Orígenes de la Ruta 1

Los comienzos de una cierta utilización de algunos sectores de la zona actualmente comprendida entre las ciudades de Colonia y Montevideo y recorrida por la Ruta 1, se remontan al siglo XVII, en que dicho territorio pasó a constituir parte de las tierras de propios de la ciudad de Buenos Aires, o sea a partir del momento en que el Cabildo de dicha población concede a particulares licencia para la extracción de recursos de la Banda Oriental.

«El otorgamiento de permisos de vaquería, a los fines de la explotación del corambre, exige formas no habituales de comunicación fluvial entre Buenos Aires y la costa oriental del Río de la Plata. Se une, mediante embarcaciones de pequeño calado, la citada ciudad con las desembocaduras de la red acuática interior de la Banda Oriental. El lugar de desembarco para la incursión corambrera depende del territorio adjudicado al permisario y se realiza generalmente aguas arriba del afluente, en busca de las aguadas».

Desde fines del siglo XVII se fue perfilando una vía terrestre que se iniciaba en el oeste de la zona costera, en el Real de San Carlos —paraje cercano a la Colonia del Sacramento desde el cual se organizaron en más de una oportunidad las acciones militares españolas tendientes a conquistar esta población fundada en 1680 por los portugueses— y que se extendía con un recorrido lo más cercano posible a la costa platense, hasta llegar a la región lusobrasileña.

El proceso fundacional de centros poblados iniciado a partir del segundo cuarto del siglo XVIII por la corona española, contribuye a un reforzamiento de este camino, que en su recorrido Montevideo-Real de San Carlos se extendía en un primer tramo atravesando el Arroyo Miguelete en el Paso del Molino, continuando con un cierto recorrido hacia el norte, a fin de cruzar el río Santa Lucía en un punto poco caudaloso. Es de destacar que la presencia de este río, así como numerosos arroyos con desembocadura en el Río de la Plata y de poca extensión pero muy sensibles a los efectos de las lluvias (San Gregorio, Luis Pereira, Pavón, Cufré, etc.), obligaba a una circulación terrestre hacia el oeste por una zona algo más al norte que la actualmente recorrida por la Ruta 1.

En 1730 se realiza por parte de Pedro Millán un reparto de tierras a pobladores de Montevideo, con frente de media legua sobre el Arroyo Miguelete y, en algunos casos, con su fondo llegando hasta el Arroyo Pantanoso, destinándose veinte años después a integrar una propiedad jesuítica denominada «Chacra de Jesús María». Las tierras que se extendían entre el Arroyo Pantanoso y el Arroyo Cufré; teniendo como límite sur el mar, constituían la denominada «Estancia de la Caballada del Rey», permaneciendo en consecuencia de dominio fiscal.

Tanto la asignación de tierras a pobladores, como la definición de un área de reserva para el uso fiscal, constituyeron acciones que contribuyeron a consolidar una caminería que vinculara a la zona en cuestión con la ciudad de Montevideo, destacándose el camino al Paso de la Arena, cuyo. recorrido coincidía en términos generales con el trazado de la actual Avenida Luis Batlle Berres.

Vista aérea de la Barra del Rio Santa Lucia. El rio y sus afluentes, en primer termino. En el centro, Santiago Vázquez y el puente que une al departamento de la Capital con el de San José. En el fondo, la isla del Tigre.

Durante el último tercio del siglo XVIII se establece en la localidad actualmente conocida como Santiago Vázquez un grupo de emigrantes españoles, al que poco después se incorpora una guarnición con el cometido de contener las incursiones indígenas, pasando la localidad a denominarse «Caserío La Guardia». No obstante, hasta su designación actual, por ley N° 4.049 de 1912, la localidad fue conocida bajo el nombre de «La Barra», en alusión directa al marco geográfico en que se encuentra ubicada. Hasta dicho punto llegaba el camino que partiendo de Montevideo pasaba por el Paso de la Arena.

El otro camino citado —el del Paso del Molino—, continuaba luego hacia el norte, bifurcándose en dos: uno hacia el oeste, definiendo el ya mencionado camino de la costa, y el otro vinculando a Montevideo con los pueblos del litoral uruguayo y las Misiones Orientales. La fundación de San José de Mayo en 1783 y de San Isidro Labrador de Las Piedras (entre 1781 y 1795, con un trazado definitivo en 1838) contribuirán a reforzar esta incipiente trama vial.

Tan solitarios y desguarnecidos resultaban estos caminos, que en 1806 se estableció un sistema de patrullas, como vía de contrarrestar su extrema peligrosidad, ante las acciones de bandoleros. indígenas y corsarios.

Durante las postrimerías del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, la industria saladeril, pese a ser técnicamente primitiva, alcanza un gran desarrollo, transformándose el saladero en un factor de consolidación de las comunicaciones terrestres y marítimas, y también de asentamiento de población, principalmente en el área del Pantanoso y en el Cerro de Montevideo, destacándose la fundación de Villa Cosmópolis —actual Barrio Cerro— en el año 1834.

Con el inicio de la etapa republicana se requiere lograr una eficaz organización administrativa del nuevo Estado, mejorándose las comunicaciones: a partir de 1820 se establece el sistema de postas en postillones y desde 1852 un servicio de diligencias.

No obstante ello, el área en estudio queda marginada de este sistema en relación a su sector costero. Las relaciones Montevideo-Colonia se hacen por un trayecto más al norte que la actual Ruta 1, pasando por San José de Mayo.

Hacia el último tercio del XIX se destaca el surgimiento del ferrocarril, culminándose una línea Montevideo-Canelones San José-Colonia a fines del mismo.

En el correr del siglo XIX, el cruce del río Santa Lucía se llegó a hacer por una balsa, que en cierta época funcionaba a vapor, debiendo desaparecer luego sustituida por balsas comunes que sólo podían utilizarse para determinados transportes, presentando muchas deficiencias.

Con los inicios del siglo XX comienzan a construirse en todo el territorio numerosos puentes, en las dos primeras décadas generalmente en estructura de hierro y para uso ferroviario. Posteriormente también empieza a utilizarse el hormigón armado, cuyo uso se hace predominante luego de la década del 30. En 1909 se construye un puente metálico sobre el río San José, en 1910 otro sobre el río Santa Lucía en paso Pache y en 1911 un puente sobre el rio Santa Lucía Chico en Piedra Alta (Flo-rida).

Finalmente, en 1925, tras décadas de movilizaciones de vecinos de la Barra del Santa Lucía y de instituciones importantes, se inaugura el gran puente en estructura metálica, lo que permitió una más rápida y eficiente comunicación entre ambas orillas del río. Su inauguración, así como la de otros puentes sobre cursos de agua que desembocan en el Río de la Plata: Arroyos Pereira (1931), Pavón (1930), Boyada (1931), Cufré (1931) en el departamento de San José y algunos otros en el de Colonia, permitió cumplir con el trazado en la Ruta 1, de acuerdo a lo establecido por ley N° 8.307 de 1928, inaugurándose en el año 1933.

Construcción del puente de Santa Lucia, Año 1916

La puesta en servicio de la Ruta 1 significó el comienzo de una etapa promisoria para el desarrollo de la faja costera que se extiende ocupando parte de los departamentos de San José y Colonia.

La mejora de la infraestructura vial y del transporte, el surgimiento de servicios a lo largo de la Ruta 1 —originalmente destinados al usuario de paso por la misma— la disponibilidad de predios baldíos o de tierra de bajo costo —a veces inundables— son factores que han contribuido en el transcurso de la segunda mitad del siglo XX a la radicación en el tramo más próximo a Montevideo de un apreciable número de población, constituido en su mayor parte por familias de bajos recursos que tienen su fuente de trabajo localizada en la capital del país. De este modo el sector de la Ruta 1 comprendido entre Santiago Vázquez y Libertad se va convirtiendo en un área urbanizada satélite de Montevideo, destacándose los fraccionamientos de Playa Pascual y Delta del Tigre.

Fin de la Ruta 1 en Colonia, sobre la ruta se puede ver el Hotel Mirador, obra del Arq Julio Vilamajo que testimonia la faceta turística proporcionada por la inauguración y mejora paulatina de la Ruta 1.

«La cercanía a Montevideo, el bajo valor de muchos terrenos y una relativa abundancia de mano de obra próxima han provocado una incipiente industrialización de las inmediaciones de la Ruta 1, representada por la instalación de grandes plantas fabriles, fundamentalmente químicas. La proximidad de la Ruta 1 con relación a la costa ha fomentado que durante los fines de semana y en el período estival se registre un cierto flujo desde Montevideo de veraneantes y residentes temporarios que tienen cercanas a la carretera sus fincas de esparcimiento, principalmente en dos balnearios: Playa Pascual y Kiyú (Km 32 y 74 respectivamente), disfrutando así de hermosas playas. frecuentemente acompañadas por barrancas, como es el caso de las de San Gregorio y de Mauricio.

Arq. J. Fernando CHEBATAROFF RETA

Revista Dominical El Dia, 7 de febrero 1988.

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