El Barracón de la Marina y Aduana Antigua de Montevideo comprende, conjuntamente con ejemplos como la puerta de la Ciudadela, Las Bóvedas y otros restos de fortificaciones, la vivienda Cipriano de Mello (mas conocida como casa de Juan Antonio Lavalleja), la Iglesia Inmaculada Concepción o Matriz (hoy Basílica Metropolitana de Montevideo) y presuntamente la Capilla de San José y La Caridad (hoy del Hospital Maciel), uno de los escasos testimonios de obras arquitectónicas que, construidas en Montevideo a partir del siglo XVIII, han subsistido -con las inevitables huellas del tiempo y de los hombres- hasta nuestros días.
Ya en 1770 existía en el lugar un «Barracón de la Marina», desde el cual se pertrecho a una flota de seis naves reunida con el objetivo de desalojar a los ingleses de las Islas Malvinas.
Hacia 1776 se levanto junto a las primitivas obras el edificio de planta rectangular que aun se conserva en el interior de la manzana, aunque con un desarrollo longitudinal algo menor al de la obra original. Su destino fue el de servir a la atarazana, especie de arsenal y taller de preparación, mantenimiento y reparación de los elementos integrales de la superestructura de los navíos.
Este nuevo barracón o corralon de la marina entra en funciones en el año 1777, cuando era inminente el arribo a Montevideo de la expedición de Pedro de Cevallos, primer Virrey del Rio de la Plata, al frente de una impresionante flota de mas de un centenar de naves de guerra y de transporte de tropas. A partir de entonces la ciudad pasa a ser el Apostadero Español del Rio de la Plata, Patagonia y Malvinas.
En el transcurso del primer cuarto del siglo XIX se construye el cuerpo sobre la actual calle Zabala, del que aun se conserva el sector central. Entre este edificio y el espejo de aguas -que hasta que se ejecutaron los rellenos de la costa con destino a obras del puerto hacia fines del siglo XIX llegaba hasta la actual rambla- se localizaba la plaza de la Recoba del viejo muelle portuario.
Allí tuvieron sus despachos los funcionarios gubernamentales con los títulos de Gobernador y Comandante de la Marina, actividades desempañadas sucesivamente por José Bustamante y Guerra y Pascual Ruiz Huidobro.
En el año 1807, durante la ocupación de Montevideo, los ingleses establecen en el conjunto edilicio el cuerpo de mando de su flota.
Pocos años después, el general José Artigas instala allí la Aduana y Comandancia de la Marina Oriental. Cabe señalar que, durante la dominación hispánica, la sede habitual de la Aduana ocupaba la esquina noreste de las actuales calles Piedras e Ituzaigo. Paso a instalarse en forma oficial en el referido monumento a partir de 1830, con el inicio de la época republicana, hasta que se muda en 1852 a la nueva sede, emplazada donde se localiza actualmente la sede de la institución, construida en el siglo 20.
En el curso de la Guerra Grande (1839-1851) utilizo el inmueble el jefe Naval de Montevideo, José Garibaldi, quien con sus seguidores de la Legión Italiana colaboro con las fuerzas del Gobierno de la Defensa durante el Sitio de Montevideo (1843-1851) por las tropas del general Manuel Oribe.
Un tiempo después el estado lotea la manzana, destinándose las construcciones restantes al uso como conventillo, realizándose numerosas obras complementarias que terminaron por desnaturalizar la fisonomía del conjunto edilicio. Algunos sectores del mismo llegaron a funcionar como oficinas talleres de reparaciones de los toneleros del puerto.
En el año 1965, el Museo Histórico Nacional, respaldado por la intención del Consejo Departamental de Montevideo de «conservar y poner en valor el edificio», surgió que el conjunto edilicio formara dos pilastras y un remate proporcionado por un frontón triangular.
-Ejemplo de utilización de técnicas constructivas representativas de la época colonial: cimentación en piedra corrida, muros de mampostería de ladrillo o mixta (ladrillo y piedra, donde en ocasiones se destaca un excelente labrado en forma de sillares de esta ultima), entrepisos y alfarjías de madera, terminaciones con tablas y con ladrillos respectivamente.
– Llego a construir en su época de máximo desarrollo -primer tercio del siglo XIX- un importante complejo edilicio con incidencia a escala urbana y representativo de programas arquitectónicos de nuestro pasado.
– Constituyo el ámbito físico en el que se desarrollaron importantes acontecimientos y en el que actuaron personalidades de gran trascendencia histórica.
Para lograr su puesta en valor, las obras en el predio deberán complementarse con una intervención urbanística en su entorno inmediato. Actualmente acondicionado sin ninguna consideración estética con destino a playa de estacionamiento del Banco de la República. A fin de facilitar las acciones en el sentido la Comisión del Patrimonio Histórico, artístico y Cultural de la Nación afecto en 1984 como Monumento Histórico a toda la manzana en la que se implanta el predio en cuestión.
A escala arquitectónica, la citada Comisión opto por un criterio de recuperación y puesta en valor en relación directa a los aspectos testimoniales que presentan los tres sectores que componen el conjunto edilicio.
Para el cuerpo frontal se adopto el criterio de la restauración, devolviendole su fisonomía original a la fachada. Solo este sector seria destinado a actividades museisticas vinculadas a las funciones cumplidas en el pasado.
El cuerpo implantado algo oblicuamente al fondo del predio, al ser el mas antiguo y ruinoso presenta una heterogeneidad y superposición de soluciones formales y constructivas, todas ellas de un gran valor testimonial. Por dicha razón se entendió que la forma mas apropiada de operar es consolidar exteriormente las características actuales, conservando vistos y en toda su multiplicidad y contradicción aquellos elementos de valor. Interiormente se propone el reciclaje del amplio espacio a fin de destinarlo a sala multifuncional (posiblemente sala de conferencias, comisiones de exposiciones, etc). Se procederá al acondicionamiento necesario a tal fin, dejando aparentes aquellos elementos testimoniales mas relevantes.
El cuerpo restante, sobre la medianera sureste, fue construido en una fecha muy posterior a los otros dos sectores. Dada su escasa relevancia histórica sera destinado a albergar las dependencias administrativas y servicios necesario para el funcionamiento del conjunto edilicio.
Ante la escasez de recursos se adopto el criterio de realizar las obras en etapas, siendo la primera de ellas la correspondiente a la restauración del cuerpo frontal, mientras paralelamente se procedió a una limpieza y acondicionamiento del cuerpo del fondo (Barracón de la Marina) a fin de detener su alarmante proceso de deterioro y obras de acondicionamiento del cuerpo lateral y del patio de maniobras.
La magnitud y complejidad de los cambios sufridos por las construcciones a lo largo del tiempo y la falta de documentación gráfica implicaron que la definición de las tareas a efectuar precedidas de un importante esfuerzo en materia de investigaciones históricas, técnicas y arquitectónicas.
Hoy (año 1988) las obras se encuentran detenidas, a la espera de la disponibilidad de una nueva partida de fondos que permita seguir adelante con una de las escasas experiencias en nuestro medio en el campo de la protección y puesta en valor del patrimonio histórico arquitectónico. Esperemos que esta labor tan positiva no permanezca detenida y se reanude en un futuro inmediato hasta llegar a su culminación.
Arq. Fernando Chebataroff
El anterior texto fue extraído de la revista dominical de El Día, es del año 1988 pero casi que podríamos decir que puede ser de este 2018 ya que si bien parte del trabajo de restauración se realizo en 1988 y hasta el 2009 funciono el Museo del Descubrimiento, el complejo hoy se encuentra abandonado y continua necesitando que sea revitalizado.
El trabajo que realizamos en esta web de descubrir artículos periodísticos y en este caso calificado por un arquitecto, muchas veces nos muestran que nuestro querido Montevideo tiene muchos proyectos, mucha gente aportando ideas, pero no todos perduran en el tiempo.
También podemos ver que muchas ideas son realmente muy dañinas para la ciudad. En este caso se puede ver como una manzana entera de la ciudad vieja por malas decisiones fue demolida casi en su totalidad para que sea utilizada como estacionamiento del Brou. En este sentido, no puedo no nombrar al Palacio Mautone, que se encontraba en la esquina de Zabala y Piedras.
Según el sitio de padrones de la ciudad vieja hay una idea para la manzana desde el año 2009, pero todavía no se ven los resultados. Dejamos el texto explicativo:
«En el año 2009 se realizó un concurso público de anteproyectos arquitectónicos para la construcción de un edificio que funcione como ampliación de las instalaciones de la Casa Central del BROU. La propuesta ganadora, perteneciente al equipo integrado por los arquitectos Alejandro Baptista Vedia, Alejandro Baptista Acerenza y Horacio Flora, se encuentra actualmente en estado de proyecto ejecutivo.
El anteproyecto incorpora, como se indicaba en las bases del llamado, a las edificaciones de la Atarazana y el Apostadero Naval. Ambas quedan integradas dentro de un edificio destinado a «hall urbano» con plaza pública superior, cuya cubierta los rodea de manera de pliegue-rampa continua, que se inicia frente a la Rambla y culmina con vistas al puerto a una altura similar que las de las construcciones existentes. Destaca el patio circular en el que queda inscripta la Atarazana»
Fotos antiguas y proyecto año 2009:
http://inventariociudadvieja.montevideo.gub.uy/padrones/2923a