La Casa de los Chascos

Un encendedor que lanza agua al ser accionado, un asiento de goma que produce un comprometedor ruido al sentarse sobre él, un líquido que cae sobre la ropa y desaparece a los tres minutos. Un “calentador” de asientos, un dispositivo que explota dentro de los cigarrillos, bombas de humo y de mal olor. Lapiceras y libros que explotan, cajas que se abren y disparan una lluvia de papel picado. Disfraces y máscaras.

Todo esto, y más, se podía encontrar en la desaparecida La Casa de los Chascos, fundada en 1946 por Osvaldo Pallas. En 1971 pasó a manos de Juan José Costanzo (foto), siempre ocupando el local de la calle Ejido 1426. Más conocido por las bromas y trucos que eran su marca de fabrica, el establecimiento también ofrecía una variada gama de juguetes, artículos para bebés y cotillón para fiestas y cumpleaños.

Compartimos una nota realizada en el negocio en el año 1993:

Entre los chascos más solicitados por los clientes, Costanzo, destacó las bombas de mal olor, los explosivos y los vasos que derraman líquidos -hay comunes y de Peñarol o Nacional-. “El 90% de los artículos es de fabricación local”, dice Costanzo, “los hace mi familia”. Son cinco personas que dicen que, pueden “competir tranquilamente” con los productos importados. En esa competencia está la permanente innovación en las ofertas; para eso Costanzo mantiene correspondencia con, colegas del exterior para estar al día con los últimos lanzamientos en la materia.

En La Casa de los Chascos los artículos más baratos cuestan unos cuatro pesos. Los más caros son las máscaras, que oscilan entre 60 y 100 pesos. El propietario también señaló que “hay períodos en el año donde la venta sube”: Navidad, Carnaval y Halloween. Las máscaras y la pintura para payasos se venden todo el año. La casa también distribuye a negocios del interior del país. El público es tan heterogéneo como la variedad de propuestas disponibles. Existe una clientela que siempre vuelve, incluso aquellos que se han ido del país. Otros, ya adultos, regresan al mismo negocio que visitaban cuando niños de la mano de sus padres. “Para nosotros es una satisfacción’’.

Juan José Costanzo dijo que entre sus clientes hay muchos políticos y deportistas que gustan de hacerle bromas a sus colegas. Entre los primeros, recordó que muchos solicitaban su consejo a la hora de elegir regalos para Cacho de la Cruz, cuando eran invitados a los almuerzos de Chichita.

Publicado en Revista Tres por Enrique Buchichio.

En enero del 2016 La Casa de los Chascos cerro sus puertas luego de 70 años de bromas, aunque hay un augurio de que un familiar de José Costanzo continué con las bromas en otro local. Compartimos con ustedes dos videos sobre La Casa de los Chascos, para quienes nunca vieron las bromas que se podían comprar en esta casa.

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