Palacio Piria

La construcción de este palacete fue ordenada por el Sr. Piria y ejecutada en función de sus necesidades familiares. En 1917 Piria estaba casado en segundas nupcias y vivían con él tres hijos de su primer matrimonio (dos casados y uno soltero). El distanciamiento entre la segunda esposa y sus hijastros quedó reflejado en la distribución de los dormitorios de la casa.La primera planta tenía tres dormitorios. Dos en “suite” frente a la calle Gutiérrez Ruiz, y el tercero (el del hijo soltero) frente a la plaza.

Primer dormitorio:

En el ala Sur, sobre G. Ruiz y San José. Actualmente sirve como despacho a uno de los Ministros de la Corporación. Tenía anexos, un “boudoir” (recámara, gabinete, ropería) en la esquina de San José, y una sala con balcón sobre G. Ruiz.

Segundo dormitorio:

En el ala Norte, esquina sobre la plaza. Tenía anexos una sala con balcón sobre G. Ruiz (actualmente despacho de uno de los Ministros de la SCJ); su “boudoir” daba sobre el balcón a la plaza y era la mitad de la habitación que ocupa ahora la oficina contigua al Despacho del Prosecretario Letrado, donde se eliminó la pared que originalmente la separaba de la recámara correspondiente al tercer dormitorio.

Tercer dormitorio:

Sobre la plaza (hoy despacho del Pro-secretario Letrado). No tenía sala y su “boudoir” o recámara era la mitad de la habitación que se halla sobre el balcón a la plaza.

Primer piso

Era la suntuosa planta de recepción de la casa. Se conserva intacta, ya que no se han realizado modificaciones estructurales (salvo las mínimas que permitieron adaptar el comedor a Sala de Juramentos). Constaba de los siguientes ambientes:

Gran Salón Imperio:

Es el actual salón “Dr. Héctor Luis Odriozola”, de casi 20 metros de largo. Ocupa todo el espacio de este nivel sobre la plaza, desde G. Ruiz a la pared lindera con el padrón vecino (edificio “El País”), y está dividido en tres partes (una central y dos laterales) separadas por columnas y pilastras de pórfido. Se hallaba suntuosamente decorado con motivos de águilas, ramos de laurel, esfinges, grifos, etc., y tenía espejos y paneles de seda en las paredes, todo lo cual se conserva aún.

Despacho del Sr. Piria:

La hoy Sala de Acuerdos de la Corte, cuyos balcones se abren a la calle Gutiérrez Ruiz. Tenía dos antesalas anexas, una de ellas la actual Sala de la Presidencia (hacia el Norte), y la otra simétrica (hacia el Sur).

Salón comedor:

En el ala Sur, sobre San José. Es la actual Sala de Juramentos. Se destaca la primorosa obra de artesonado del techo y la “boiserie” sobre las paredes, que sólo se mantiene en parte debido a la adaptación del salón a su actual destino.

Sala de billar:

Sobre G. Ruiz, actual despacho de uno de los Ministros de la Corporación, cuyo techo conserva (igual que la Sala de Acuerdos) la pintura al fresco original del año 1917. Esta sala tiene un pequeño gabinete anexo sobre la esquina de San José. Se accedía al salón comedor, indistintamente, por una puerta de la sala de billar o por el gabinete.

Segundo piso

La última planta de la vivienda servía de habitación a don Francisco Piria y a su segunda esposa. Se organizó en función de dos “suites” principales:

Primera “suite”:

Eran los aposentos de Piria y estaban ubicados en el sector Norte. Constaba esta “suite” de un dormitorio, en la esquina de G. Ruiz y la plaza (habitación del Sr. Piria, actual Biblioteca de la Corte), una sala anexa con balcón sobre la calle G. Ruiz (hoy despacho del Secretario Letrado de la Corporación), una recámara y una sala de gimnasia, donde el Sr. Piria practicaba sus ejercicios físicos (ahora despacho de uno de los Ministros de la SCJ).

Segunda “suite”:

En el sector Sur, aposentos de la Sra. de Piria. Constaba de un dormitorio sobre la calle G. Ruiz, una sala anexa (hoy despacho de uno de los Ministros de la SCJ), y una recámara en la esquina de San José.

Entre ambas “suites” se extendía un amplio salón (hoy Despacho Judicial), que servía al matrimonio dueño de casa como lugar de estar, descanso, y sala de lectura. Por ser un espacio común, tenía una puerta (conservada todavía) de acceso a la sala de Piria (despacho del Secretario Letrado) y otra a la sala de la Sra. de Piria (despacho de uno de los Ministros de la SCJ). El Arq. Gardelle les diseñó entre ambas salas, sobre la fachada de la calle G. Ruiz, la importante logia que permitía ampliar al aire libre este lugar de esparcimiento de la casa.  En la época de construcción de este edificio (1917) los cuartos de baño se diseñaban separados de las habitaciones. La casa tenía seis baños principales (dos en cada nivel) que se han mantenido hasta ahora en los mismos lugares).

Escalinata y espacios de distribución

El señor Piria era alquimista; por esa razón, la casa está plagada de símbolos misteriosos y esotéricos. Al margen de lo que se piense de la doctrina alquimista, lo que importa es que éste es uno de los pocos edificios montevideanos que tienen incorporada esa simbología a su decoración.  La figura de óvalo del “hall” de la planta baja (el huevo, símbolo del origen de la vida) se repite en el subsuelo (hoy Mesa de Entrada) y en los espacios de distribución de los dos niveles superiores. Sin embargo, armonizado el óvalo con los sectores laterales rectos hacia el Norte y el Sur, puede pensarse que la figura toda es una estilización de la cuadratura del círculo, símbolo máximo de la filosofía alquimista. El óvalo se repite en las placas de mármol verde que decoran los muros del primer piso y de la última planta.

La suntuosa escalinata de mármol llama la atención del visitante del edificio, por ser su principal elemento arquitectónico Asciende desde la zona penumbrosa de la planta baja, se bifurca en forma de signo de Aries al llegar al primer piso, donde el espacio aparece más iluminado, y desemboca finalmente otra vez en figura de Aries en el último nivel, bajo la majestuosa iluminación del vitral ovalado que corona la casa.  Piria quiso que su escalera significara la dantesca ascensión a los cielos, que aparecen representados en el imponente vitral (firmado por el artesano Marchetti, como los demás vitrales del edificio). Esta obra de arte en vidrio se halla circundada por una guirnalda de hojas de acanto verdes que encierra otra guirnalda de flores sostenida por ángeles y culmina al centro con tres figuras de ángel apoyando un escudete azul.  Otros símbolos que se reiteran en la decoración son: la rosa (flor supuestamente creada por los alquimistas, símbolo de la juventud), el ocho acostado, que se repite en cadena cerrada para simbolizar la eternidad, el Árbol de la Vida, y las figuras paganas de faunos, sátiros, ninfas, etc., que se ven en los relieves de cerámica italiana que decoran los muros del vestíbulo de entrada, los de la última planta y los de la culminación de la escalinata, donde ninguna figura se repite.

Dependencias de servicio

Estaban organizadas en el sector Sur-Este de la casa y ocupaban todos los niveles, hallándose vertebradas por una escalera que asciende sin interrupciones hasta las azoteas. El zaguán de entrada lleva el Nº 1159 de la calle San José y se encuentra junto al garage para dos automóviles, cuyas puertas fueron eliminadas en 1955 para adaptarlo a su actual destino de Oficina (Sección Libertades). En la planta baja (nivel sobre G. Ruiz) se hallaba el departamento del casero (ahora Sección Sistemas, oficina del Intendente y cafetería), autónomo dentro del edificio, con su propio cuarto de baño y una cocina.

En el nivel del segundo piso, había una habitación de servicio (hoy oficina de los asistentes letrados). Y entre esta habitación y los aposentos de la Sra. de Piria (sin comunicación entre ellos) se encontraba un cuarto para guardar ropa blanca, para coser y planchar (ahora sala de lectura de la Biblioteca), con dos recámaras adjuntas (ahora oficina de Biblioteca).  La escalera continúa hasta la azotea, pero en la década de los 70 se construyeron allí tres habitaciones. En el subsuelo se reproduce una gran estancia ovalada (Mesa de Entrada) y hay otras habitaciones. Aunque todo indica que eran éstos lugares para depósito y oficinas privadas con acceso desde la puerta de G. Ruiz, las leyendas referentes al Sr. Piria suponen que estos sitios le sirvieron para realizar “experimentos” alquímicos y guardar la “piedra filosofal”.

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