La electrificación de las líneas de tranvías facilitó el traslado de pasajeros pero creó la necesidad de amortizar la inversión. Por esta razón Esteban Elena, director general de la empresa alemana La Transatlántica, propuso la creación de un parque y la ornamentación del balneario.
La inversión permitió inaugurar jardines y construcciones proyectadas por el arquitecto italiano Juan Veltroni y su colega alsaciano Julio Knab, además de contar con la intervención de Charles Racine en los aspectos relacionados con paisajismo y vegetación.
Terrazas, escalinatas, balaustradas, nichos, canchas de tenis, pistas de patinaje y de baile formaban parte de la oferta a los visitantes. En 1912 Capurro, con sus glorietas iluminadas y sus quioscos orientales era un balneario de moda. Llegados los años treinta del siglo pasado la inauguración de la refinería de Ancap y el comienzo de sus actividades orientó la preferencia de los veraneantes hacia el este de la ciudad. La imagen es testimonio del uso intensivo que en aquél entonces se hacía de la playa Capurro, dentro de la variedad de atracciones que ofrecía el Balneario a los veraneantes.
Texto extraído de Fotogalería Parque Rodó Arquitecturas Ausentes en Montevideo