Cayetano Saporiti

Saporiti! Podemos hablar con confianza, pues «Gaitanin», como todos lo llaman cariñosamente, es bueno y tranquilo, con esa dulzura y esa serenidad, de quienes han vivido siempre ante el peligro.

Nadie puede comparársele en su peligrosa misión de detener la pelota frente al arco. Saporiti es único como el sol y creemos que el mismo sol, redondo como una pelota, ha de contemprarlo con miedo desde su gran altura, pues el brazo de Gaitanin se alarga de tal modo en el ejercicio de su puñetazo, que no sería raro, que un día no le permitiese al gran astro hacer el goal de cada mañana.

No digamos nada de la luna. cuyo espíritu femenino enflaquece como un menguante, al contemplar al formidable goaljeper. La historia de Saporiti en el football uruguayo, es brillante y llena de victorias como la de un gran general. Dentro del arco que defiende, parece un gran felino, astuto, de eficaces saltos, exacto como un resorte. Se trata como puede verse, de un goalkeper nato, cuya vocación es tan perfecta como la de un matemático, o un músico, o un dramaturgo.

Los genios se ofenderán. No querrán tener un colega cuya excelencia consista en la prosaica tarea de atajar la pelota elástica y saltarina. Pero es necesario ser modesto y comprender que los que llegan a la máxima calidad de un oficio, de un deporte, de un arte o de una ciencia, son igualmente genios. Por algo decía un exquisito melómano, escuchando un concierto de Rubinstein: «Es el Piendibenc del piano!». Invirtiendo la frase, podriamos nosotros decir que Saporiti es el Paderewski del goal! Que los de Poloneses nos perdonen la comparación, y nosotros les perdonaremos la ocurrencia de elegir candidato a la presidencia de Polonia, al más genial de los pianistas contemporáneos.

Desde muchos años el nombre de Gaitanín nos es familiar como el de tantos hombres ilustres de nuestro país. Su figura se ha hecho imborrable en nuestra memoria y la admiración con que le vimos por primera vez no ha podido disiparse. Tantas personalidades se han ido gastando por el abuso de su notoriedad, en este pais donde hasta la inteligencia triunfa en una forma tan efímera como la moda, que esa persistencia del triunfo creciente y sin desmayos de Gaitanin, cobra ante nuestra meditación no sabemos qué raros contornos de magia. Acaso tal prestigio haya nacido de la forma sincera con que lo hemos visto actuar, exponiéndose a la observación y la crítica de todos, y decimos de todos, porque entre nosotros, no hay nadie que deje de criticar. Pero nos ponemos demasiado serios y eso está reñido con la alegre sonrisa de Saporiti.

Cayetano Saporiti en el encuentro jugado en Argentina en el 15 de Agosto 1909

Ensayaríamos, si el espacio disponible nos lo permitiera, un pequeño estudio de la manera personal con que Gaitanín defiende el arco de Wanderers. Deberíamos de recurrir a algunas comparaciones zoológicas, que de cualquier modo las salvaríamos, pues el hombre de que hablamos ha formado su técnica perfecta mediante la claridad de su inteligencia. No es lo mismo ser tigre por haber nacido tigre, que serlo por que se ha compenetrado de la eficacia y exactitud de sus movimientos felinos, aplicándolos a la defensa. Lo mismo diríamos del águila de ojos dominadores y de garras que siempre aciertan con la presa.

Estos dos animales soberbios, el águila y el tigre, serían los que mejor representarían la manera footballística de Gaitanin. Nosotros proponemos para escudo nobiliario del gran goalkeper, un arco sobre el cual esté posada un águila y en uno de cuyos ángulos se agazape un tigre.

¿Qué pelota se anima a entrar?

Publicado en Mundo Uruguayo en el año 1919 

Saporiti nació el 14 de Enero de 1887, y fue el golero mas famoso y con mas palmares del Montevideo Wanderers. Fue Campeón Uruguayo en 1906 y 1908. Gano la Copa Competencia en 1906, 1908, 1911, 1917 y 1918. La Copa de Honor Cousenier en 1908 y la Cup Tie Competition en 1911, 1917 y 1918.

Debuto en la selección Uruguaya con 18 años y la defendió en 51 oportunidades entre 1905 y 1919. Fue campeón de la Copa América en 1916 y 1917. En la Copa América de 1917 que se jugo en Montevideo en el desaparecido Parque Pereyra que se encontraba donde hoy es la pista de atletismo, no recibió ningún gol. Murió en el año 1954.

Imagen del equipo campeón de la Copa América de 1917
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