Una noche en Venecia; en una casa patricia. prez del Renacimiento, se conversaba sobre la misteriosa condición de la cual nace la obra de belleza. En un momento dado —esto lo contaba Rodó—entre Ticiano, pintor, y Sansovino, escultor, suscitó aguda controversia acerca de la evidente rivalidad entre pintura y escultura. Presente estaba Violente de Pertbacelli. La Venecia de entonces «no reflejaba, ni en sus soberbios espejos, ni en sus aguas dormidas, imagen más bella que la suya».
Doma Violente, hada sido modelo de pintores y escultores. Se le pidió decisión, para el pleito entre los artistas. Habló la bella: «La Pintura, es como los sueños con que los hombres satisfacen su ilusión contemplativa , mientras que la estatua, convierte en objeto la acción y adquiere firmeza de la realidad». Opinión.. Discutible, con todas. Más, si pensamos en la dualidad de algún «monstruo» para darse al Arte. Pensemos en uno solo: en Miguel Ángel, pintando «El Juicio Final», y en Miguel Ángel, esculpiendo «El Moisés».
Homenaje al maestro. Obra ejecutada por el escultor nacional Bernabé Michelena, en granito. Emplazado en el Parque Batlle, inaugurado el 18 de Mayo de 1945.
Pero ahora, vamos a hablar de la estatuaria de nuestra bellísima ciudad, y —concretamente— de la que valoriza la figura femenina. La belleza, la fuerza, la inteligencia humana, están ahí —transformadas por el arte— al alcance de nuestros pasos morosos, de nuestras miradas demoradas, de nuestro incondicional amor hacia lo que nos muestra a los seres, trascendiendo su chatura vegetativa.
Decididamente, no son sirenas estas estatuas que adornan el puente sobre el Miguelete, en el Prado. Que son? Según opinión propia, estilizadas «grifas». Porque los grifos tenían cuerpo de león, alas de águila y escamas de pescado. También -dice la mitología- cabeza de águila. Aunque aquí la cabeza es de bella mujer.
Muchachas éramos y por vecindad y admiración, ambulábamos por el señorial Prado. Con estudiantes amigos, proclives como nosotras, a saber algo más de lo que dicen los textos, discutíamos. Por ejemplo: ¿Eran sirenas —sostenes de fanales— las estatuillas que adornan el puente sobre el Miguelete? Había pocas esculturas en el Prado, en aquellos tiempos. Todavía no estaba —en las cercanías del Hotel— la francesísima Fuente de Cordier, con su gracia como para las Tullerias o Versalles. Con Walther Laroche, suspiramos nostálgicamente, recordando que la conocimos en la Plaza de la Independencia. Con sus elegantes chorros de aguas multicolores, «satinando» a sus nereidas, se inauguró un sábado de Carnaval. Quiere el anecdotario ciudadano, la evocación de alguna mascarita —de riguroso dominó— zabullida (no zambullida) en la fuente, al salir de los archifamosos «veglioni» del «Solís».
La fuente «Cordier». Se la conoce por el apellido de su creador, Henri Cordier. Se inauguro, -con toda su gracia versallesca- en la Plza de la Independencia, un sábado de Carnaval. Ahora esta en el Prado, en linea directa con las escalinatas principales del ex hotel. Nos dicen que robaron algunas tortugas, «dadoras» de los irisados chorros de agua.
Fueron ubicándose monumentos, en la romántica, suntuosa, ex heredad de Buschental. Si volvemos a sus avenidas, a sus rincones forestados con inteligencia, encontraremos bronce y mármol, para mujeres de distintos sino y diverso destino. En el grupo de «Los cuatro últimos charrúas». está la india Guyunusa —tan triste como el desarraigo— obra de Gervasio Furest Muñoz, según grabado del tiempo de la exhibición en París, de los infelices charrúas. Por una avenida digna de los coches del 900, «encontramos» a María Eugenia Vaz Ferreira, en la interpretación de José Belloni, y a Delmira Agustini, y a una clásica «Hebe», diosa de la juventud. Hablaremos después, del gran monumento a María Stagnero de Munar. Y nos vamos, al centro y a los barrios, buscando indivudualizaciones —otra maestra, una científica— y simbolismos: diosas. musas, ninfas, más maestras y Madre, República, Paz, Libertad, Sabiduría, Ley, Fuerza.
A la Maestra. Homenaje a las Educacionistas. Obra en bronce del escultor nacional Severino Pose. Emplazado en la Plaza Samuel Lafone e inaugurado en 1930.
No hay monumentos para heroínas, porque no las tuvimos, en el grado de Juana de Arco. Marta Pita Policarpa Salavarrieta. (Francesa, coruñesa, colombiana). La heroicidad femenina —en tiempos de la Patria Vieja— estuvo en el sostener los hogares sin hombres, y en el compartir penurias, en el campamento del Ayui. Algo, se recuerda en los bajorrelieves del monumento a Artigas, y en el frente del Banco de la República.
María Stagnero de Munar, Insigne educacionista. Colaboradora de primera importancia en la obra de la reforma Vareliana, fué llamada con justicia maestra de maestros. Nacida en Montevideo en 1856, falleció en la misma ciudad en 1922. Autor del monumento el escultor nacional Juan D’Aniello. Es de mármol de Carrara y está ubicado en el Prado de Montevideo. Fué inaugurado el 14 de Marzo de 1929
¿Grupo escultórico para una sola mujer? El que hablamos soslayado — en El Prado— erigido en memoria de Maria Stagnero de Munar, creadora de los Institutos Normales. Ella murió en 1922, y el escultor Juan D’Aniello, interpretó la atmósfera de respeto unánime que, por aquellos tiempos, rodeaba a la gente de la enseñanza. Ya un poco diluido, ese respeto alcanzó para la efigie de la gran Enriqueta Compte y Rige (creadora de los Jardines de Infantes en el Uruguay). Está —es un modo de decir— por obra de Armando González, en el Pasaje Peatonal «Ernesto Laroche», frente al Museo de Bellas Artes del Parque Rodó. Todavía —y ya en genérico homenaje— se levantó un monumento al Maestro —con sólida figura femenina— en la Avenida Ricaldoni, del Parque Batlle y Ordóñez, y que es obra de Michelena. Aún, nos queda por admirar la majestad de «La Maestra», allá. en el verdor de la muy cuidada Plaza Lafone, de La Teja, y que debemos al cincel de Severino Pose.
Numerosas presencias femeninas embellecen parques y paseos urbanos. Entre ellas, emplazada en la rambla costanera antes de llegar a Carrasco, figura esta delicada realización escultórica, obra de P. E. Fiaschi, que se inauguro en 1916. Bautizada «El Sueño», llama la atención por su gracia románica.
Para «la madre» —sin discriminar— hay lugar en el grupo escultórico «El Trabajo», de Castiglioni, con importante emplazamiento en los jardines del Palacio Legislativo (angulo S. E.) Y, para «La madre Patria» es el centro del monumento de Jose Clara, que perpetua el sentimiento de amistad de España hacia Uruguay. Esplende, en la conjunción de la Av del Libertador y Juan A. Lavalleja, con la Av General Rondeau y la calle Galicia.
Tuvimos siempre una gran admiración por Antonio Pena. Tan gran artista, tan modesto hombre. Esta fue su concepción para el monumento erigido a la memoria del Dr. Horacio Abadie Santos – codificador, profesor de derecho penal, periodista. Una Minerva -o Palas Atenea, a la que salio armada del cerebro de Júpiter- es lo mas importante de la obra que esta en la Rambla Argentina.
Desprevenidos y/o indiferentes transeúntes discurren por calles y plazas, para «ver», y no solo para mirar. Se asombraran, ante las figuras que modelo Jose Luis Zorilla (también gran pintor) para el Obelisco, homenaje de los Constituyentes de 1830. Lo realizo, a pedido de los bancarios —que lo regalaron al país— cuando el primer centenario de la Jura de la Constitución, que se celebro a bombo y platillos. El Obelisco, emplazado estratégicamente, nos deja en total indesicion, para elegir entre la Fuerza, la Libertad y la Ley. José Luis, sonreía feliz, cuando le demostrábamos que diferenciábamos sus estatuas.
Quizá, -o sin quizá- el lugar mas espectacular de Montevideo. La Av 18 de Julio, se encuentra con el Br. Artigas y se pierde en el Parque Batlle. Ahí esta el Obelisco en homenaje a los Constituyentes de 1830. La Obra se la encargaron los bancarios a José Luis Zorilla para el primer centenario de la Jura. Las Figuras: La Fuerza, La Libertad y la Ley.
Seguimos la recorrida? Sólo un busto de mujer evoca los muy poco frecuentes esfuerzos de nuestro sexo en el campo científico. Pero, si «para muestra basta un botón», nuestra «muestra» es ecuménica. Ya que el busto de las calles Francisco Bauzá y Alberto Lasplaces, representa a la genial Marie Curio. Se debe a Aristides Bassi y es severo y sencillo, como el alentar todo de la modesta polaca que —cuando ya en la cúspide de la fama, fue invitada para viajar a los EE UU. para recibir «radium» de regalo, y homenajes sin fin — casi no quería ir, porque «no tenia sombrero para presentarse»
María Sklodowska de Curie, Abnegada mujer polaca, que junto a su esposo (francés) tuvo la gloria de descubrir el radium. El busto fué donado por los señores Juan y Enrique Richino, es de bronce con basamento de granito, ejecutado por el escultor italiano Adstides Bassi. Nació en 1867 y falleció en 1924. El busto fué inaugurado en 1938.
Dejamos para el final, la escultura en la que primero pensamos, cuando se nos pidió esta nota: la replica — una de tantas — de la «Victoria de Samotracia». ¡cuanto indagamos! No pudimos averiguar como fue a dar a la «pelouse» del Hipodromo de Maroñas. Donde la fácil y burda «gracia» populachera, la llama «la degollada». Pero si supimos, desde cuando — ese prodigio de armonía de la estatutaria — se lucia en el Museo del Louvre, con su apabullante majestad.
La replica de Victoria de Samotracia que en 1979 (año del articulo) se encontraba en el Hipódromo, hoy se encuentra en la Facultad de Arquitectura. La entrada al museo del Castillo de Pittamiglio cuenta también con una replica.
Fue el Dr. Armando Pirotto, nuestro informante: «Ahí esta, desde 1869: seis años después de haber sido exhumada en la isla de Samotracia, donde la vio y la compro para su país un cónsul francés» El Dr. Pirotto, no cree que la hayan conocido los persas, en su incursión por Grecia, porque la supone ofrendada a Nike (victoria) por el tremebundo Demetrio I «el Poliorcetes» (sitiador de ciudades) y rey de Macedonia, allá por el siglo III (A.C). Las «victorias» eran apteras (sin alas): pero este Demetrio, la soñó alada para seguir triunfante de ciudad en ciudad. Que es, la Victoria de Samotracia? Un vuelo, movido por el corazón, con el ímpetu arrebatador de quien no precisa de la tierra…
Elizabeth Durand
Algunos datos sobre ubicacion y autoria de estatuas en Montevideo, los obtuvimos del Sr. Whather E. Laroche, quien da los toques finales a su ensayo sobre «Escultura en el Uruguay y la historia de su estatutaria». La obra, sera en dos tomos, con mas de un centenar de grabados y le ha sido encargada oficialmente.
Fuentes del articulo:
Suplemento dominical de El Dia Numero 2364 del 4 de febrero de 1979.
Estatutaria Urbana de Montevideo
Fotos 2017, Montevideo Antiguo.