Carloz Cruz

Carlos Cruz era argentino; nació en San Nicolás de los Arroyos en 1873, y falleció en Montevideo el 7 de setiembre de 1953. Era ciudadano legal uruguayo. Realizó sus primeros estudios en Buenos Aires bajo la dirección del pintor y dibujante Francisco Fortuny y, en la misma ciudad, litografía con Alfonso Bosco, un extraordinario profesional del grabado, natural de Turín que tuvo desde 1882, en que llegó a Buenos Aires, gran influencia en los primeros ensayos que del grabado al aguafuerte iniciaron los argentinos Emilio Agrelo y Eduardo Sívori.

Bosco, que fue además pintor al óleo, dejó muchos discípulos, entre ellos a Carlos Cruz. Cuando este artista pasó a vivir en Montevideo estudió con el malagueño Francisco Gutiérrez Rivera. A Gutiérrez Rivera lo conoció Cruz en la «Peña» que se reunía en el taller de Orestes Acquarone. Allí concurrían Payes Ortiz, Luis Queirolo Repeto, Diógenes Hequet, Carlos Alberto Castellano, el futuro fundador del Círculo Fomento de Bellas Artes, Ernesto Laroche, el italiano Alphenore Gobbi, más conocido por Goby, Guillermo Laborde, Humberto Causa, Carlos R. Rúfalo, Manuel Correa y muchos más que tuvieron actuación posterior en el campo de la plástica nacional. Carlos Cruz colaboró años después entre los ilustradores gráficos del Semanario «ROJO y BLANCO» que fundara y dirigiera Samuel Blixen en los primeros años del siglo.

«Del Montevideo que el progreso ha de transformar», Vista del Cubo del Sur, cuando sobre el todavía existía el Templo Ingles. Efectivamente el progreso transformo la escena.

Creado el Círculo de Bellas Artes, Carlos Cruz cursó estudios de pintura con Carlos María Herrera y desde 1908 a 1916 fue permanente dibujante en el matutino «La Tribuna Popular». En la primera de las fechas nombradas, a raíz de la exhibición de algunos trabajos de su firma, óleos, como «Rincón del Cerro», una excepción en su producción de dibujante y caricaturista obligó al reconocimiento de que se trataba de una producción interesante y bien lograda por el estudio de la perspectiva y la coloración. A partir de entonces la exhibición de cuadros fue frecuente en diversos salones de arte de la capital. Volvió frecuentemente sobre el género paisaje urbano, reproduciendo algunas escenas de la costa como en el óleo lienzo «La Costa Sud de Montevideo», en el que traslada el tan repetido tema del Cubo del Sur, en la época en que todavía estaba edificado sobre él el Templo Inglés (Iglesia Episcopal Británica) al que pocos artistas nacionales y extranjeros se sustrajeron.

«Marina» Estudio. Oleo de Carlos Cruz, 1914.

El cuadro realizado por Cruz integra la serie de temas montevideanos pintados por el artista en 1917 y reúne, a la vez que la exactitud del motivo, hoy verdadera pieza documental, valores que lo hacen que se considere una de sus mejores realizaciones con esos temas; ejecutado dentro de una coloración apagada, casi monocolor, logra dentro de la variación cromática de un mismo valor, sepia, aciertos que justifican la aceptación unánime de la obra. Posteriormente ensayó el tema costumbrista con escenas de nuestros campos, suaves de color. Si en el total su obra de pintor no alcanzó planos elevados, ya que estuvo frecuentemente suspendida por su labor de dibujante de la prensa diaria y la docencia que también ejerció en la calma del hogareño taller, fue aquella, sencilla, sincera y amable como así fue la vida se impusiera su autor.

Septuagenario dio a conocer al público con una serie de dibujos, pinturas y acuarelas de evocación en los que trabajó con escrupuloso detalle reconstruyendo algunas reliquias arquitectónicas coloniales de las ciudades argentinas de Tucumán, Córdoba y de la provincia de Buenos Aires, y viejas casonas coloniales de nuestro país, animadas a veces con alguna figura humana. El mismo silencio que rodeó su obra de pintor en los últimos años, rodeó su vida, dejando al desaparecer el recuerdo de su exquisito trato y caballerescos modales.

Carlos Cruz

El pintor uruguayo Domingo Bazzurro, «maestro de pintores» nos dejó para el futuro el magnífico lienzo que reproduce la figura de Carlos Cruz.

W. E. LAROCHE
Especial para EL DIA – 7 de Febrero de 1988

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