El día 21 de enero de 1946 marca una etapa de realizaciones en la gestión que, no sin vencer serias dificultades, viene cumpliendo el directorio de UTE.
La etapa que encara la construcción del edificio para asiento de todas las Oficinas del Instituto, que actualmente se hallan instaladas en veinte fincas diseminadas por distintas zonas de la ciudad, con los consiguientes trastornos para el funcionamiento regular de los servicios.
En la calle Paraguay, a la altura de General Aguilar, o sea a una distancia de doscientos metros de la Estación Agraciada de la empresa de tranvías, se levantará el PALACIO DE LA LUZ, la futura sede central de la UTE, que reunirá en un solo cuerpo de edificio de once pisos, el núcleo de las Oficinas Técnicas y Administrativas del Instituto.
La obra a erigirse, de líneas sencillas y majestuosas, como podrá advertirse en el grabado de la carátula, constituye un exponente de técnica avanzada en la rama de la arquitectura y una manifestación indiscutible de arte dentro de las posibilidades que ofrece al ingenio creador una construcción de tal naturaleza.
El arquitecto Román Fresnedo Siri, autor del proyecto, ha recogido y sigue recogiendo la palabra alentadora de congratulación, tanto de las autoridades superiores de la UTE y de los numerosos funcionarios de la misma, como de las personas extrañas al Organismo, que han visto su labor de proyectista no tan sólo el esfuerzo técnico y la aptitud profesional, sino también y en forma principal el signo de esplendor y de belleza que ha logrado imprimir a ese rascacielos de carácter industrial, llamado a iniciar en la zona de Arroyo Seco y en los aledaños de Aguada y Reducto, un movimiento de evolución edilicia de incalculables proyecciones.
La vieja estación del Ferrocarril y Tranvía del Norte, con frente a la calle Mendoza que corre paralela a las líneas del Ferrocarril Central, ha sido ya demolida, conjuntamente con las demás fincas que integraban el block de manzana recuadrada por la citada calle y las de Paraguay, General Caraballo y General Aguilar. Allí, en ese recuadro se erigirá en breve el PALACIO DE LA LUZ. De ese punto hasta la conjunción de Agraciada y Rondeau, o sea hasta frente a la Estación Agraciada, y siempre que se cuente con la respectiva autorización municipal, se extenderá una amplia avenida, marginada por majestuosos edificios que constituirán un centro cívico, según se podrá advertir en una de las fotos que ilustran esta publicación.
Ociosos resulta comentar que el PALACIO DE LA LUZ viene a llenar una sentida necesidad ambiente. Cabe, en cambio, destacar que el rascacielos proyectado se ha dado solución a los siguientes puntos:
a) Todos los locales destinados a oficinas estarán en contacto con el exterior, evitándose todo pozo de aire y luz, debido ellos fundamentalmente al tamaño del edificio en planta.
b) Por la elección de los detalles constructivos, los ocupantes disfrutarán de un ambiente ideal para el desempeño de sus funciones (locales con un clima perfecto por medio del aire acondicionado, insonoros, por medio de revestimientos acústicos, máxima iluminación natural, graduable, etc.).
c) Extrema simplicidad de circulaciones, tanto horizontales como verticales, diferenciadas para el público y empleados, que permiten un mínimo de desplazamiento sin interferencias.
d) Locales amplios, con previsión para un futuro de 25 años.
e) Distribución lógica de las distintas oficinas, teniendo en cuenta su intercomunicación y sus relaciones con el público.
f) Empleo fundamental de mano de obra y materiales nacionales.
g) Toda la planta baja destinada al público, cuyas proporciones y materiales empleados darán la sensación de la jerarquía de la Institución.
h) Todas las otras plantas destinadas a oficinas, han sido tratadas sobriamente, en forma económica.
i) El último piso destinado al Directorio, fue ubicado allí no solo desde el punto de vista funcional, sino también simbólicamente como expresión del organismo director de la Institución.
j) En ese mismo piso y como complemento, se ha previsto un amplio hall y sala de actos en el que el Directorio podrá reunir a su personal en las circunstancias que lo requiera, etc.
Como complemento para la mejor conexión de la Administración con la zona industrial, se ha estudiado un pasaje inferior para facilitar el acceso a través de las vías del Ferrocarril, evitándose las demoras e inconvenientes que actualmente se sufren.
Por último, los artistas nacionales serán llamados a colaborar con el embellecimiento del edificio, dándole jerarquía, por medio de pinturas murales, bajo relieves, etc., en los paños previstos en el gran hall de entrada y en el piso último en la sala de sesiones y en el salón de actos.
Es de justicia destacar que como colaboradores del proyectista han actuado el Ing. Miguel J. Curbelo, en carácter de calculista de la estructura de hormigón armado y otros meritorios funcionarios de la Sección Estudios y Construcciones que dirigen el Ing. Pedro Ponsetí y el Arq. Mario Muccinelli, en calidad de Jefe y 2° Jefe, respectivamente y bajo cuya responsabilidad se ha colocado la ejecución de la obra.
La colocación de la piedra fundamental
Cumplióse en la tarde del 21 de enero de 1946, como decimos, la ceremonia de colocación de la piedra fundamental del PALACIO DE LA LUZ, ante nutrida concurrencia, encabezada por el Primer Magistrado de la República, Dr. Juan José de Amézaga, el Vicepresidente, Dr. Alberto Guani, el Ministro de Obras Públicas, señor Tomás Berreta, el Ministro de Salud Pública, Dr. Francisco Forteza, el Ministro de Defensa Nacional, General de División (R) Arquitecto Alfredo R. Campos, el Subsecretario del mismo Ministerio, Capitán de Navío Hector Luisi, el presidente de la Cámara de Representantes señor Luis Batlle Berres, e Intendente Municipal de Montevideo, Ingeniero Juan P. Fabini, legisladores de ambas ramas del Parlamento, Representantes del Cuerpo Diplomático, ex-Directores y ex-funcionarios de la UTE, Presidente de la Ancap Ricardo Ruíz, Ministro del Tribunal de Cuentas de la República Dr. René Julián Barú, Presidente de la Rione, Ing. Eduardo Terra Arocena, Decano de la Facultad de Ingeniería y Ramas Anexas y Presidente de la Asociación de Ingenieros del Uruguay, Ing. Agustín Maggi, Director General de Secretaría del Ministerio de Obras Públicas, Ing. Juan M. Ramasso, y Subsecretario del mismo Ministerio, Ing. Alvaro Correa Moreno, Director de Secciones del Tribunal de Cuentas de la República, Cont. Armando Levrero, Presidente del Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, Arq. Carlos Pérez Montero, Miembro del mismo Consejo, Dr. Emilio Oribe, Contador General de la Nación, Cont. Raúl Previtali, Vocal del Directorio del Banco de la República, Carlos Sapelli, Vocal del mismo Directorio Enrique Givogre, Gerente de la Administración Nacional de Puertos, Héctor Pochintesta, Director de la Universidad del Trabajo, Dr. José F. Arias, dirigentes de empresas telefónicas particulares del interior de la República, representantes de la prensa y de las broadcastings locales, representantes de la industria, el comercio, la banca particular y de todas las fuerzas vivas de la actividad nacional, Presidente del Directorio de la UTE, Ing. Santiagio Mauri, Vicepresidente Ramón P. Miranda, Vocales Dr. Francisco Ponce de León, Escribano Ramón B. Negro y Nelson Carrasco, Gerente de la División Usinas, Ing. Salvador Massón, Gerente Administrativo Ing. Juan Bentura Borgarelli, Gerente de la División Teléfonos, Ing. Francisco Vipiana, Contador General Federico E. Devoto, Secretario General José P. Lagarmilla, 1er. Secreatio Emilio Carlos Taconi, 2do. Secretario Alfredo Tedeschi, Arquitectos Román Fresnedo Siri, Mario Muccinelli, Carlos Jaime Mier Nadal, Carlos M. González Vanrell, Ingenieros José Eugenio Gil, José A. Carvallido, Rodolfo Berta, Pedro Ponsetí, Alcides Saizar, José P. Bagattini, Miguel J. Curbelo, Jorge Ellis, Ildefonso Barañano, Manuel Milans, Jacobo Menditeguy, Elbio V. Sacco, Enrique Peláez, Julio C. Roig, Juan J. Cicala, Armando Gari, Raúl Alquier, Juan Pedro Scaron Pallares, Jaime Sallés, Juan José Gomensoro, Leopoldo L. Gianelli y otros altos funcionarios técnicos y administrativos del instituto y público en general.
Los grabados que ilustran estas páginas ofrecen el testimonio de ciertos aspectos de la ceremonia cumplida, la que, dentro de su sencillez, asumió proyecciones de solemnidad y emoción.
Tan pronto se hizo presente el Primer Magistrado con la comitiva oficial, y luego de ejecutado el Himno Nacional, ocupó la tribuna el señor Presidente del Directorio de la UTE, Ing. Santiago Mauri, quien pronunció el discurso que se inserta más adelante y que fue subrayado con insistentes aplausos. Siguióle en el uso de la palabra el señor Ministro de Obras públicas, Tomás Berreta, cuya pieza oratoria, que también mereció calurosa acogida de parte del auditorio, integra las páginas de este folleto.
A continuación el 1er. Secretario del Directorio de la UTE, Emilio Carlos Tacconi, dio lectura al texto del acta que, en artístico pergamino fue firmada por el Primer Magistrado, autoridades de gobierno y parte de la concurrencia y colocada luego la la urna de la piedra fundamental. El acto fue irradiado por la onda del SODRE, en cadena con numerosas emisoras del país.
Informe del Ingeniero Pedro Ponsetí
Por juzgarlo de interés ilustrativo, damos a continuación el siguiente memorándum, que lleva la firma del Jefe de la Sección Estudios y Construcciones de la UTE, Ingeniero Pedro Ponsetí.
Montevideo, 17 de enero de 1946
Señor Presidente:
El gran desarrollo tomado por la UTE paralelo al engrandecimiento industrial y comercial del país, llevó a buscar soluciones provisionales y que en algunos casos resultaron mezquinas, para contemplar las necesidades de alojamiento adecuado para la Administración, Almacenes, Talleres Generales, Locomoción, etc.
El actual directorio abordó al iniciar su gestión, este problema en su aspecto integral, tratando de solucionar no tan solo las necesidades inherentes a cada actividad, sino también a sus intercorrelaciones y la centralización de todos los servicios.
Esto llevo a formular un plan de zonización de las dependencias de la UTE en el Arroyo Seco, a donde también, teniendo en cuenta las conclusiones de la Comisión de Edificio, se resolvió ubicar la sede central de la Administración.
Al estructurar ese plan, el arquitecto de esta Sección Román Fresnedo Siri, a quien se le había encomendado oportunamente esa tarea, planteó la conveniencia de conectar adecuadamente las dependencias administrativo-industriales de la UTE con la ciudad, complementando la realización de los importantes edificios programados en la zona como son el de la Administración, el de Almacenes, el de Exteriores, ampliación del Laboratorio, etc. y una directa comunicación con la Planta Generadora y Talleres Generales, formando un centro cívico para cuyo desarrollo y funcionamiento adecuado, sería necesario incorporar las dos manzanas comprendidas entre las calles Paraguay, General Aguilar, Agraciada y General Caraballo.
En estas manzanas, tal como se indica en el proyecto adjunto, se crearía una gran pasaje descubierto para peatones, con jardines, coincidiendo su eje con el del edificio central de la Administración, de 40 metros de ancho, conectando así el centro cívico con la Avenida Agraciada, cuyo plan aprobado la lleva también a 40 metros de ancho y creando el espacio necesario para tener una buena perspectiva del edificio principal de la UTE. Al otro extremo de ese pasaje, se lavantará en breve el importante edificio de la Escuela Industrial de Mecánica y Electrotécnica. A ambos lados del mismo pasaje, se ha programado la construcción de edificios de renta en sus plantas altas, dejando plantas bajas para comercios, cines, sucursales bancarias, de correos y telégrafos, locales de recreo, local de la CUTE, etc. En este vasto plan de edificios podría ser realizado con la cooperación privada, pero obedeciendo a reglamentaciones formuladas por la Administración, para asegurar la armonía del conjunto.
En la manzana triangular comprendida entre las Avdas. Gral. Rondeau y Agraciada, que es el espacio necesario para vincular el centro cívico con la Avda. Agraciada -arteria principal- se formaría una plazuela que tendría como motivo final, enfocado por el tramo Norte de dicha Avenida, un gran local destinado a exposición, propaganda, divulgación, etc.
Antes de proseguir en el estudio más detallado de esta iniciativa, no obstante conocer la opinión favorable de la Superioridad, creemos conveniente elevarla a su consideración a los efectos de un pronunciamiento formal.
Saluda a Vd. muy atentamente
Pedro Ponsetí
Discurso del Presidente de la UTE
Señor Presidente de la República; señores Ministros; señor Intendente de Montevideo; señores Legisladores; señores Directores de Instituciones Públicas; señores funcionarios de la UTE; señoras y señores:
Con esta ceremonia, en la que simbólicamente colocamos el primer sillar donde se asentará la estructura armoniosa de un gran edificio para futura sede de la Administración Central de la UTE, cristaliza una vieja aspiración de los amigos de la ciudad, recogida por el Directorio, para levantar aquí el Palacio de la Liz. Iniciamos hoy la obra con firme decisión para realizar aquel anhelo expresando que se ha buscado la ubicación adecuada, junto a la zona industrial y productora de energía y que se ha conseguido, por la capacidad creadora de nuestros técnicos, proyectar una moderna y sobria planta, incorporándole todos los adelantos necesarios para que el trabajo de los funcionarios sea eficiente, para que la gestión del pública sea simple, para que el ambiente sea sano, luminoso y agradable, y la distribución y fraccionamiento interno de las distintas actividades administrativas se desarrollen con criterio económico y sentido real en acuerdo con los servicios que se prestan.
La situación económica del Instituto permite afrontar la realización de esta obra, que en su conjunto con otras de Arroyo Seco será exponente de la potencialidad de este Ente Industrial del Estado, que ha sido creado con clara visión, para fomentar el progreso en sus varios aspectos, ya sea administrando un servicio público óptimo o creando trabajo para las muchedumbres obreras.
Puedo decir en nombre de mis compañeros de gestión y en el mío propio, que esta construcción sellará la política que en el amplio cometido industrial viene cumpliendo el Directorio de la UTE, política de engrandecimiento de la industria del Estado en los servicios públicos, que constituye nuestra preocupación fundamental de todos los días y de todas las horas, y que ha permitido el enfoque y la solución de distintos problemas que tendrán honda repercusión en la economía del Instituto.
El monopolio integral de las usinas generadoras de corriente eléctrica y de las comunicaciones telefónicas, según dictados de la ley, está prácticamente realizado. Faltan solo dos usinas eléctricas y unas pocas empresas telefónicas para que la UTE tenga bajo su control el monopolio de esos servicios públicos esenciales. Aunque esas adquisiciones están sumando ya varios millones de pesos, la inversión, por cuantiosa que sea, rendirá sus frutos a la Sociedad, por cuanto la UTE está enriqueciendo el acervo patrimonial del Instituto, sin crear deuda ni recurrir a financiaciones onerosas que signifiquen un compromiso económico de futuro.
En 1944, pese a que la guerra dificultaba los aprovisionamientos de combustibles y de materiales de reparación, el Directorio encaró el problema de la rebaja de tarifas eléctricas para Montevideo, implantando como consecuencia de un prolijo estudio técnico, una tarifa de orden social que favoreció a un alto porcentaje de suscritores y en especial a los de la clase modesta. Más tarde, las mismas características se aplicaron a las tarifas de 113 pueblos o ciudades del interior del país, provocando una rebaja general en la gran variedad de tarifas vigentes y señalando bien claramente la intervención del Estado en procura del bienestar de la colectividad. La aplicación de este nuevo régimen depende ahora de la aceptación de las Intendencias Municipales como paso previo a la aprobación del Poder Ejecutivo.
En estos momentos, se encara resueltamente el estudio de una nueva tarifa para toda la República, que será unificada a fin de que todos los suscritores, sean los de las grandes ciudades o de los pueblos pequeños, tengan igual tratamiento en materia de tarifas eléctricas y telefónicas. Estas nuevas tarifas, que recogerán los beneficios de una administración ajustada en sus gastos y la rebaja de los combustibles, serán, no caben dudas, muy bien recibidas por la población.
Para no mencionar sino a grandes rasgos algunos temas que acreditan la constante atención del Directorio por los problemas de la campaña, puntualizamos: la ampliación de los servicios extendiendo los horarios de funcionamiento de usinas de reducida generación; la extensión de líneas por zonas de chacras o fabriles o balnearias; la instalación eléctrica en quince pueblos del interior no disfrutan de esos servicios; la construcción de líneas troncales técnicamente estudiadas, como los circuitos de Maldonado o Mercedes; la electrificación de la carretera a Colonia; la moderna usina de Rocha con su línea de alta a La Paloma y balnearios adyacentes; y la transformación que se está operando para proveer de corriente alterna donde se genera corriente continua.
En ordenamiento presupuestal con mejoras firmes al 90% del personal sin aumentar el monto del presupuesto anterior a nuestra gestión, fue el primer enfoque realizado en esta ardua tarea, que ahora se está completando en un nuevo análisis en cuyo estudio se tienen en cuenta las dificultades que, derivadas de la situación internacional, experimentan los modestos servidores de la UTE. En esta etapa tenderemos a su corrección, para finiquitar, por último su ajuste, en el presupuesto general que prepararemos al término de nuestro mandato.
Las asignaciones familiares, que el año pasado se finaron en un máximo de $ 10 para sueldos de hasta $ 120, y que para 1946 el Directorio acaba de establecer en un máximo de $ 30 y para sueldos de hasta $ 200, mejora que alcanza al 50% de los funcionarios de la Administración, informan el criterio de estricta justicia social que impera en la política desarrollada por el Gobierno que rige los destinos de la República.
Las primas de nacimiento, el Cuadro de Honor, el Parque de Vacaciones que se está construyendo en Minas para los empleados de la UTE y familiares; y la participación del personal en las utilidades del Ente -la reciente distribución alcanzó a $ 560.000- constituyen otras tantas medidas incorporadas en la gestión, que rinden óptimos frutos, porque el funcionariado ha correspondido con la patriótica decisión y colaboración eficaz en la labor común y en la defensa de los intereses colectivos, lo que nos enorgullece destacar.
Con la reclamada ampliación telefónica de Montevideo, ya contratada y en vísperas de ejecución; con el majestuoso edificio para los Almacenes, cuya construcción podemos admirar desde aquí; con las nuevas plantas industriales de los Talleres Generales; con los ajustes y reparaciones en las máquinas generadores de las Centrales Térmicas, se puede afirmar que se va a enfrentar la actividad de futuro con éxito singular.
El nuevo edificio de la Administración que se levantará en este solar, creará un Centro Cívico de especial importancia. El Directorio de la UTE no desea que esta obra quede a la vera de la ciudad, sino que se conecte con la misma mediante una gran avenida apaisada, que arrancando del cruce de otras dos importantes arterias, como son Agraciada y Rondeau, llegue al núcleo industrial-administrativo de la UTE en una concepción plástica de jerarquía, realizando además la urbanización de la zona mediante un aporte práctico que la UTE hace al progreso edilicio de Montevideo, previa reglamentación de la Intendencia Municipal.
En las noches de jubileo patriótico o de celebraciones democráticas, el Palacio de la Luz con sus 2000 kilovatios de carga, será una nota destacada en la ciudad, que lo verá coronado por un penacho de destellos luminosos de millones de bujías que, cruzando las tinieblas, se marcarán en el cielo, significando un supremo alarde de técnica y afán de superación, y como símbolo, un generoso ademán de confraternidad ciudadana.
He dicho.
Ing. Santiago Mauri
Discurso del Ministro de Obras Públicas
Señor Presidente de la República, señores miembros del Directorio de la UTE, señores ministros y legisladores, señores:
En nombre del Poder Ejecutivo, me es muy grato y muy honroso manifestar el patriótico placer con que asiste a esta auspiciosa ceremonia.
Con ella queda iniciada la realización de una obra edilicia que – como muy bien acaba de expresarlo el Sr. Presidente del Directorio de las Usinas Eléctricas y Teléfonos del Estado – representa la cristalización de una brillante idea de hombres amantes del embellecimiento de Montevideo; la creación de un barrio administrativo de excepcional importancia en torno al Palacio de la Luz, en el cual armonizarán la majestuosidad de las líneas arquitectónicas, el digno alojamiento de los funcionarios de este servicio verdaderamente trascendental, y la eficiencia de sus múltiples engranajes; y al cual se llegará en día cercano – como lo insinúa con acierto el Directorio de UTE, y como lo hace esperar el espíritu constructivo del actual Intendente Ing. Fabini – por una de esas hermosas avenidas que dan alta jerarquía a la capital de la República.
Es justo, ante todo, en esta ceremonia – por lo que ella misma significa – tributar merecido aplauso al Directorio de UTE.
Es justo, porque le ha bastado una gestión de menos de tres años para regularizar una situación financiera deficitaria, y elevarla hasta el punto de rebajar las tarifas, aumentar los sueldos de sus empleados, adquirir servicios particulares por varios millones de pesos, asegurar la financiación de una vasta extensión de las redes eléctricas y telefónicas, preparar reservas como para afrontar una nueva e igualitaria rebaja de las tarifas y todavía alcanzar el desideratum de esta magna edificación que ha de ser uno de los alardes arquitectónicos de que podemos enorgullecernos.
Yo sé, señores, que, aunque en gran parte era conocida, todos hemos oído con honda satisfacción la reseña de esa brillante gestión que acaba de hacer el Sr. Presidente de UTE, que revela excepcionales dotes administrativas en los señores: Ingeniero Santiago Mauri, Ramón P. Miranda, doctor Francisco Ponce de León, escribano Ramón B. Negro y Nelson Carrasco, que componen tan destacado Directorio.
Gracias a esa inteligente administración, UTE ha recuperado el prestigio que la caracterizó desde los primeros días de su creación. Gracias a esa inteligente administración – realizada en medio de dificultades que parecían insuperables y en los días más azarosos de la crisis más agobiante que ha sufrido el mundo- UTE vuelve a ser el organismo fuerte y eficaz que, para suerte del pueblo, planeó el genio vidente de Batlle.
Recordemos, señores, porque es grato y es aleccionador aprovechar estas oportunidades para examinar los alcances de las grandes medidas de gobierno. Recordemos que en estos treinta años de desarrollo de sus propias fuerzas, la primitiva Usina Eléctrica de Montevideo ha alcanzado el rango de un servicio nacional que llega a todos los confines de la República. Recordemos que aquellos limitados aportes de luz y de energía de los iniciales se han transformado en un poderoso sistema de máquinas y de cables que llevan la abundancia de la luz y de fuerza a centenares de miles de hogares y a miles de fábricas y talleres y que aquellas tarifas de cuarenta centésimos el kilowatt mantenidas permanentemente por las empresas particulares fueron reduciéndose en manos del Estado, hasta llegar a las de doce y tres céntimos el kilowatt – fijada para los servicios de luz y de energía – de que disfrutamos hace ya largos años.
Y recordemos aún que estas benéficas proyecciones de estatismo se cumplen también en varios otros organismos nacionales que la incomprensión – o el egoísmo o la politiquería – combatieron sañudamente en cada caso, y que quizás no existirían sin el tesón, la firmeza y la energía con que fueron sostenidas por el ilustre estadista que acabo de recordar.
Los que hemos vivido y observado fuera del país – en esta América de tan auspiciosas promesas para el bienestar de la humanidad – podemos vanagloriarnos de ser también en este aspecto de la vida colectiva, un pueblo de excepción. Aún en países muy cercanos al nuestro continúan en manos de capitales foráneos la explotación de los servicios públicos más elementales. Y, como es natural, como lo experimentamos amargamente nosotros, el objetivo principal en todos esos casos es la persecución de los más altos rendimientos posibles. Es decir, que muy difícilmente pueden llegar a ser esos servicios públicos ni tan eficientes, ni tan económicos, ni tan beneficiosos para el pueblo como lo son los que el Estado crea y administra por si mismo. Claro está, señores, que queda descontada, en esa afirmación, la condición elemental de que se confíe la administración de esos servicios a ciudadanos probos y capaces, como en general ha sido la norma de nuestros gobernantes y como en el caso partícula del Directorio de UTE puede ofrecer de ejemplo típico el gobierno del doctor Amézaga.
Debo señalar, también, ya que estamos en días de decisiones definitivas, porque desgraciadamente hay aún naciones que no ven claro el camino, debo señalar también que esta sana aplicación de las doctrinas estatistas son una virtud casi exclusiva de la Democracia. Y si nosotros fuimos de los primeros pueblos en aplicarla – especialmente en América – y si fuimos y somos un ejemplo a seguir en esta materia, lo debemos al juego democrático en que se desarrollaron nuestras instituciones, desde 1905 hasta la fecha. Porque el establecimiento de estos grandes organismos para servicios públicos en manos del Estado representa casi siempre un costoso triunfo sobre cuantiosos intereses privados. Acallar la grita de esos cuantiosos intereses que se oponen al interés colectivo, más respetable siempre, pero menos visible; vencer el egoísmo y la inercia y la ignorancia, ha sido siempre una obra que requiere energías excepcionales. Y esas energías, señores, solo pueden aportarla los gobernantes que se apoyan en las inagotables energías de las grandes masas ciudadanas, las cuales, a su vez, solo pueden ilustrarse y organizarse y actuar con eficacia cuando se mueven en el clima ordenado y alentador de una verdadera Democracia.
Termino, señores, con las palabras del principio. Porque – como dentro del régimen autónomo en que se mueve este gran organismo que es UTE – estamos asistiendo a un acto de su exclusiva iniciativa, de su sola incumbencia, termino repitiendo que el Poder Ejecutivo ve con patriótico placer esta nueva prueba de su floreciente desarrollo y felicita a los ciudadanos que lo dirigen por el notable acierto de su admirable gestión.
Tomás Berreta