Palacio Peñarol

Dentro de breves semanas Peñarol dará cima -en forma oficial- a una de las obras más monumentales del país.

Ya no se trata de una obra de carácter privado o deportivo, o que solamente servirá los intereses y una sentida necesidad de Montevideo. El estadio cerrado de Peñarol significa una obra de carácter nacional, de importancia que podríamos llamar también mundial porque, como lo hemos dicho en alguna otra oportunidad cuando trazamos una nota sobre esto mismo, el estadio que se inaugurará está a la altura de los mejores del mundo.

Nosotros hemos tenido oportunidad de ver Wembely Pool y Harringay Arena en Londres y también algunos estadios cerrados en Italia. El de Peñarol no le va en zaga a ninguno de ellos con la ventaja de que es más moderno, comparado con los monumentos deportivos de Londres.

El deporte de este país, pues, tiene ya un centro neurálgico excepcional donde todos los deportes tendrán allí sus más variadas y amplias manifestaciones. En la recepción que los dirigentes tuvieron la gentileza de ofrecer a la prensa, pudimos conocer algunas informaciones interesantes.

La primer idea -la del Palacio- fue la razón y la base de este estadio. Después de profundos estudios se llegó a la conclusión de que convenía mucho más a los intereses sociales y deportivos, dejar la gran idea del principio, en un estadio cerrado, con amplias comodidades para salas administrativas, gimnasios, lugares especiales para los socios, etc.

Aquello tan bello y romántico del Dr. Turturiello y sus compañeros de cruzada ha quedado en esto. La obra es de los que trabajaron ahincadamente, por este centro deportivo y en primer lugar están los señores Buzetti y Balsán; uno como dirigente y como realizador: el otro como abanderado de la causa, siempre primera fila por llevar a Peñarol a los más altos sitiales en todas las manifestaciones del deporte y de otros aspectos sociales.

Trece mil personas podrán ocupar las instalaciones ahora; es la primera etapa que será seguida muy pronto por las otras con las que se completará la magna obra. Falta la última tribuna que se demoró por la expropiación de la finca que da sobre la calle Cerro Largo y podrá albergar no menos de siete mil personas cómodamente sentadas. Estará así el magnífico edificio en condiciones de prestar servicios con su capacidad totoal que se ha hecho llegar en estos días a las veinte mil personas, pero que nosotros podemos asegurar que la capacidad real y definitiva será de 25000 personas de acuerdo a informaciones oficiales que no hace mucho nos dieron a conocer las propias autoridades de la entidad de las once estrellas.

Conviene puntualizar aquí que para muchos esta capacidad total no es la más práctica para lo que precisa Montevideo deportivo. Pero un estadio cerrado no puede albergar muchos miles más de espectadores. Si no estamos equivocados, la capacidad máxima de algún estadio de parecidas características -el Madison de Nueva York por ejemplo- debe andar por esa capacidad. Los detalles técnicos para techar los estadios de esta categoría no permiten construcciones de más amplitud. Por lo menos esto ha sido explicado por personas especializadas por lo cual debe afirmarse que un estadio aquí en el Uruguay con veinte mil personas sentadas – estamos seguros que como acontece siempre, cabrán algunos miles más parados y apretujados- es algo extraordinario y que jamás creíamos ver en estos tiempos donde se promete tanto y se hace tan poco…

Toda clase de espectáculos podrán realizarse allí. En primer término debemos hablar de la cancha de basketball que ocupa la parte central. Estará perfectamente iluminada por medio de luces especiales que permitirán al público seguir cómodamente las incidencias del juego. Contará también con juegos de tableros en plástico. Allí mismo podrá levantarse el ring de boxeo y también los reflectores tendrán una disposición especial para que los programas sean cómodamente seguidos desde todas las instalaciones.

Las grandes funciones de masas corales, espectáculos de circo, actos públicos de toda clase, patinaje artístico, etc. y más adelante pruebas de ciclismo en pista para realizar «los seis días» prueba clásica en todo el mundo, darán al estadio verdadera animación. También se nos dijo que los grandes circos que hasta el momento no llegaban a Montevideo por carecer de un local apropiado y muy amplio del de las características de este de Peñarol, podrán presentarse en nuestro medio animando aún más la vida montevideana.

Las obras que se han realizado hasta el momento ya sobrepasan la suma de un millón de pesos. Creemos que se han invertido hasta el momento no menos de un millón trescientos mil pesos y las sucesivas etapas costarán algunos miles más hasta estar totalmente terminada la obra. Todo este esfuerzo gigantesco ha sido logrado mediante préstamos del Estado y por el aporte especialísimo de los socios que han dejado en sobrecuotas, etc, cantidades muy altas que han logrado así, dar cima a esta obra monumental que es orgullo del deporte del Uruguay.

Los próximos actos que marca el programa serán grandiosos. Está marcado para el día 11 de junio – estamos escribiendo esta nota muchos días antes de la salida de la revista- la habilitación en forma oficial del estadio, presentándose en esa oportunidad los Coros del Sodre con un acto extraordinario. El mismo día 11 se llevará a cabo un torneo cuadrangular de basketball, inaugurándose de tal modo la magnífica cancha. Han de intervenir en el five de Peñarol y los de Nacional, el seleccionado de Paysandú y un combinado de divisiones menores de la Federación, de modo que estén representados todos los actores del basketball de Montevideo y la campaña.

Ese mismo día por la mañana se realizará un tocante acto: los niños peñarolenses llenarán todas las tribunas en un acontecimiento que es un símbolo; ellos con su presencia dirán que este estadio que es del pueblo, queda abierto para las generaciones del porvenir. Habrá en los días sucesivos funciones de teatro y seguramente allí actuarán trouppes, entre otras la de Carmelo Imperio. Y como número final de los festejos inaugurales, se adelanta que el 15 combatirán en el ring levantado en el centro del estadio los púgiles Dogomar Martínez y Ansaloni, el campeón argentino.

FUENTE: Revista Mundo Uruguayo. Número 1885. 9 de junio de 1955.

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