La fábrica de jabones finos y medicinales y artículos de tocador, de Scarone y Cía., situada en esta capital, calle Paysandú esquina República, es un modelo entre los establecimientos de su índole, no solamente por la brillante gestión industrial que viene desarrollando desde hace varios años, cuando fue implantado por el señor Carlos B. Scarone, sino por la excelente calidad de sus productos, recientemente consagrada con un premio de medalla de plata en la Exposición Internacional de San Francisco, California, donde su concurrencia se hizo notar entre la de los más importantes establecimientos de su ramo.
A propósito de ese acto, la Oficina de Exposiciones dependiente del Ministerio de Industrias, recibió, junto con los productos enviados por esta fábrica, los siguientes datos recabados de sus propietarios actuales:
El edificio principal, ocupa una superficie de mil metros cuadrados, con frentes a las calles Paysandú, Cerro Largo, Democracia y República. En la elaboración de sus productos, la fábrica da trabajo a cincuenta personas, varones y mujeres, y utiliza máquinas accionadas por potentes motores eléctricos: última palabra en maquinaria para jabonería fina. La producción está formada por infinidad de jabones, dentro de tres categorías; sistema «marsellés», sistema «alemán» a frío, y jabones de glicerina. La lista de precios repartida por el establecimiento, consigna más de trescientos productos diversos. Además de los jabones, que son especialidad de la casa, esta prepara artículos de perfumería y tocador, como ser; lociones, extractos, «champoin», brillantinas, cosméticos, «sachets», etc.
La producción normal, alcanza a 1000 docenas de jabones finos y 100 docenas de botes y frascos de perfume. Nuestros jabones finos, dice el señor Scarone, son elaborados por el procedimiento «marsellés», garantizando así la calidad del artículo, exento de álcalis libres, lo que constituye una ventaja para los usos del tocador. El procedimiento usual en la fabricación es el siguiente: tomando por base 75% de aceites vegetales (coco, palma), y 25% de materias grasas animales, completamente purificadas y desodoradas, se introduce la materia prima en grandes calderas adecuadas. Una vez producido el jabón, es elevado por bombas automáticas y enviado a un secador también automático (producción 1500 kilos en 8 horas) donde se reduce a virutas que, al salir del secador, son arrojadas a la máquina mezcladora (Broyeusse) en donde se le da color y perfume al jabón ya completamente frío. Este procedimiento asegura la inalterabilidad del perfume, como puede comprobarse en el espécimen denominado «Jabón Virginal», de unánime aceptación entre los consumidores.
Efectuada la mezcla total, en la forma explicada, el producto pasa automáticamente a una máquina compresora (Budineusse), donde el jabón recibe una presión de 8 toneladas; saliendo entonces en forma de barras, homogéneas y uniformes, para pesar, siempre por automatismo, a la máquina cortadora que lo divide en pastillas, a la estufa donde se seca completamente, a la máquina estampadora donde se moldea en definitiva y, finalmente a las manos de las operarias que lo acondicionas en envolturas y envases adecuados.
Los envases de cartón, también son preparados por la misma fábrica, que al efecto cuenta con máquinas especiales, de sistema moderno.
Las condiciones de higiene, confort y seguridad que las respectivas autoridades han comprobado en el establecimiento de C. B. Scarone, aseguran el trabajo de sus operarios y hacen doblemente recomendables los productos, que día por día adquieren mayor aceptación en el consumo.
FUENTE: Revista del Ministerio de Industrias. Año IV. Número 24. Julio de 1916.