En la fría noche del viernes 29 de junio de 1934, Montevideo vivió un evento extraordinario cuando el Graf Zeppelin, un dirigible alemán, sobrevoló la ciudad. Aunque no aterrizó en suelo uruguayo, su presencia atrajo a miles de ciudadanos que salieron a recibirlo en las calles de la Ciudad Vieja y la Plaza Independencia. Haciendo varios giros sobre la ciudad, el dirigible finalmente se dirigió hacia Buenos Aires. Volvió a sobrevolar Montevideo la mañana del 30 de junio, siendo nuevamente recibido con asombro y entusiasmo.
Características del Graf Zeppelin
El Graf Zeppelin, impulsado por varios motores y cargado con gas, tenía una potencia total de 2.650 caballos de fuerza y podía levantar su peso de cien toneladas. Procedente de Brasil, ingresó al espacio aéreo uruguayo alrededor de las 5:30 p.m. El dirigible se comunicó con la Estación Telegráfica del Cerrito a las 10:30 p.m., anunciando su sobrevuelo una hora después.
Reacciones en Montevideo
Miles de montevideanos de los barrios Sur, Centro y Ciudad Vieja se volcaron a las calles para observar el «gigante plateado con forma de habano», según la crónica de la época. La luna llena y el cielo despejado permitieron una visión clara del dirigible, que volaba a una altura de doscientos metros con sus luces encendidas.
Saludo y recepción
El comandante del dirigible, Hugo Eckener, envió un saludo al presidente uruguayo Gabriel Terra. Desde el dirigible, se lamentaron las dificultades técnicas que impidieron aterrizar en Montevideo. Terra respondió con un saludo al comandante Eckener, destacando su representación de la civilización alemana.
Contexto histórico
En esa época, el régimen de Adolf Hitler buscaba demostrar sus avances tecnológicos al mundo. El Graf Zeppelin había comenzado vuelos transatlánticos en 1932, cruzando desde Alemania a Brasil y extendiéndose hasta Río de Janeiro y Buenos Aires. Las limitaciones técnicas, particularmente en las reservas de gas y combustible, impedían aterrizajes frecuentes en el Río de la Plata.
Recorrido y despedida
El Graf Zeppelin, con 115 personas a bordo, llegó a Buenos Aires en un tiempo récord de cinco días. La mañana del 30 de junio, los montevideanos se congregaron nuevamente para ver el dirigible, que sobrevoló el Cerro, el Palacio Salvo y la Plaza Independencia, arrojando un arreglo floral dirigido a la esposa de Gabriel Terra, que cayó en la calle Juan Carlos Gómez. Después de un recorrido de una hora, el Graf Zeppelin se dirigió hacia el este y desapareció.
Legado y referencias
La visita del Graf Zeppelin quedó grabada en la memoria de los montevideanos y fue narrada por escritores como Mario Benedetti en su novela «La borra del café». Algunos años después, Montevideo vivió otra visita de la Alemania nazi con la llegada del Graf Spee en tiempos de guerra.
La visita del Graf Zeppelin es recordada como un evento extraordinario que capturó la imaginación y el asombro de los montevideanos, simbolizando una era de avances tecnológicos y conexiones internacionales.