El gobierno del Presidente Santos destina para Escuela Normal de Señoritas un terreno de la esquina de Cuareim y Colonia que había sido adquirido para la Universidad y luego se conceptúa pequeño para ese fin. En 1883 se compra un terreno contiguo que forma ángulo con la Plaza Cagancha, disponiéndose así de una fracción con frentes a las calles Colonia, Cuareim y el ángulo noreste de la plaza mencionada.
El poder ejecutivo manda confeccionar los planos a la Dirección General de Obras Públicas, con indicaciones que proporciona la autoridad escolar. Los mismos se aprueban por decreto del Presidente Santos el 26 de marzo de 1884. Tres años más tarde, en enero de 1887, se inaugura el edificio, comenzando a funcionar como Escuela de Aplicación e Internato Normal de Señoritas. El Poder Ejecutivo decreta (5 de enero de 1889) la creación del Museo y Biblioteca Pedagógicos, destinando como sede de los mismos, al edificio que nos ocupa. En 1920 pasa a denominarse Escuela N° 1 y en 1927, República Argentina. Finalmente en 1935, pasa a ser Escuela N° 2 de Práctica, República Argentina. Es declarado monumento histórico nacional en la década de 1970. Sin duda, es el edificio más importante y ambicioso que se construye en la época, dedicado a la enseñanza. Su creación da respuesta al aspecto de la Reforma Vareliana de homogeneizar la formación del cuerpo docente.
En la planta baja, con acceso por la calle Colonia, funciona la Escuela de Aplicación, donde los alumnos normalistas realizan su práctica. Si bien es más grande que las escuelas comunes -consta de nueve aulas- su organización espacial no difiere sustancialmente de la de aquéllas. Dos patios descubiertos, uno ubicado centralmente y el otro lateralmente, están rodeados por galerías en tres de sus lados, en torno a las cuales se articulan las dependencias. Con posterioridad los patios fueron techados con claraboyas. Cabe destacar en esta escuela la presencia de un espacio semiabierto destinado a realizar ejercicios gimnásticos.
En el segundo nivel, correspondiente al primero sobre la Plaza Cagancha, debido al desnivel del terreno, tiene su entrada la Escuela Normal propiamente dicha. Con acceso por la calle Cuareim, ocupa el tercer nivel del edificio el internato Normal de Señoritas, destinado a residencia para alumnas del interior del país. En los niveles segundo y tercero, las galerías que rodean a los patios se cierran con una estructura de hierro y vidrio.
Las dos fachadas principales del edificio que dan sobre las calles Cuareim y Colonia, adhieren a un lenguaje clásico, donde no se evidencian simetrías, seguramente debido a la particularidad del terreno. Resulta de curiosa particularidad la fachada sobre la plaza, donde se logra la simetría rebatiendo uno de los planos que forman el ángulo.
No obstante constituir la principal construcción escolar de su momento, se destaca su sobriedad y sencillez. Aparecen fuertemente enmarcados los tres niveles del edificio por una cornisa. Sencillas pilastras sin base ni capitel establecen un ritmo en los dos pisos superiores. Los entrepaños son ocupados por ventanas escarzanas en el primer nivel, y adinteladas en el segundo. La planta baja procura diferenciarse por la ausencia de pilastras, por los vanos con arcos de medio punto y un almohadillado, en el tercio superior del paramento que da sobre la calle Colonia y que remata sobre Cuareim, a nivel del suelo.
Todo el conjunto esta coronado por una balaustrada en la que se acusan los ritmos marcados por las pilastras. Los únicos elementos a los que se busca dar realce en las fachadas, son los accesos por las calles Cuareim y Colonia. El primero, enmarcado por dos semicolumnas y frontón triangular de riguroso clasicismo; el segundo, de líneas más suaves, se destaca por un par de columnas a cada lado de la puerta de acceso y frontón curvo.
Si bien el edificio sufrió modificaciones interiores al pasar a funcionar en cada una de sus plantas tres organismos en forma totalmente independiente, conserva su imagen exterior prácticamente incambiada. Lo mismo puede decirse de los elementos interiores que resultan más destacables, como por ejemplo, las galerías que circundan los patios, con sus cerramientos vidriados, que les otorgan un carácter muy particular.
Edificios Escolares del 900 – María Julia Gómez