Hermosa fiesta fue la del 11 del corriente mes, y además de hermosa, inolvidable. A las 3 de la tarde, hora señalada para inaugurar la exposición, invadió el pintoresco local un público inmenso en cantidad, y selecto en calidad, entre el cual sobresalían las distinguidas damas que acostumbran dar realce a las fiestas que se celebran en los aristocráticos salones de la capital. Cálculos nada exagerados aseguran que al acto inaugural concurrieron 6000 personas. Los palcos y gradas, estaban vistosa y artísticamente adornados con arreglo a las exigencias del lugar. La bandera nacional, las de las demás repúblicas americanas y las de los países europeos, saludaban desde lo alto a los luchadores valerosos que tomaban parte en el hermoso torneo. Dos bandas de música y una orquesta estaban apercibidas para hacer oír sus acordes que debían interpretarse como un himno triunfal entonando al trabajo; y como si esto fuera poco, un día espléndido: un cielo azul; un sol brillante y una brisa tibia alegraban los ánimos, daban animación al acto y añadían nuevos encantos al pintoresco Campo Eúskaro.
Poco después de la hora anunciada para la inauguración, entraban en el palco oficial el ministro interino de Fomento Dr. Alfonso Pacheco, el ministro de Gobierno Dr. Claudio Williman, la Junta Directiva de nuestra Asociación, el director del Departamento de Ganadería y Agricultura, los jurados, el presidente de la Junta Económico Adminsitrativa de la capital y algunas otras personas especialmente invitadas, sonando en ese momento el himno nacional, que fue escuchado con la respetuosa satisfacción con que siempre se le oye. En este instante, toda la concurrencia se reunió en el lugar correspondiente. Los palcos estaban cuajados de elegantísimas damas y muchachas hermosas y observando la forma de semicírculo que los palcos afectan, causaban la ilusión de una corona de flores generosamente rota, para abarcar y dar brillante relieve al mayor espacio posible: las gradas rebosaban de entusiasta concurrencia y la pista estaba nutridamente circuída de espectadores.
Terminado el himno nacional, el presidente de nuestra Asociación dio lectura a un bien meditado discurso, que contestó el Dr. Alfonso Pacheco en nombre del gobierno con otro no menos inspirado (…).
Nutridos aplausos premiaron ambos hermosos discursos.
Terminada esta primera parte del acto oficial, se organizó el desfile de animales premiados, espectáculo que resultó de muy buen efecto, e interesante.
Seguidamente se abrió el comedor del restaurant, donde todo se hallaba preparado para el lunch que la Asociación Rural ofrecía a ambos ministros, jurados y demás personas al efecto invitadas, entre las que desollaban las damas que tanto realce dieron a esa fiesta, la que desde tal momento tomó un carácter marcadamente social (…)
FUENTE: Asociación Rural del Uruguay. Año XXX. Número 21. Noviembre 15 de 1906.