El 23 de noviembre de 1903, durante el rectorado del Dr. Claudio Williman y bajo la presidencia de José Batlle y Ordóñez, se aprobó el decreto que estableció los estudios de Veterinaria anexos a la Facultad de Medicina. Los cursos comenzaron en 1905 en el Instituto de Higiene Experimental con solo nueve estudiantes. Un año después, en 1906, se decretó la creación de las Escuelas de Veterinaria y de Agronomía, ambas bajo la dependencia del Consejo Universitario.
Desarrollo y Separación de la Universidad
La Ley del 28 de diciembre de 1908 determinó la separación de la Escuela de Veterinaria de la Universidad, incorporándola al Ministerio de Industrias. Esta reestructuración incluyó la creación del Consejo de Patronato y Administración, compuesto por hacendados, veterinarios y el director de la Escuela. En 1909, este Consejo adquirió la Quinta de la familia Taranco, un predio de cinco hectáreas ubicado en el Camino Larrañaga (actualmente calle Alberto Lasplaces), donde hoy se encuentra la Facultad de Veterinaria.
Construcción e Inspiración Francesa
En 1910, se comenzó la construcción de un nuevo edificio para la Escuela de Veterinaria, inspirado en la Escuela Veterinaria de Alfort, Francia. Todos los materiales para su construcción fueron importados desde Francia, asegurando que el diseño y la funcionalidad estuvieran alineados con el modelo europeo.
Reorganización y Crecimiento
En marzo de 1912, se llevaron a cabo importantes modificaciones en la Escuela: se crearon nuevos institutos, se aumentó el número de profesores y se amplió el personal administrativo. El 13 de julio de 1918, se aprobó una ley que reorganizó la Escuela de Veterinaria, estableciendo un nuevo plan de estudios y un presupuesto adecuado para su funcionamiento, bajo la supervisión del Ministerio de Industrias (1921).
Legado y Relevancia
La Escuela de Veterinaria de Uruguay ha jugado un papel crucial en la formación de veterinarios y en el desarrollo de la medicina veterinaria en el país. Su evolución desde una pequeña institución con nueve estudiantes hasta convertirse en una facultad con una infraestructura avanzada y un amplio cuerpo docente refleja el compromiso del país con la educación y el bienestar animal. La inspiración en modelos europeos y la constante reorganización y mejora de sus servicios han permitido que la Escuela se mantenga a la vanguardia de la educación veterinaria en América Latina.
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