Nuestras Huelgas – 1901

DECÍAMOS al cerrar el periódico en su número anterior «vamos á tener una huelga en los tranvías» y el caso se presenció el mismísimo día en que salían los pregones de ROJO Y BLANCO llevándolo á todos los ámbitos de la ciudad. —Excepción hecha de las líneas del Reducto, Pocitos y Este, ardió Troya en todas las demás.

La coqueta ciudad ha tenido aspecto guerrero. A las manifestaciones de los huelguistas se han opuesto las manifestaciones de la policía, a pie y á caballo, armada de lanzas, sables, machetes y revolvers. La cosa ha sido perfectamente seria y esto no es ni mentira ni exageración, pues que todos han podido verlo.

ESTACIÓN DEL TRANVÍA Á LA UNIÓN Y MAROÑAS

Ha habido tantos policianos como huelguistas y en algunos momentos menos huelguistas que policianos! Por supuesto que ha habido de todo en estos días y que se han armado caranillos endiablados. Pero francamente hablando la compostura de los agentes y la relativa tranquilidad de los huelguistas, han evitado cosas mayores y sucesos desgraciados, circunstancia esta que ha valido al jefe de policía coronel Bazzano aplausos de la prensa diaria.

En el primer día el movimiento producido, aunque esperado, pareció causar sorpresa y hasta se tomó á broma. Con que no hay trenes? —Pues á pie! se decían las gentes; pero luego, al anochecer, cuando se supo que el asunto iba de verdad, los rostros cambiaron y hasta se pusieron serios. Y aumentó la seriedad cuando se supo definitivamente que no había medios de arreglo por parte de los señores gerentes sobre las bases propuestas por los huelguistas á cuya admisión estaban dispuestos a resistirse siempre que lograran personal de cualquier naturaleza ya de aquí mismo, ya de Buenos
Aires.

Así los ánimos, amaneció el domingo, sensacional para todos. Las corridas en la feria, en las plazas, en las proximidades de las estaciones, fueron repetidas. La caballería se adiestró en las cargas, aunque sin consecuencias. Vale más así! —En cambio el público mirón, mientras atropellaban unos y disparaban otros, reía del aspecto marcial de los nuevos empleados de las líneas.

Guarda-trenes de galera! gritaban los muchachos y reían de buena gana chicos y grandes, no sin lamentar interiormente, y en serio, la falta de medidas municipales que evitaran de una vez los excesos —fueren de quienes fueren —que al fin han llegado á producir un trastorno importante al publico.

El lunes se pasó como el domingo en apuros y alborotos, pero el martes de tarde cesó la huelga y el miércoles ya nadie hablaba de ella sino para acompañar en gran parte en su sentimiento á los huelguistas, de los cuales han ido á parar á la correccíonal mas de ciento cincuenta.

Hubo en ese mismo lapso de tiempo una nota sensacional y tumultuosa: el asalto llevado por un grupo de cartoneros, muchachos en su mayoría de 14 á 15 años, llevado contra la casa de Alfonso Telia, calle de Andes 178, que con otras cartonerías más no habían aceptado arreglos con sus obreros. Los asaltantes no dejaron vidrio sano, descargando una lluvia terrible de piedras de que se habían presentado bien provistos.

La policía redujo á muchos de ellos á prisión, pasando todos á engrosar el núcleo ó plantel de huelguistas enjaulados con que cuenta la Correccional y que han sido puestos á disposición de juez, con la santísima buena voluntad de hacerles más llevadera su situación y evitar que salgan á la calle en diez ó en quince días más todavía!

La asonada de cartoneros ha sido, como se vé, la más estrepitosa de todas las nuestras!

Publicado en 1901 en la revista Rojo y Blanco.

ESTACIÓN GOES DEL TRANVlA ORIENTAL

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