Universidad de la República

El Edificio Central de la Universidad de la República (UDELAR) -actual sede principal de la Facultad de Derecho, la rectoría y el cogobierno universitario-, cumplió 110 años el 22 de enero. 

Desde agosto de 1975 es Monumento Histórico Nacional. 

Precedido por la apertura de las facultades de Veterinaria en 1908, Agronomía en 1909, y Medicina en 1910, el edificio central de la UDELAR fue inaugurado el 22 de enero de 1911.

Piedra fundamental

Por decreto del Poder Ejecutivo del 28 de diciembre de 1904 se cedieron en propiedad a la Universidad de la República los terrenos fiscales comprendidos entre las calles 18 de Julio, Caiguá (hoy Eduardo Acevedo), Rivera Chica (actualmente Guayabo), Yaro (hoy Emilio Frugoni) y Lavalleja (ahora José E. Rodó), se declararon de utilidad pública los inmuebles privados comprendidos en dichas manzanas y se ordenó su expropiación.

Una de las manzanas fue destinada a la Enseñanza Secundaria y Preparatoria (el actual Instituto Alfredo Vázquez Acevedo), y la otra, con frente sobre la avenida 18 de Julio, a albergar las Oficinas Centrales de la Universidad, las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales y de Comercio, y la Biblioteca Nacional.

El comienzo de las obras tuvo lugar durante el rectorado del Dr. Eduardo Acevedo -formalizando la iniciativa de su antecesor, el Dr. Claudio Williman-, y se concretó en la colocación de la piedra fundamental del edificio el 18 de julio de 1906. En la ceremonia hicieron uso de la palabra, además del rector Eduardo Acevedo, el ministro de Fomento, Ing. Juan F. Capurro, el ministro de Gobierno, Dr. Claudio Williman, el decano de la Facultad de Derecho, Dr. Carlos María de Pena, los profesores Dres. Luis Piñeyro del Campo y Gabriel Terra, el estudiante de Abogacía, Juan A. Formoso de la Fuente, y el de Comercio, Eduardo Vázquez (hijo).

El diario “La Tribuna Popular” destacó el acontecimiento en primera plana. “Desde días atrás se venía trabajando en levantar un catafalco arreglado con flores y banderas, a fin de que dentro de su marco se verificara el acto”. El ministro Capurro “expresó a los asistentes el motivo de aquella reunión pronunciando frases alusivas, estimulando el celo del Consejo Universitario y trazando a grandes rasgos el porvenir de la institución intelectual que iba a construirse…”

Según otras crónicas de la época, ministros y representantes de las facultades firmaron un pergamino que fue colocado dentro de una caja de metal junto con varios diarios, un reglamento universitario y una tarjeta conteniendo un dibujo del futuro edificio universitario. “Esta fue enterrada junto a la piedra fundamental en un lugar excavado para este propósito”.

La inauguración

Las arquitectas Susana Antola y Liliana Carmona, autoras del libro “Primeros edificios universitarios”, sostienen que el proyectado por los arquitectos Juan María Aubriot y Silvio Geranio “ostentó un carácter majestuoso y severo, de inspiración historicista, el que se consideraba acorde a la dirección superior de la más alta institución de enseñanza y a la facultad que inició los estudios de dicho nivel”.

Según las autoras, “su volumetría simple formada por cuerpos de aspecto macizo y gran desarrollo, acusó las distintas jerarquías de las funciones albergadas, otorgando al conjunto una apariencia monumental a la que se apeló para representar la permanencia y peso moral asignados a la institución”.

“El Siglo” destacó la presencia en la inauguración del presidente de la República, doctor Claudio Williman, ministros e invitados especiales del cuerpo diplomático. También elogió el edificio –“uno de los mejores de América”-, y “sus salones grandes y amplios para albergar cómodamente a cientos de estudiantes”.

“La Tribuna Popular”, por su parte, se hizo eco del único incidente de la jornada. “En uno de los salones se había dispuesto un espléndido buffet para la concurrencia. Pero desgraciadamente, en el lugar donde se podría haber dado el último toque de amenidad a la fiesta y en donde los estudiantes, en este caso dueños de casa, debían haber demostrado su cortesía, por el contrario, se abalanzaron sobre los mozos en busca de comida y bebida”.

A fines de la década de 1950, simultáneamente al aumento de la matrícula estudiantil, el edificio comenzó a recuperar espacios a través de algunas mudanzas. En 1958 los recargados anaqueles de la Biblioteca Nacional -ubicada entonces sobre la calle Eduardo Acevedo-, fueron trasladados a su nueva sede. A su vez, en 1976 el Rectorado y las Oficinas Centrales de la Universidad fueron mudadas para un nuevo edificio (18 de Julio 1968), y en 1978 la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración -creada en 1932 sobre la base de la Escuela de Comercio- fue trasladada para el local que fuera de la «Scuola Italiana» en Avenida Uruguay esquina Magallanes.

Al mismo tiempo, el desarrollo de las Ciencias Sociales, en particular de la Sociología, llevaron a la organización del Instituto de Ciencias Sociales y luego a la creación de la Facultad de Ciencias Sociales, separándola de la Facultad de Derecho.

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