Le sacaron la fiesta

Tambor-piano de Cuareim, Fernando «Lobo» Núñez pertenece a una de las familias más antiguas del Barrio Sur y a los 29 años es considerado un verdadero «baqueano» del barrio de las lonjas. Jaime Roos, que no necesita presentación, ha realizado, para JAQUE, este reportaje y, además, nos anuncia otro sobre la murga.

J – Habiendo escuchado unos cuantos discos documentales de diversas partes del África, he encontrado pocos ritmos, a mi entender, tan guerreros como el candombe. Gran parte de ellos tenía o tiene la función de acompañar a las tribus en pie de guerra, como las gaitas de los escoceses. Creo recordar que solamente los tambores de Burundi, increíblemente agresivos, me resultaron equiparables, en ese aspecto, al candombe. Todo esto para preguntarte si opinas que el ritmo de candombe es guerrero y qué sentido puede tener, en el caso de que pienses así, la forma como se lo toca actualmente, es decir, lo que siente un candombero cuando lo toca, etc.

L- Bueno, yo al tocar, cuando estoy tocando, (si se puede llegar a comparar con otros ritmos que vienen de otros lados, como el caso del samba, de tantos otros que llegan acá … ), creo que no hay un ritmo, de los que yo escuché, así, caliente, con la fuerza que da el candombe, al nivel que llega el candombe, al punto que cuando vas tocando si estás en ese momento tocando, te lleva a cada vez más, cada vez más, y no es lo físico, sino el poder, o sea la concentración. Cuando vas tocando no es lo físico, porque por ejemplo hay tipos que no pueden con veinte quilos y llevan un piano a lo largo de cuarenta cuadras, lo llevan y lo traen y se matan de la risa. El candombe para mí en este momento, de los ritmos que están fuera de África, es el más caliente.

J – ¿Qué querés decir cuando decís «caliente»?. Por ejemplo, un wawancó puede ser caliente o una batucada brasilera puede ser caliente.

L- Sí, pero la calentura con que se tiene que tocar; o sea, llegás a un punto tocando samba, y más de ese punto no vas. De repente un brasilero no piensa lo mismo que estoy diciendo yo ahora, pero por ejemplo, un brasilero no puede pensar lo mismo porque candombe no sabe tocar. He estado dentro de una batería de samba brasilera y sé hasta qué punto pueden subir ellos una batería y sé hasta qué punto puede subir una llamada. Llegás a tener las manos destrozadas.

J- ¿Qué son las llamadas?

L- La llamada, bueno «llamada se le llamó siempre a cada vez que se sale.

J- ¿Pero a qué se está «llamando»?

L- Bueno, hoy en día el nombre «llamada» se usa para el desfile que es organizado por la Comisión Nacional de Fiestas y que es una especie de muestra al turismo. Nosotros los candomberos lo respetamos igual.

J- ¿No es un día importante para los candomberos la llamada de Carnaval?

L- Es un día importante porque viene gente de todos lados a ver; entonces uno trata de hacer las cosas lo mejor posible, con todo respeto, y aparte a nivel competencia, por los premios. Es un galardón que se lleva cada barrio que tenga candombe al ganar eso, ¿no?. Es como un campeonato de un día, pero al otro día, después que dieron el premio todo sigue normal. Nunca eso llegó a transformar nada, ni siquiera se discute. En ese momento se festeja, el que ganó festeja.

J – ¿Pero tiene algún significado profundo para los candomberos?

L- Bueno, ganar una llamada es salir campeón a algo.

J- Y decime una cosa, yo, después de ver una llamada como la carnavalera y las normales del barrio, las que se arman espontáneamente, encuentro una diferencia enorme entre ellas. Me parece que tienen más emoción y que se toca mejor. ¿Vos opinas lo mismo o no?

L- No es que tengan mucha más emoción, es que en realidad es lo que uno hace para uno. Ahí está la diferencia. O sea, las llamadas de la Comisión Nacional de Fiestas, con sillas, con un jurado que te va a decir quién es el que ganó (y a veces ese jurado que está designado para dar ese premio nunca sintió tocar, no puede dar fallos de nada y ponen a un don Juan a dar un fallo ahí); bueno, yo no estoy de acuerdo con eso. O a veces también ese fallo es dado por acomodo. Ahí se está tocando para mostrar el candombe de repente a mucha gente que nunca ni siquiera escuchó y que no le da el mismo valor que quizás le puede dar una vecina que siente los tambores y sale a bailar de la mano de los hijitos que tienen 3 o 4 años. Sabiendo caminar ya los lleva con ella. Esa vecina no me va a dar a mí ningún premio, nada más que el de la alegría que lleva en ese momento.

J – ¿,Quién enseña a bailar candombe a las negritas chicas de trencitas de 3 o 4 años que bailan mejor que cualquier adulto blanco? ¿Les enseñan sus padres o aprenden solas?

L- Los tambores les enseñan.

J – ¿Aprenden de mirar a los otros bailar?

L- Claro. En el primer momento las negritas no marcan ningún paso, sino que van bailando lo que sienten ellas, es totalmente libre.

J – ¿En el primer momento cuándo? ¿Cuando son muy chicas?

L- Claro, incluso hay nenitas blancas o mestizas que son de allá del barrio que están acostumbradas a andar con todas las negritas del barrio, que saben bailar también.

J – ¿No te parece que los nenitos negros tienen una facilidad mucho más grande que los otros?

L- Tienen otro movimiento, otra agilidad, otra plasticidad.

J – ¿A qué se debe eso?

L- Y bueno se debe a que lo que se hereda no se roba, ¿no? El negro de por sí es muy buen bailarín, la complexión del negro es más movediza, en cierta manera. Yo por ejemplo, nunca ví a un negro bailar tarantella, y no creo que un negro pueda bailar mejor la tarantella que un tano, porque la tarantella es más para un tano que para un negro. Pero si lo ponés a bailar cualquier cosa que tenga ritmo, va a moverse de la cabeza a los pies.

J – ¿Se puede hablar de una tradición viva?. ¿,El candombe vive en este momento?. Hay tradiciones que sobreviven, otras que están moribundas, otras que ya se murieron.

L- Bueno, hoy en día la tradición sigue, pero más desmantelada, porgue el candombe viene a ser barrio, y barios … , hay barrios principales que siempre los principales; porque se puede decir que tanto Palermo como Sur, y tanto Sur como Palermo son los principales del candombe. Otro barrio puede tener negros emigrantes, que se fueron de acá. Puede haber una llamada en Colón, puede haber una llamada en el Cerro o en el Buceo, donde haya negros puede haber tambores, pero candombe, tradición, tiempo, todos los que tengan candombe adentro, todo, todo es Sur y Palermo, y Palermo y Sur, Ansina y Cuareim. Y esos barrios están muy golpeados.

J- ¿,Porqué?

L- Y porque por ejemplo Ansina era la base de una semejante llamada. Sacaron el barrio Ansina, que son dos manzanas. Ahi, bueno, recuerdo cuando las llamadas de Carnaval entraban en Ansina. Recién ahí, uno venia todo el camino pensando en el jurado, pero ahí era el verdadero jurado, en el caso de la llamada de Cuareím, por ahí había que pasar bien, los tambores de Cuareim, de la única llamada que se tenían que preocupar era de la de Ansina, y la llamada de Ansina, de la única que se tiene que preocupar hasta el día hoy es de la de Cuareim. Yo como participante tocando los tambores de Cuareim, admito que me gane Ansina, no admito que me gane más nadie porque sé que son los únicos que saben tocar, que tocan el tambor y que tocan bien. Con otro ritmo, con otro estilo, pero son los únicos que pueden tocar, y que pueden decir: «nosotros somos los dueños del candombe», como podemos decir allá en Cuareim. Los demás pueden tocar perfectamente bien pero no es lo mismo porque uno de afuera tocando entre nosotros no puede ocupar el mismo lugar que ocupamos nosotros en una llamada.

J – Y el hecho de que se hayan destruído esas dos manzanas, el hecho de que se haya destruído el Medio Mundo, ¿no ha aparecido una forma de amortiguar ese daño?. Porque yo veo que los chiquitines siguen tocando, las chiquilinas siguen bailando, el candombe vive a pesar de que le hayan sacado sus capitales.

L- Si, pero le sacaron la fiesta, dejó de ser una fiesta, se sigue tocando más por amor propio, por muchas cosas que uno de repente no quiere dejar morir, pero no se sigue tocando por la fiesta que significaba eso. En Navidad por ejemplo los tambores de Ansina venían hasta la puerta del conventillo de Cuareim. Cuando ya llegaban a dos cuadras, tres cuadras venían por Isla de Flores, cuando salían de Yaguarón hacia Cuareim, ¡pobre del que tuviera una falla!, ¡pobre del que se cruzara!, pobre, pobre, pobre, porque lo miraban de una manera que era algo terrible, una vergüenza terrible, era como hacerse un gol en contra en una final de Uruguay-Brasil.

J – Y viceversa Cuareim hacia Ansina.

L- Claro, aparte llegar, poder saludar con los tambores a su tradicional adversario era, en parte, respeto que siempre se tuvo. Para los tambores de Cuareim entrar en Ansina en Navidad o en fin de año y ver todos los balcones de negros viejos, negros jóvenes, gente bailando, llevar dos cuadras de gente bailando, templar los tambores en el medio de la calle en Ansina. Todos teníamos conocidos ahí; se paraba, se daba tiempo a los saludos y se compartía cerveza, vino, lo que quisieran. tomar, vermouth, grappa, lo que estuvieras tomando en ese momento se te podía invitar, que eso de acuerdo a la circunstancia que se está viviendo en este país se termmó, por eso te digo que hubo un cambio total.

J – ¿A vos te parece que la crisis económica golpeó también al candombe?

L- Claro, no todos pueden ahora entrar a la casa de una persona, invitarlos a tomar algo, antes si se podía, antes en cada casa, porque por más pobres que fueran, es ese dia, esos días de fiesta, Navidad, fin de año, ¿quién no tenia la pileta de lavar con hielo y bebidas o un tacho o un tanque?

J- Cuando se habla del Medio Mundo, se dio como argumento que la gente vivía mal en el Medio Mundo y que era lógico que se la llevara a otro lugar porque eso corría riesgo de caerse, y cosas por el estilo •. Por otra parte decían que en el Medio Mundo había fiesta una vez al año en la época de las llamadas y que luego lo demás era miseria, pobreza.

L- No, para nada, eso es gente que… Para empezar, cuando yo siento por ejemplo una canción y nombran ‘Medio Mundo», o sea nombran «conventillo Medio Mundo», ya es gente que nunca fue, porque para la gente que fue, nadie le dice Medio Mundo; nosotros estábamos acostumbrados a conventillo Cuareim, vamos pal conventillo, era el conventillo Cuareim. Allí tuvo sede la Yacumenza, cada partido que ganaba la Yacumenza, se tomaba, se compartía un momento ahí. Ahí había gran cantidad de gente viviendo; bueno, esa gente cumplía años, algun día, o los hijos de esa gente algún día cumplían años, se festejaba, había bailes en el conventillo; fueron famosos.

J – ¿Y el aspecto de la miseria del cual tanto se habla con respecto al conventillo?

L – No, la miseria la ven los de afuera, porque a veces, claro, vivir en una pieza para mucha gente era indigno, pero para la gente que vivía ahí no era indigno, porque era prácticamente una familia. Cada uno tenia su cuarto; estaban acostumbrados a vivir en ese tipo de edificio donde de repente el problema más serio era compartir un baño con tanta gente. En cuanto al nivel de discreción, en los asuntos personales de cada pieza nadie metía la nariz. Yo viví los últimos tiempos en el conventillo, no de vivir, de ir, tener amigos ahí, criados ahí, se llegó a filmar una película ahí.

J- ¿La gente no quería irse del Medio Mundo?

L- Bueno, mucha gente que vivió toda una vida ahí no se quería ir, entiendo que a lo último el conventillo hubo que desalojarlo porque estaba muy descuidado, pero no por ruinoso, no porque no tuviera arreglo. Lo del conventillo tenía solución como tenía solución lo de Ansina, porque una casa estaba mal, no era toda la manzana. Por eso son mentiras que una manzana pudre el cajón. Pudre el cajón si dejan que lo pudra, si yo saco la manzana que está podrida el cajón sigue en buen estado. Ese refrán es para dejar pasar muchas cosas, yo creo que las Intendencias anteriores …

J – ¿Para vos quién tiró el Medio Mundo, lo tiró el gobierno, lo tiró, valga la expresión, «el hombre blanco»?

L- No, el blanco no tiene nada que ver. Tiene que ver el gobierno, lo tiró el gobierno, el Intendente.

J – A mi me dijeron que eso estaba bajo la jursidicción del Ministerio de Obras Públicas, pero la Intendencia le levantó el veto de Monumento Nacional.

L- La Intendencia le puede pasar la jugada al Ministerio y del Ministerio a la Intendencia, lo único es que en este momento el conventillo no está. Si la Intendencia hubiera querido el conventillo estaba, si el Ministerio hubiera querido el conventillo estaba. También si los dos hubieran querido estaba todo hasta ahora, cerrado o no cerrado. Si lo declararon monumento, ¿cómo pueden tirar abajo un monumento? ¿Con orden de quién?. Quien autorizó a tirarlo, ése es el responsable.

J- ¿El daño de la destrucción del Medio Mundo es irreparable para vos?

L- En cierta manera es irreparable. A conciencia, no porque tiren el conventillo van a tirar lo que era la tradición, pero sacaron un pedazo de la armonía, de la armonia en cuanto a la comunidad.

J – ¿Por qué era un símbolo tan fuerte? ¿Por las familias que allí vivían, porque se guardaban los tambores, porqué?

L- Por todo, por las familias. Allí vivía la familia Martiarena que llegó a dar no sé si la mejor mama vieja pero lamás linda de todas las mama vieja que yo conocí, llegó a dar a doña Ester. También los Cortés, Don Celestino Cortés.

J – ¿Los Silva son de ahí?

L- No, no son de ahí, los Silva vinieron a vivir aquí a la calle Isla de Flores primero, y después recién fueron a Cuareim, no al conventillo, pero a la calle Cuareim. O sea, : eran de ahí también, eran todos criados ahí.

J – ¿Eso de que se guardan los tambores numerados… ?

L- Claro, el número era porque cada uno tenía su tambor y lo conocía por el número. Para que no hubiera discusión el número era el nombre del tambor, en vez de ponerle un nombre le ponían el número del tambor.

J- ¿Por qué «tamboril» no? ¿Por una razón histórica?

L- No. por costumbre, siempre se acostumbra decirle tambor.

J – ¿Y de dónde salió lo de tamboril, que durante años se le dijo tamboril?

L- Lo de tamboril no sé, algún poeta; de esos que aparecen a escribir a los tambores, yo dentro del medio acostumbro decirle tambor y los que están dentro del medio también, o sea que tamboril, viene uno de afuera y lo dice. Los que son de afuera, !no de afuera del interior; los que no tienen nada que ver con el medio siempre le dicen tamboril, por eso pienso que la palabra es tambor.

J – ¿Y los candomberos le ponen un nombre al tambor habitualmente?

L- Sí, a veces se da un berretin de ponerle- nombre al tambor, sobre todo cuando el tambor es de uno, que no se lo prestó nadie, y uno se encariña con el tambor qúe hasta un nombre le pone.

J- ¿Tu tambor tiene tres nombres, como es la cosa?

L- Mi tambor, mi piano, tiene dos, tres nombres, según el que me venga primero. Yo casi siempre le digo el Trueno, o le digo Chelo. He sentido quien le dice al tambor el Mirlo. Mi tio Washíngton tocaba el repique, y él le puso el Mirlo porque dice que cantaba,.. ;cómo canta mi repique, es un mirlo! Depende de la forma, también, del tambor. Mi hermano le dice·’Lapiceritá’ al tambor porque es bien finito. Por ejemplo también había un tambor acá en casa que se llamaba «el Pijita» era bien finito.

J- Me decías de los misiles de tu hermano …

L- Sí, tenía tres y eran todos finos, los había pintado de plateado, entonces yo le decía: »vos tenés misiles», y de ahí le quedó el nombre. Son famosos los misiles, suenan que es un disparate. Y también se le da con la forma, por ejemplo ahora se cambió un poco el formato de los tambores. Antes eran con menos curva, menos pamm. ahora les llaman pera, mi perita.

J – ¿Y lo de las tinas?

L- Tina, también, ¡rnirá que tinaja!, cuando un tambor era grande, terrible tina. Pino también.

J- ¿Existe el tambor bombo?

L- Bueno, existió. El tambor bombo era un piano que era más grande de los que acostumbraban a armar, salía un poco de lo común. Las barricas ya tenían una medida, cuando hacían un tambor más grande de lo normal le decían bombo. Pero rítmicarnente el bombo no sé qué funcíón podía cumplir.

.J – A mí me decían que el tambor bombo era un piano que nunca se movía en las llamadas, que no levantaba como levantan los pianos normalmente sino que llevaba una pancada firme.

L- El bombo venía a ser una base que sonaba más grueso por el tamaño. No lo templaban mucho para que sonara bién grueso. Ahora los tambores adquirieron otra forma, son más grandes, más panzones y de mayor diámetro.

J – ¡Por qué más panzones, por que suenan más?

L- Son más panzones porque se les hizo más panza, al fabricarlos ya.

J – ¿Pero cuál es el motivo de hacerles más panza?

L- Que dejó de existir la barrica, que la barrica ya traía uná curva. Entonces los fabricantes de tambores se ingeniaron y encontraron un sistema para suplantar la barrica.

J – Vos trabajaste de fabricante de tambores un tiempo, ¿no?

L- Sí. Entonces al tener que suplantar la barrica se tuvo que buscar la forma de doblar la madera, y de darle más panza, menos panza, o darle la forma que uno quiera. Entonces los tambores hoy en día son diferentes, tienen más panza y más boca. Es un estilo que

se está usando ahora, todo el mundo los hace con panza. Eso va de acuerdo con el fabricante, de formato andan todos más o menos parecido. La calidad es diferente, se ve en la terminación, en la madera, en los aros, en las lonjas.

J – ¿Puede un blanco aprender a tocar el candombe tradicional?

L- No, un blanco puede aprender a tocar el tambor, pero tiene que tener una garra, una polenta bárbara; para aprender a tocar el candombe.

J – ¿Qué diferencia hay entre aprender a tocar el tambor y el candombe?

L- Que por ejemplo un negro hasta el día que muera no va a tener en cuenta el candornbe sino que lo va a tocar, y lo va a querer cantar y lo va a querer hacer. En una comida, en una fiesta, en un cumpleaños, en una reunión, siempre hay un motivo para poder cantar, aunque sea un tango con tiempo de candornbe, acompañado por una silla igual, tocando el tambor en una silla. Y un blanco, por ejemplo, lo puede aprender, lo puede usar al tambor mientras está viviendo en el medio de cierta cantidad de negros, asistiendo a ciertos lugares en que se lo toca, el día que deje eso, chau, se terminó para él el candombe.

J – Sin embargo yo creo que si tomás el ejemplo de unos cuantos músicos blancos que han salido para afuera…

L- Es muy diferente, ahí no sos candombero sino que sos uruguayo,. al estar afuera te sentís uruguayo por demás.

J – Yo creo que la pasión de un blanco por el candombe hasta la muerte se puede dar; lo que no sé si se puede dar es el sabor para interpretar la cosa.

L – Puede llegar a tocar con el sabor de un negro, pero no sé si puede tener el mismo goce, y comunicar ese goce que comunica un negro.

J – Yo creo que un blanco no puede tener nunca el sabor que tiene un negro a pesar de que puede producir algo distinto, que puede ser interesante, en otra onda de swing.

L- Pero nos fuimos del tema ahí, porque estábamos hablando del candombe del barrio, la tradición y los tambores. Ahora, que vos al candombe lo arregles, le puedas poner más instrumentos, más músicos.

J – Buscarle otras pautas.

L- Si hoy en dia hubiera más músicos negros haciendo candombe, yo pienso que el candombe sonaría diferente, a nivel orquestal. Todavía no se dio esto, si hubiera un pianista negro dentro de un grupo, un bajista negro, un trompetista…

J- ¿Por qué los negros en general tocan poco los instrumentos armónicos?

L- Bueno, porque en realidad los instrumentos armónicos se pusieron caros, son caros, la música hoy en día es cara, aquí debemos ser en América, (que es donde hay más cantidad de negros fuera de África), de acá, de Uruguay los negros más atrasados musicalmente; de toda América. Porque incluso antes había más, pero se dejó. Es más bien un problema económico que otra cosa, y aparte, la economía siempre pudo más que lo cultural. Si mi hija tiene condiciones y yo la quiero mandar a aprender ballet y no tengo con qué mandarla, por más condiciones que tenga no va, porque hay muy pocas personas que se presten a darle clases gratis.

J – ¿No te parece que es responsabilidad del gobierno ese tipo de problema?

L- Hoy en día el gobierno explota al candombe cuando se dirige al turismo, hace carteles, y siempre que lo precisa viene a buscar al candombe; también se tendría que ocupar de eso. Conozco un montón de gente que ha venido a mostrar el Medio Mundo a los turistas, y hoy en día esa gente no viene, cambió de recorrido. Esa gente puede traer un turista y decirle, acá existió el Medio Mundo que fue tirado; no lo hace. Entonces estarnos hablando de diferentes cosas con el mismo sentido. Mucha gente que se arrima cuando hay un Congreso de algo a buscar comparsas, los tambores, también puede venir un día y hacerle un lugar a los que quieran ir a aprender al Conservatorio o poner un lugar en el barrio donde pueda ir a aprender. Nadie viene y dice: «yo les voy a enseñar».

J – ¿Se trabaja mucho tocando para las familias ricas, en los barrios ricos?

L- No es que se toque mucho, es que ellos llega un punto en que no tienen más remedio que acudir a los tambores porque en realidad, aunque lo usen solamente para divertirse, no lo pueden pasar por alto, no lo pueden dejar de admitir. Hoy en día, la alegría que tiene un uruguayo en música pasa a través del candombe.

Jaime Roos

Montevideo, Viernes 8 de Marzo de 1984

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