Plaza Independencia esquina Florida. Hacia 1860 las directivas del arquitecto suizo-ticinés Bernardo Poncini, maestro mayor de Obras de la Ciudad, había consolidado el criterio ordenador del perímetro de la plaza con una escala mayor a la que antes pudo concretar Zucchi, sin perder su imagen de sobria elegancia
En el tramo próximo a 18 de julio, dos edificios de similar destino dan cuenta de ello; uno, el Hotel Buenos Aires, alineado con la casa de Francisco Estévez -reconvertida en Casa de Gobierno-; otro, situado entre las calles Ciudadela y Florida y construido en etapas: el Hotel de L’Univers, luego Grand Hotel Barcelona. Ambos gozaron de buen prestigio durante décadas, aportando a la centralidad del sitio dos emprendimientos calificados en relación a los servicios propios de su giro, y no en menor grado en cuanto a su contribución al perfil unitario de la plaza, que, sin embargo, poco duraría.
Al entrar en el siglo XX, la dinámica «avancista» que impulsaba al país hizo que esa imagen se viera como un pasado a superar. Y en medio de nuevos paradigmas, ambos sobrevivieron más de lo esperable. El Barcelona sería sustituido en los años cincuenta por un hotel de alto rango. La sustitución del Hotel Buenos Aires fue más silenciosa: un edificio de oficinas y viviendas —de buena factura— ocupó su lugar en tiempos en que la plaza ya había perdido casi toda traza de su plan original, sin llegar a generar otro escenario digno de igual destaque.
Texto extraído de la exposición del Parque Rodo Arquitecturas ausentes