Antiguo edificio de la Aduana o «Aduana Nueva». Puerto de Montevideo. El tercer edificio que cumplió la función de Aduana de Montevideo -y el primero de nueva planta-, fue proyectado por el francés Aimé Aulbourg en 1852, poco después de terminada la Guerra Grande.
Era un enorme bloque de sólida y austera construcción que marcó la imagen del puerto durante décadas, hasta su devastación total por un incendio, el 15 de diciembre de 1921, que no dejó posibilidad de restauración.
Atento a ello, al año siguiente se convocó un concurso para la construcción de la nueva sede de la Dirección Nacional de Aduanas. Formalizado el fallo, el primer premio y la adjudicación del proyecto correspondió al entonces joven arquitecto Jorge Herrán, con el resultado de una obra en la que ya aparecían ecos de la modernidad que terminaría por imponerse hacia el fin de la década. Hoy, pasados más de ochenta años de su habilitación, sigue siendo uno de los referentes calificados del escenario urbano, indisociable del perfil de la bahía. La Aduana de Aulbourg no prefiguró su «ausencia», fruto de un hecho accidental, pero el impecable proceso de sustitución dio sus buenos frutos. Buen ejemplo a seguir en similares circunstancias.
Texto extraído de la exposición del Parque Rodo Arquitecturas ausentes