Desde principios del siglo XX, coincidiendo con la aparición del automóvil y la preocupación por el embellecimiento de la ciudad, comenzaron a construirse las ramblas montevideanas. En 1922 fue aprobado un plan de rambla costanera presentado por el Ing. Juan P. Fabini al Concejo Departamental.
El tramo propuesto se extendía desde la escollera Sarandí hasta el Parque Urbano. Otros proyectos anteriores al de Fabini, presentados en la primera década del siglo XX, habían sido rechazados, entre otros motivos, a causa de su elevada financiación y de la intención especulativa de las empresas consultadas. El devastador temporal de julio de 1923 y los consecuentes daños genera dos en esta zona de la ciudad, constituyeron para las autoridades factores decisivos a la hora de emprender la construcción de la rambla costanera. Un decreto de octubre de 1925 aseguraba la financiación de las obras a través de un empréstito y simultáneamente creaba la “Comisión Financiera de Rambla Sur”, organismo supervisor -y en algunos casos gestor- de todas la actividades vinculadas a este emprendimiento. La obra se inició en 1928 y fue inaugurada oficialmente el 31 de diciembre de 1935.
La construcción del tramo de la rambla correspondiente a la Ciudad Vieja trajo consigo cambios en el espacio y en la composición social de la zona. Las calles Brecha y Buenos Aires fueron ensanchadas, disponiéndose además la creación de una explanada entre las calles Treinta y Tres, Reconquista, Ituzaingó y la rambla misma. A su vez, calles como Santa Teresa, Yerbal y Recinto desaparecieron totalmente de la geografía de la Ciudad Vieja. Debido a razones estéticas e higiénicas, fueron expropiados los predios limítrofes con el espacio que ocuparía la rambla. Además de obtener superficie suficiente para la realización de la obra, a través de esta medida se pretendía erradicar definitivamente el barrio prostibulario, popularmente conocido como “El Bajo”.
La demolición de estas viviendas de mediados de siglo XIX, en donde funcionaban burdeles, almacenes, cafés y casas de baile y la revalorización general de este espacio, provocó el desplazamiento de parte de la población del barrio hacia otras zonas de la ciudad.
Texto extradido de Fotogalería Parque Rodó Arquitecturas Ausentes en Montevideo