El Desalojo del David

No se apuren a regocijarse: nuestro David, «El David» no ha sido desalojado.  Se trata  simplemente de un supuesto desalojo del calco en bronce del David de Miguel Angel que afortunadamente, bien se puede decir, tenemos colocado aquí en nuestra ciudad, corno un permanente «memento morí’ a las divagaciones y superficialidad de nuestro arte.

Pero parece que a alguien estorba, porque hace ya algunos años que un señor, al cual no conocemos ni de nombre, se le ocurrió sugerir que se le sacara de donde esta para llevarlo frente a la Universidad. Ciertamente que no con intención de rebajarlo , siendo ese lugar de lo mas céntrico y noble, pero ¡que ocurrencia!, olvidándose de que nuestra muchachada universitaria no necesita que le lleven un maestro para enseñarle a tirar piedras…

Estéticamente, el David, respaldado en ese enorme edificio de la Universidad que no es una maravilla arquitectónica, como lo es por ejemplo el «Palazzo Vecchio» de Florencia, no iba a ganar nada claramente. Al presente, hemos oído nuevamente que no piensan transportarlo a no sabríamos cual parque o jardín. Nosotros no sabemos si se habrá  echado un vistazo a esa hermosa esquina en donde esta colocado el David, con intención de aprovecharla para algo mas positivo que no sea el alojamiento de la reproducción de una obra de arte inmortal. Allí esta muy bien y no vemos aparecer razón seria para cambiarlo de su lugar, cosa que originaria nuevos problemas y nuevos gastos, tanto mas que en nuestra ciudad no faltan terrenos baldíos para dar cancha a los entusiasmos edificativos de nuestros próceres.

En cuanto a llevarlo a un parque o jardín, o eventualmente a una quinta, opinamos que esos no son los lugares mas apropiados para una obra de esa categoría: aunque el habernos encontrado con una reproducción muy mala por cierto, del Moisés de Miguel Ángel, metida entre un cerco con no sabemos que simpáticos bichitos en Villa Dolores, nos ha curado de sustos al respecto. Porque, aun teniendo en cuenta lo vulgar y fea de esa reproducción del Moisés, siempre presupone una inconsecuente falta de respeto a esa obra inmortal, de parte de quienes la colocaron allí y de quienes allí la dejan.

Ni un parque ni un jardín son lugares apropiados al David, por las siguientes razones: Miguel Ángel esculpió el David de un pedazo de mármol anteriormente echado a perder por otro escultor, Agostino di Duccio, que no fue capaz de sacar del mismo la obra que tenia proyectada. A pesar de eso, Miguel Ángel pudo resolver el problema dándole mayor importancia plástica a una parte de la estatua y dejando como «en punto muerto» la otra parte. Por eso en aquel tiempo, el David fue colocado dando las espaldas sobre el frente del Palazzo Vecchio», precisamente para que se viese unicamente del lado bueno y ese criterio debe de haber tenido presente el arquitecto que proyecto y realizo aquí la colocación de su calco en bronce.

Hace muchos años, (para salvaguardarlo de la intemperie, porque el mármol en el cual estaba esculpido, por ser de mala calidad se estaba deteriorando), el David original de Miguel Ángel fue sacado de donde estaba, llevado a cubierto y sustituido con una copia no muy feliz, también en mármol: Frente a esa copia van hoy día a toparse los cultos forasteros de todo el mundo y naturalmente, salen desilusionados, a no ser que alguien los dirija luego a la galería Academia, en donde bajo la cúpula, se encuentra el verdadero y terrible David de Miguel Ángel, en toda su imponencia de obra maestra soberana e inalcanzable.

Respecto a la copia que aquí tenemos, se dijo que era sacada del original y la ultima que habría permitido sacar el Gobierno Italiano. Pero eso no es cierto. Conocedores de la importancia que ese Gobierno concede a las obras de los inmortales artistas de la Península: conocedores del valor material de la obra que se estima en cientos de millones, creemos que, antes de permitir que se llevara a cabo un calco sobre el original, ya deteriorado y muy frágil, el Estado Italiano declararía simplemente una guerra.

Nosotros conocemos personalmente a los moldeadores y al fundidor que intervinieron en la ejecución de nuestra copia del David. para la cual sirvió un antiguo y muy buen calco en yeso que existe en Florencia y del cual fueron también sacadas las varias copias que andan por el mundo, aunque a todos les puedan haber hecho el mismo cuento.

La reproducción es excelente y eso se debe principalmente a la activa intervención de nuestro Cónsul en Florencia, señor Fraschetti, muy apasionado y entendido en cosas de arte: y la fundición ha resultado muy buena y bien terminada, aunque no fue realizada en una sola pieza como se pretende, sino en varias reunidas, como siempre se hace en la fundición de toda obra que sobrepase ciertas medidas, siendo técnicamente absurdo pretender fundir obras gigantescas en un solo block.

También su pátina tipo Renacimiento es hermosa y apropiada, a pesar de que un grupo de «hotentotes» probablemente disfrazados de uruguayos, hayan pretendido alterarla en ciertas partes de la estatua que deben de haberles llamado mucho la atención, e interesado. En cuanto al grupo de famosos artistas que en Florencia dieron el visto bueno a la copia antes de expedirla, aquí: fueron, vieron, elogiaron y se hicieron fotografiar.

Nosotros opinamos que nunca se deben sacar reproducciones en bronce de obras creadas para el mármol o la piedra. Siendo los efectos ópticos del bronce tres veces mas fuertes que los que da el mármol o la piedra, aunque sea oscura, sus copias hechas en ese metal resultan forzosamente flacas, rígidas y leñosas, perdiendo la plenitud, la redondez y la potencia de formas que poseen los originales.

Nuestro David de bronce, aunque siempre resulte vivo, nervioso y potente, debido a la insigne categoría de su original, no es mas que una pálida sombra de la formidable obra del «Divino Michelangiolo», pero asimismo, su imponencia y sugestividad son grandes.

Vayan a verlo ¡oh proyectistas desalojadores!, pero con el sombrero en la mano. Mírenlo honradamente, girando de derecha a izquierda y viceversa, alejándose y acercándose y luego, si han sido capaces de ver, les aseguro que no se les pasaran las ganas de tocarlo.

A ultimo momento se nos informa que la broncea estatua ha sido cubierta de manifiestos electorales. La idea nos parece bastante original, por su eficacia, y casi estaríamos por proponer a esos «empapeladores» que fueran a la Plaza Independencia a cubrir con manifiestos también la estatua del Patriarca Artigas.

E.P.

Publicado en la revista «El David», Enero de 1938.

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