no recibiendo los sacramentos, sus restos eran enterrados fuera de los recintos amurallados de los cementerios y su nombre borrado de los registros eclesiásticos. En caso de sucesión de bienes patrimoniales, el asunto se complicaba pues la mayoría de los documentos donde constaba la identidad se remitían a las partidas de nacimiento dadas originalmente en las parroquias. Se conocen casos donde se suprimió la línea parental que correspondía al suicida, quedando sus descendientes fuera de las cláusulas testamentarias.
Todas estas figuras legales, teñidas de religiosidad confusa, eran conocidas, temidas y evitadas como un verdadero tabú social.

En el caso de los intentos fallidos el “actuante” era demandado por el Estado, debiendo comparecer ante un tribunal ordinario de lo civil que resolvía en el caso.
Si el tribunal lo consideraba culpable corría el riesgo de prisión (de 3 a 6 años) y pago de una multa.

Resulta evidente que quien sobrevivía a una experiencia de este tipo no tendría ni interés ni fuerzas para enfrentarse a querellas judiciales tan graves.
Al “actuante” sólo le quedaba como recurso replantear el tema dando pistas falsas o encarando un relato que lo eximiera de sus “culpas”.

Existen muchos casos parecidos que se pueden rastrear en los archivos policiales, pues allí era donde se hacía el presumario. Casi todos parecen formar parte de un modelo prefabricado, las palabras “accidente”, “descuido”, “equivocación”, “sin conocimiento de responsabilidad” dan el perfil del drama.
¿En el caso de Trinidad se trató verdaderamente de un intento de suicidio? Es muy posible.
En todo caso, qué es en definitiva ese asiento policial sino teatro?
La indicación, reticente, ambigua y entre paréntesis en el original de: “(menos de una cucharadita de café)” no es acaso la aclaración, la voz de ella?

Desde noviembre de ese año Trinidad Guevara se aparta de la Compañía y se va de gira por Córdoba y posteriormente a Chile donde se quedará por dos años.

Suponemos que se separa definitivamente de Olaguer y Feliú.Pero aún tendrá dos hijos más, esta vez ya con su propio apellido, por lo que aparentemente también se apartó de Gallardo.
Se menciona insistentemente a Juan Casacuberta como a otro de sus amantes.

Etapa crucial en el teatro, el final de la década de los años 20

En estos años llega una corriente europea importante para los espacios teatrales y sociales del Río de la Plata. Se trata de numerosas familias de teatreros y músicos, recitadores y arregladores que surgen de los nuevos intersticios de las Artes del Espectáculo .

La compañía de Antonio Gonzalez trae a Montevideo los títulos del teatro internacional: «Otelo o el Moro de Venecia» y el » Hamlet» de Shakespeare ; “La escuela de las mujeres” y “El tartufo” de Moliére ; “Dido abandonada” de Pietro Metastasio y los modelos adaptados de la vieja Comedia del Arte de Goldoni.

La familia Chiarini llega con sus espectáculos de magia y circo, sus telones pintados a la manera italiana, mucha parafernalia con asistentes y líos de empresarios; trae también algo más importante :el gusto por la tragedia clásica muy vinculados con el sentir republicano.

En cuanto a los músicos, la mayoría son profesionales de cámara, gente de probada reputación y oficio. No sólo hacen teatro, también se mezclan con las familias del lugar y enseñan música, se transforman en maestros de baile, dan consejos en literatura, hacen de jueces o de árbitros de las nuevas costumbres en los periódicos y revistas.

Entre ellos aparece la figura de Antonio Sáenz, un músico formado en la vieja escuela española, pero con ideas revolucionarias capaces de entusiasmar a los jóvenes .
En su valija de inmigrante trae las partituras de «El Barbero de Sevilla» y el «Tancredo» de Rossini, además de canciones populares ajustadas al gusto por la ironía, la chanza y el doble sentido del nuevo lenguaje revolucionario.

Joaquín Díaz. Canciones de la guerra de la independencia. El narizotas (1821)

Joaquín Díaz. Canciones de la guerra de la independencia. El trágala (1820)

Joaquín Díaz. Canciones de la guerra de la independencia. Pitita (1823)

Comienza inmediatamente a recrear composiciones con motivos regionales.
Las viejas tonadillas andaluzas tocadas en piano forte o clave, darán paso a las Boleras Jaleadas de la Media Caña acompañadas de piano, zapateo y guitarras.
No son sólo adaptaciones de los cánticos populares del lugar, son también el descubrimiento de otra realidad social: la del campo y los suburbios.

Sáenz no es el único en este interés nacionalista, también está la figura importante de Francisco José Debali que crea los primeros cielitos orientales, entre ellos el «Cielito de la Batalla de Cagancha», que servirá de modelo en ritmo y composición a la poética de Bartolomé Hidalgo.

Su vinculación con los espacios políticos de la época dan lugar a las primeras composiciones patrióticas.
Debali forjará la primer versión del Himno Nacional Oriental: «La Republicana», con evidente influencia de la ópera rosiniana .
Los versos de Francisco Acuña de Figueroa redoblarán en el texto original en un insólito dúo para bajo y barítono :

«Sangre y muerte y horrores nos cuesta este Do Sacrosanto Gozar».

A partir de estos años desaparecerá definitivamente de la discusión pública el viejo paradigma teatral entendido como » Espejo de la realidad, fuente de virtud y de moral » ; se tachará esto último y quedará sólo el «Espejo de la realidad».

El Río de la Plata ya estaba pronto para aceptar otras verdades.

El 26 de junio de 1829 se estrena en la Casa de Comedias de Montevideo y bailado por la actriz Juana Cañete, la danza de «La Cachucha» provocando el más sonado escándalo registrado en las crónicas de época. El asombro fue mayúsculo.
La letrilla de :

«Yo tengo una linda cachuchita .
Que me regaló el cachuchero….» acompañadas de castañuelas, taconeo y » baile de revueltas» harán las delicias de una juventud que ya se enfila hacia las corrientes románticas internacionales.

Ilustración de carátula original de la partitura musical «La Cachucha» 1830. La imagen corresponde a la actriz y bailarina austríaca Fanny Essler, pero el gran parecido con Trinidad Guevara hizo que el público oriental creyera durante mucho tiempo que se trataba de ella.
Colección Ariel Mastandrea. Montevideo.

Por supuesto que La Trinidad también bailó sus «cachuchas», como correspondía a una mujer de avanzada, tanto en una como en otra ciudad de las márgenes del Plata.

Podemos aproximarnos al valor de esta composición gracias a las investigaciones realizadas en el Instituto Mariinski de Moscú que trabajó conjuntamente con el Real Instituto de Música de Madrid y los aportes dados por el archivo de Lauro Ayestarán.

Una actriz soltera y madre de siete hijos

Trinidad Guevara tuvo siete hijos naturales, ellos son:

1.-Carolina Martina Oribe.21.2.1816-(…)1839.
Se casó en Montevideo con Avelino Lerena, personaje vinculado a los círculos oribistas.
2.-Domitila Gallardo. Circa 1824.-(…)
Se casó en Chile con Francisco Acuña del Solar, de origen patricio e hijo de Benjamín Acuña
Mackenna, que fue presidente del país trasandino en 1829.
3.-Martín Augusto Caupolicán Gallardo .11.11.1819-(…)1881.
Alcanzó el grado de capitán en el ejército argentino. Según algunas versiones
peleó junto al general Paz en el sitio de Montevideo durante la Guerra Grande.
4.-Adolfo Gallardo(…)
5.-Arturo Gallardo(…)
6.- Laurentina Guevara. 15.1.1831-(…)
Desde niña subió a las tablas acompañando a su madre en el baile y el recitado .
De adulta logró amplia trayectoria . Se casó con un empresario teatral : el
coronel Pedro Lacasa.
7.-Dolveo Guevara . 13.5.1840-(…)
Coronel argentino . Estuvo al frente del batallón “General Mitre” en las batallas
por la federación de Buenos Aires en 1880 , donde resultó herido.

Resulta muy difícil para la sensibilidad contemporánea percibir la problemática de la madre soltera y del hijo natural anterior a la Primera Guerra Mundial.

Hay una espesa bruma entre los documentos y testimonios que manejamos del siglo XIX y el espacio de los prejuicios y de las fuerzas que fueron capaces de desatar.

Sabemos que alrededor de estas figuras se planteó el estigma, el repudio y la expulsión social, pero desconocemos el nivel de presión, el marco de resonancias simbólicas de una cultura que tenía a la familia legal como modelo y unidad básica de su estructura.
También resulta evidente que Trinidad Guevara supera los condicionamientos y prejuicios de su tiempo al criar y educar los hijos sin haber contraído matrimonio legal.

Estamos hablando de una precursora.
Este personaje revela una fortaleza anímica y moral, una capacidad de supervivencia que anuncian nuevos tiempos para la mujer, trazando al mismo tiempo nuevos marcos de referencia que serán tenidos muy en cuenta por las generaciones siguientes.

La Guerra Grande

A fines de los años 30 del siglo XIX la situación política del Río de la Plata es convulsiva .
Angel Curotto en su artículo “Trinidad Guevara”, al describir la situación de los artistas del teatro en esos momentos, acierta en subrayar que :

“Fue así que, unas veces perseguidos y otras huyendo de gobiernos prepotentes o dictatoriales, aquellos hijos de la farándula cruzaron el Plata en muchas ocasiones empujados por las circunstancias, buscando siempre “del otro lado del río”, horas de paz y un escenario a donde trabajar. Cuesta imaginar las condiciones dramáticas en que ellos (Morante, Casacuberta y Trinidad) y otros humildes comediantes debieron varias veces , atravesar a lomo de mulo , la cordillera de los Andes para encontrar en los teatros chilenos una fuente de trabajo y una oportunidad para enseñar , fuera de fronteras , el prestigio que animaba el incipiente teatro rioplatense.”

Domingo Faustino Sarmiento, muy discutible en cuanto a su posición ideológica, es a veces un excelente paisajista de su época, en sus “Memorias del Plata” nos da estas exactas impresiones sobre el conflicto bélico:

“Un ejército argentino sitiaba la plaza a las órdenes de un montevideano; y la plaza había improvisado y sostenido su resistencia a las órdenes de un general argentino .La prensa del Cerrito redactábanla montevideanos y la de Montevideo los argentinos ; y en ambos ejércitos y en ambos partidos , sangre y víctimas de una y otra playa , confundían sus charcos o sus ayes en la lucha que fomenta el río que los une en lugar de dividirlos .”

El montevideano que lideraba el ejército argentino era Manuel Oribe y el general argentino que defendía Montevideo era Juan José Paz ; dentro de las murallas convivieron en la redacción de periódicos y en los puestos de lucha los jóvenes proscriptos argentinos : Florencio Varela , Bartolomé Mitre , Esteban Echeverría , Juan María Gutiérrez , Juan Cruz Varela , José Rivera Indarte , Hilario Ascasubi , Alberdi , Cantilo , Sarmiento y Juan Thompson.

Pero el escenario estaba lleno de curiosas contradicciones.

En una ciudad de muchas lenguas, fotografías y Teatro en medio de la guerra.
    
A fines de febrero de 1840 llega a Montevideo la nave escuela francesa 
«L’Orientale» en la que viajaba un grupo de jóvenes estudiantes belgas que
aspiraban a dar la vuelta al mundo. El abate Compte era el guía de viaje de estos
muchachos y traía consigo una máquina de daguerrotipos, invento que había sido
presentado seis meses atrás en la Academia de Ciencias de París.

     El 28 de febrero, desde el Salón de la Casa de Representantes del Cabildo,
Compte tomó la imagen de la Iglesia Matriz en cuatro minutos. Este primer
daguerrotipo  del Río de la Plata fue reproducido pocos días después , el 4 de marzo,
en el periódico montevideano «El Talismán» causando sensación .

El primer daguerrotipo. La Iglesia Matriz de Montevideo en el destacado del periódico “El Talismán”. Existen varios ejemplares oficiales, éste pertenece a la Colección Carlos Artagaveytia. Montevideo.

     Inmediatamente hay gran alboroto, se forman colas y toda la sociedad de la época
desfila asombrada ante el nuevo descubrimiento. Como hay un sitio y un bloqueo
naval, los estudiantes belgas y el abate no podrán irse durante tres años ,así que se
dedicarán a sacar fotos .
    
En medio de la Guerra Grande se pone de moda sacarse daguerrotipos, con estuche
forrado en terciopelo y marquito dorado.
     Se sacan registros las damas de “pro”, las niñas con abultados calzones, los militares,
las señoras negras, los caballeros y los marineros, los almirantes y
también los payasos.

Daguerrotipo coloreado. Retrato de dama desconocida con su hijo. Circa 1845.
Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo coloreado sobre palaca de plata. “Retrato del General Juan José Paz. Defensor del Sitio Grande”.
Colección Familia Chucarro. Montevideo.

María Sánchez de Mendeville, viuda de Thompson

Daguerrotipo. Retrato de Margarita Sánchez de Thompson. Circa 1845.
Colección Cuarterolo, Buenos Aires.

Daguerrotipo coloreado llamado “Niña de los abultados calzones”. Circa 1843-45. Probablemente el más antiguo registro de un niño oriental. Existen dos ejemplares, uno en la Colección Cuarterolo, Buenos Aires, éste es de la Colección Familia Umpierrez. Montevideo.

Daguerrotipo coloreado. Retrato de marino oriental en uniforme de gala. Circa 1850.
Colección Cuarterolo, Buenos Aires.

Daguerrotipo coloreado en placa de plata. Retrato de Bartolomé Mitre.
1848. Colección Carlos Artagaveytia, Montevideo.

Daguerrotipo coloreado con doble guarnición. Circa 1845. Retrato de señorita desconocida que lleva pañuelo distintivo de seda de las Adoratrices del Sagrado Corazón. Colección Familia Shaw. Montevideo.

Daguerrotipo coloreado de señora negra que lleva en la mano un libro de catecismo. Circa 1850.
Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo sobre placa de plata. 1848. “Almirante Guillermo Brown Defensor del Sitio de Montevideo.”
Colección Familia Shaw. Montevideo.

Daguerrotipo coloreado. 1848. Retrato de jóvenes marineros.
Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Daguerrotipo coloreado. Circa 1850. Excepcional registro de un actor de comedia montevideano. Se sostiene que se trata de un payaso o clawn del teatro El Coliseo o de San Felipe quienes solían intervenir en los entremeses y sainetes.
Fue descubierto y perteneció a la colección Schulkin, hoy está en una colección privada norteamericana en Arizona.

En este clima bélico singular se continúa con lo que siempre está de moda, ir al teatro.
Durante todo el conflicto hubo dos funcionando: el Del Comercio y el Italiano.
En pleno sitio, se demuele el primero de ellos y en su lugar se funda el Teatro San Felipe.
Sin duda que había movimiento teatral; es más, la juventud intelectual que acompañaba a los sitiados, reforzada por los exiliados argentinos, se empeña en descubrir nuevas vertientes expresivas que de alguna manera representarán ese momento histórico.

Fernando Quijano, dirige y actúa su “¡Quién diría!” acompañado de una muchachada entusiasta a cuatro meses de iniciado el conflicto .
Esta pieza desgraciadamente se ha perdido , pero existen testimonios de época que la referencian debido al éxito y a las circunstancias de su representación.

Sabemos que “¡Quién diría!” aludía a los sucesos del día y muy especialmente a la actitud de los pobladores de la ciudad de Montevideo que, integrados en batallones civiles, sin preparación y sin armamento adecuado , intentaban mantener el clima de resistencia .
Es en ese momento que se organizan las Brigadas Extranjeras para sumarse a la lucha .
La Legión Italiana , al mando de Garibaldi y la Brigada Francesa al mando de Thiébaut eran las más numerosas , a las que le seguían otras colectividades , como la Legión Argentina y la de los vascos y negros libertos.

Se trató entonces de una resistencia que debió resolver no sólo la problemática del orden técnico militar, sino también socio-operacional en lo que tiene que ver con los factores de lengua de grupos humanos numerosos integrados por culturas y tradiciones diferentes.

Sin duda que trabajar dramáticamente sobre este tema tenía sus riesgos.
Quijano parece ser que se las arregló muy bien para concretar una pieza con sabor costumbrista, donde estaban representados los distintos grupos y clases sociales, cada uno con su correspondiente perfil y lengua en juego de contrastes.
El tono general, según los informes, fue reidero, ameno y diseñado evidentemente para exaltar los ánimos y crear un clima de contención y solidaridad en medio de tiempos difíciles .

“¡Quién diría!”creó un modelo de referencia , un modo de decir y de hacer teatro que despertó mucha curiosidad entre los especialistas . Durante mucho tiempo se habló de ella, se discutió sobre el valor agregado de esa “realidad” ficcionada y del sentido de su oportunidad social.

No es casual que la pieza desapareciera inmediatamente después de acabado el conflicto bajo el poder de una ideología cuyo lema fue:
“Ni vencidos ni vencedores”.
Decididamente que “¡Quién diría!” molestó a quienes querían olvidar .
También desapareció la letra y la música de «La Resfalosa» de Hilario Ascasubi por ser demasiado revulsiva para el nuevo gusto que se intentó imponer.
Pasarían más de 150 años para que lográramos redescubrirla en su totalidad.

Robert Elwes , un artista inglés que visita la ciudad en los días de mayor enfrentamiento observa que :

“Los de afuera disparan si ven a alguien cerca de las líneas, y los de adentro tienen la costumbre de enlazar a la gente y robarla, si uno se acerca al desembarcadero por la noche .Montevideo no sólo está sufriendo un largo asedio, sino que se ha convertido en una especie de refugio para los vagabundos descontentos de todos los países de Europa. Ingleses, franceses, italianos, alemanes, vascos, van allí como mercenarios , y se consideran que están luchando por la libertad del país . Las naves de guerra también van a proteger el lugar ; los franceses desembarcan sus tropas , los ingleses , sus marinos, pero apenas saben por qué están luchando , o a quién están apoyando.”

En 1842, 1844 y 1848 Trinidad Guevara viajó a Montevideo.

En medio de ese clima de inseguridad pública, de confrontación ideológica y altas tensiones, se necesitó por parte de esta mujer de un verdadero coraje para enfrentar al público.

Había más de una razón para considerarlo peligroso.

Se sabía que su ex amante Manuel Oribe era el general sitiador desde 1843 y se rumoreaba que su hijo Caupolicán Gallardo también estaba involucrado en el sitio.
Por un lado tenía el apoyo de los exiliados porteños , entre los que se contaban autores dramáticos que habían escrito para ella , como Juan Cruz Varela y de admiradores entusiastas como Bartolomé Mitre, Hilario Ascasubi y Florencio Varela .También podía contar con sus viejos compañeros de Casa de Comedias, Fernando Quijano y Petronila Serrano con los cuales siempre se llevó bien.

¿Pero qué podía esperarse de los espectadores de Montevideo ante esta actriz?
¿Qué significaba su presencia en esos momentos tan dramáticos del país?

¿Ella representaba la contracara de Manuel Oribe?
¿Sería vista como una víctima o como una mujer que logró liberarse del poder oribista? ¿Ideológicamente era su opuesto?
Seguramente algo de esto último hubo, sino no se le hubiera permitido presentarse en escena.

No tenemos información acerca de las resonancias de las crónicas teatrales, pero podemos dar el marco contradictorio de la época con un curioso y casi risueño informe militar que la involucra.

En el “Diario de los movimientos de la línea y de los que hace el enemigo” recogidos por el coronel Ramón Lista (Arch.General de la Nación R.O.U.) aparecen datos del bombardeo, específicamente los disparos de cañón hechos por uno y otro bando desde el 1º de agosto de 1844 hasta la terminación del sitio .

Elegiremos dos fechas y su correspondiente contexto .

Trinidad Guevara se presentó en Montevideo en marzo y julio de 1848, el año en que se dio el mayor enfrentamiento en el conflicto de la Guerra grande.

MesSitiadoresSitiadosTotalesPasados
Marzo6317123410
Abril57121
Mayo2250729
Junio81051139
Julio732943678

Las fechas de sus estrenos coinciden con las de mayor bombardeo.

Aclaramos que Julio es el mes en que por tradición se festeja en la Banda Oriental la Jura de la Constitución. Se daban fiestas, desfiles, bailes y por supuesto funciones de teatro .
Sin duda que semejante alboroto de cañones le dio un marco excepcional a estas veladas, pero significó algo más?
Estas figuras paradigmáticas de Trinidad Guevara y de Manuel Oribe no representaron para sus propios contemporáneos, en medio del caos reinante, de alguna manera la nueva sensibilidad romántica y sus contradicciones?

Fermín Ferreira y Artigas analiza en sus cartas los momentos finales de la guerra.
El tono melancólico es muy oriental:

“En el estado a que se halla Montevideo después de más de ocho años de asedio , nos hemos ido acostumbrando a una vida metódica y regular , y si se me es permitido explicarlo así , nos hemos ido familiarizando con nuestra situación ….. Las reuniones, los paseos, el teatro, se suceden periódicamente, desaparecen y vuelven de nuevo a animar el espíritu de la población.”

Así somos, así hemos sido siempre.

Daguerrotipo bifrontal. Napoleón Aubanel . La Iglesia Matriz en 1858.
Colección Cuarterolo. Buenos Aires.

Apogeo, vejez y final

Poco a poco la figura de la actriz comienza a desdibujarse en el tiempo.
Pero fue fiel a su teatralidad hasta el final.

El retiro de la escena de Trinidad Guevara tuvo lugar en el Teatro El Porvenir de Buenos Aires el 25 de noviembre de 1856 con el drama de Albi: “La cisterna”.
Así comenta el evento el periódico El Nacional al día siguiente del estreno:

“Coronas de flores mil llovieron sobre Trinidad Guevara en cuanto pisó el escenario, y apenas su clara , argentina voz , su dulce acento resonó en la sala , se sintió ese sordo murmullo de viejos pechos que latían en escenas aún no olvidadas : La Guevara en las tablas y a sus años. ¡Cuántas memorias no despertaba aquella noche! ¡Más ay! , en muchos corazones palpitaba otro sentimiento, y era que les parecía injusto que aquella Trinidad Guevara que conservaba el talento de conmover , no se conservase también la misma actriz joven , amada , noble y hermosa de 30 años antes. Este es el mayor triunfo de su carrera.”

Carte de visite. Fotografía de Trinidad Ladrón de Guevara hacia 1860
Colección Museo Histórico Teatro Cervantes. Buenos Aires.

Poco a poco el olvido comienza a hacer su tarea .
En 1867 con motivo de un censo, el funcionario que la entrevista no la reconoce y la anota como “costurera”.

La leyenda insiste en enmascararla con distintas historias hasta el final.

En razón de su muerte, se dijo que había sido asaltada por perros enfurecidos o por la acción de la Mazorca que la había metido en un barril con brea caliente.
En realidad Trinidad Guevara fallece en casa de su hija Laurentina donde había pasado sus últimos años, el 24 de julio de 1873, pobre y olvidada de todos.

Sus restos fueron llevados al cementerio del Norte (Recoleta) y sepultados en la bóveda de la familia de Eulogio Zemborain, personaje vinculado a la vida teatral porteña en la época de Rosas.

En Buenos Aires existe un Teatro, una sala en el Museo de la Historia del Teatro, un Premio Nacional de Literatura y un Premio Anual de Teatro que llevan su nombre en honor a su memoria.

En Montevideo existe una callecita perdida de dos cuadras en el barrio de Piedras Blancas .
En primavera se llena de retamas amarillas.

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Autor: Ariel Mastandrea

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